El rincón de la lectura: "Álava en Waterloo", por Paco Acosta
No tenía claro si comenzar esta “reseña”, diciendo que Ildefonso Arenas, es amigo mío. Somos compañeros de los primeros cursos del instituto. Como veis, me he decidido por el sí; así los que piensen que lo que voy a escribir está ”mediatizado” por nuestra amistad, pueden pasar de página y leer el siguiente artículo del boletín, u otra cosa que les guste. Si creen que -por aquello de la amistad-, pretendo promocionarlo para incrementar sus ventas, también pueden pasar página…
Eso sí, el libro lo compré (lo compramos muchos de los compañeros de promoción), coincidiendo con su aparición en el mercado allá por 2012…, posiblemente con la idea de situarlo entre los “top ten” de las listas de ventas de novela histórica. No creo que lo consiguiéramos…, no fuimos suficientes. Pero por lo que he visto, ahora, pasados bastantes años, el libro tuvo, en general, “buenas críticas”.
Y claro, el libro lo leí entero. No puedo decir que lo leyera de un tirón, pues es un libro grueso, muy grueso, (con sus 1211 páginas, -por cierto, de letra no muy grande y ocupando casi todo el papel-, es el más grueso que tengo en casa).
Confieso mi ignorancia de entonces al no saber quién era ese “Álava” que había estado en Waterloo (esa batalla sí que la recordaba), pero hasta comenzar su lectura no tenía claro si luchó a favor o en contra de Napoleón… Ahora, al “remirar” el libro para hacer este comentario, ha visto que tiene una faja -por encima de la sobrecubierta- en la que se pone, escuetamente, a modo de aclaración y complemento del título: “Un español junto a Wellington”. De modo que los expertos en marketing de la editorial, detectaron “a tiempo”, que la ignorancia sobre el personaje que da título a la obra, debía ser frecuente…
El general Álava, Miguel de Álava (Vitoria, 1772 - Barèges, 1843) resulta que fue un personaje histórico fascinante, español, que contra los ingleses había participado en Trafalgar (1805), que luego, cuando los ingleses vinieron a la península, a apoyar contra los franceses, intervino junto con unidades británicas en Talavera y Buçaco (1810), dirigió el sitio de Ciudad Rodrigo (1811), participó en la batalla de Los Arapiles (1812) y trazó el plan de batalla en Vitoria (1813), entre otros hechos de armas, antes de acompañar a Wellington en su persecución de las tropas napoleónicas más allá de la frontera franco-española. De las acaloradas reuniones diplomáticas, a los sofisticados salones franceses, Álava se nos muestra siempre como un político de rara honestidad, liberal convencido (lo que le llevó en más de una ocasión a la cárcel), embajador excelente y parlamentario brillante. Pero cuando tuvo ocasión de dar la medida de sus mejores virtudes fue en el año que se recrea en esta novela, 1815, cuando, al lado de su gran amigo el duque de Wellington, desempeñó un papel decisivo en la batalla de Waterloo. 1815 fue el año del Congreso de Viena, del Imperio de los Cien Días, de la batalla de Waterloo y de la ocupación de París por los prusianos. Fueron muy pocos los hombres que vivieron en primera fila y en posiciones destacadas ese año inigualable de la historia europea. Miguel de Álava fue, de entre todos ellos, el único español.
Todo esto viene en la
contracubierta del libro…
De lo que recuerdo, aparte de meterte en un entramado de historias y batallas, situaciones y acontecimientos, que te van atrapando a medida que avanzas en su lectura, es que los personajes (históricos, reales, no inventados) participan en “hechos” (históricos, reales, no inventados), que el autor (mi amigo Arenas) narra con maestría, a veces con gracia, a veces con un punto de crítica velada,… Así “vemos” a Wellington, a Metternich, a Fernando VII, a Napoleón y bastantes otros…, y sobre todo al general Álava, como a personas “de verdad”, a las que el autor (mi amigo Arenas) les hace hablar para que los que desconocíamos “casi todo” de estos temas, nos fuéramos enterando de algo…. (luego, para mí, pasado el tiempo lo difícil es recordarlo…).
Pero sí me acuerdo, de lo que nos contó en algunas de las conversaciones que tuve (tuvimos, los compañeros de promoción) con Ildefonso Arenas recién publicado el libro. Y nos comentaba que él se había dedicado a “empaparse” de la historia, a leer (el libro cuenta con una muy amplia bibliografía, para los que deseen saber más), a investigar, a visitar los lugares y documentarse a fondo, para a continuación, narrar en las dos terceras partes de su libro, lo que consideraba histórico, verídico y fidedigno.
¿Y qué pasa con la restante tercera parte? Pues según nos comentaba Ildefonso Arenas, “nadie había grabado lo que ocurría en la intimidad de los salones, o en el interior de las alcobas”... Y ahí viene la capacidad de inventiva novelesca del autor (mi amigo Ildefonso), para poner en palabras de los personajes, contándoselas unos a otros, aquello que es difícilmente demostrable, lo que se puede suponer, o que conviene para desarrollar la trama.
La historia se desarrolla a lo largo del año 1815, en que el general Álava viene a ser un testigo principal de lo que realmente ocurre, o le cuentan (y en algunos momentos es también parte activa), hasta llegar a Waterloo donde pasa a ser el “número dos” de Wellington, y con él participa del éxito de la batalla.
Y al “hojear” ahora el libro, he visto que en realidad la novela termina en la página 1129. A partir de ésta recoge, para los principales personajes, lo que fue de su vida después de 1815. Se ve que mi amigo Ildefonso Arenas no quería que nos quedásemos “cortos” en nuestro conocimiento posterior de esos ilustres personajes, hombres o mujeres…
Para terminar voy a reproducir, (pues estoy plenamente de acuerdo con ese texto), una opinión que he encontrado en una reseña de “Álava en Waterloo”, (Blog Libros de Olethros): “Densa, entretenida, minuciosa, larga, detallista, sin complejos y valiente obra” … “que bajo el disfraz de una aparente novela histórica ofrece algo muy distinto y que en mi opinión es más un ensayo con apariencia de novela” … “usando a una figura histórica española” … “poco conocida”, -el general Álava-, … “como excusa para presentarnos a otros personajes de mayor calado” … “cuyas acciones tuvieron mucho que ver con lo que pasó durante aquel tiempo e incluso con ecos contemporáneos a nivel de geopolítica europea”.
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