Asaltos a Parlamentos (VI), por Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui
(continuación)
5. Otros casos que quizá no lo fueron (el
Bundestagsbrand).
El incendio del Bundestag
(Berlín, 27 de febrero de 1933) se atribuyó al joven comunista neerlandés
Marinus van der Lubbe, albañil desempleado casi recién llegado a Alemania.
Sirvió a Hitler para que Hindenburg firmara un decreto de suspensión de las
garantías constitucionales y libertades civiles y desatara una persecución
masiva contra los comunistas. Otros piensan que se trató de una operación de
los propios nazis, una operación de falsa bandera: la justicia alemana, 75 años
después, en 2008, derogó la sentencia condenatoria contra Van der Lubbe y lo
absolvió. Algún libro recoge una declaración del propio Göring: “yo le prendí
fuego”26. Las hipótesis siguen abiertas, por mucho que dicho
dirigente Nazi, en el juicio de Nüremberg, negase dicha participación27.
6. La parte española del
fenómeno: desde la Guerra de la Independencia contra Napoleón pasando por el
Trienio Liberal, Pavía y el 23 F de 1981.
Comenzaré con una pregunta para
un episodio menos conocido que el resto que mencionaré: ¿asaltaron el
Parlamento los 100.000 hijos de San Luis en 1823? Podríamos decir que fue una
claudicación por la fuerza, una vez constatado que la tropa invasora francesa
nos cercaba tras haber solicitado el Rey la presencia en España de ayuda
internacional para poder recuperar la plenitud de sus poderes, para restablecer
el absolutismo.
Canga Arguelles, en esas Cortes
de 1823, pedía a este Parlamento que “no se considerase a las francesas como
ejército regular, sino como horda que hollaba el derecho”28. El 24
de abril se declaró la guerra a Francia. Era una declaración de dignidad
nacional, pero vana del todo.
Las Cortes, reunidas en Sevilla
clausuraron sus sesiones el 12 de junio de 1823 y los Diputados salieron en su
mayoría hacia Sanlúcar. El 15 celebraron en el antiguo convento de San Felipe
Neri en Cádiz, antiguo albergue de las doceañistas, sesión extraordinaria. El 5
de agosto se clausuran las Cortes ordinarias de 1822 y 1823, con asistencia de
los Reyes y los infantes. El 6-7 se abrieron Cortes extraordinarias… Angulema
enviaba un ultimátum y les daba plazo de 5 días, aunque al tiempo decía que se
tendrían que convocar las antiguas Cortes del Reino y dar a los pueblos
“garantía de orden, justicia y buena administración”. “Las Cortes se reunieron
el día 26. Las autoridades militares de Cádiz, a petición de los Diputados,
expusieron que la resistencia era inútil. El Parlamento, el día 29, envió un
mensaje al Rey por el que se sometía a su decisión en cuanto a entrevistarse
con el Duque de Angulema en las condiciones que Fernando considerara oportunas.
Con ese acto terminó su vida el segundo ciclo parlamentario español”29.
Fernando, al poco, refiriéndose al Texto de Cádiz, el “código democrático”, no
dudaba en atribuirle “el origen fecundo de desastres y de desgracias”. La
Constitución era “tiránica”: era un “código nulo en su origen, ilegal en su
formación, injusto en su contenido”30… todo ello conducía a un
resultado del que todavía, en términos de Derecho y políticos, tenemos que
sentir asombro: el decreto de 1 de octubre de 1823 declaraba “nulos y de ningún
valor todos los actos del Gobierno llamado constitucional de cualquier clase y
condición que sea que ha dominado a mis pueblos desde el día 7 de marzo de 1820
hasta hoy”31.
Uno de nuestros grandes
historiadores del Derecho Parlamentario patrio, Manuel Fernández Martín32
narra cómo el Primer Oficial Mayor de las Cortes, Juan Martínez de Novales,
fallece “sofocado por el humo de una granada arrojada por el enemigo y que
reventó en el cuarto donde dormía”33. El recordatorio sirve: como se
ve, del peligro que todo asalto a Parlamento supone no se privan ni los
funcionarios, al menos los de alto rango de las Cámaras. A mí me cupo vivir en
directo los zarpazos de otro golpista, otro asaltante.
(continuará)
26 Ese testimonio, de un general, lo recoge William L.
Shirer The Rise and Fall of the Third Reich, Touchstone, 1959.
27 Con relación a otras latitudes europeas, Orlando FIGES,
Los Europeos, Taurus, Barcelona, 2020, pág. 158-159, se refiere a lo
ocurrido en París a partir de febrero de 1848 y dice que en mayo y junio hubo
violentos enfrentamientos. Decepcionados por el Gobierno moderado exigido por
la Asamblea Nacional, los trabajadores salieron a las calles, marcharon por
Concordia hasta el Palacio Borbón, donde la Asamblea Nacional estaba celebrando
u a Sesión y se abrieron camino a la fuerza hasta la Cámara, llegaron a proclamar
un Gobierno insurreccional compuesto por socialistas y fueron dispersados por
la Guardia Nacional.
28 Maximiano GARCÍA VENERO, Historia del
Parlamentarismo español (1810-1833), Madrid, Instituto de Estudios
Políticos, 1946, pág. 495.
29 Ibid., pág. 502.
30 Ibid., pág. 503.
31 Ibid., pág. 504.
32 FERNÁNDEZ MARTÍN, Manuel, Derecho Parlamentario
español, Imprenta J.A. Gil, Madrid, 3 volúmenes, 1885, especialmente tomo
2, págs. 249 y 252. Vid también Maximiano GARCÍA VENERO, Historia del
Parlamentarismo español (1810-1833), Op. cit., pág. 115, en la que nos
recuerda un elemento importante en los traslados de sede parlamentaria y
acaecidos y consistes en las periódicas apariciones de fiebre amarilla o
“vómito prieto”. Recordaré, complementariamente, que Fernández Martín fue
Oficial de la Secretaría del Congreso.
33 Mi predecesor en el cargo de Letrado Mayor de las
Cortes Españolas, Felipe de la Rica y Montejo, jubilado en octubre de 1979,
tuvo casa oficial en el edificio del Congreso, planta segunda, coincidente
prácticamente con las dependencias que hoy ocupa el Servicio de Estudios y
Publicaciones.
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