Visita a Calasparra, por Ricardo Márquez
Siguiendo
el programa de visitas de interés cultural a localidades de la región
organizadas por la Asociación Torre Santa Elena, el 20 de abril pusimos rumbo a
Calasparra.
Comenzamos
en la Cueva del Puerto en las inmediaciones de la ciudad; dicha cueva es
la cavidad de más desarrollo de la Región de Murcia, con unos 5000 mts. de
recorrido y 114 mts. de desnivel, teniendo perfectamente habilitados para todo
público un recorrido de 800 mts. y 50 de desnivel, permitiendo al visitante
contemplar las magníficas galerías y salas naturales formadas por el silente
proceso natural de precipitaciones químicas dando lugar a las estalactitas y
estalagmitas de diferentes tamaños y formas dando nombres a las diferentes
espacios evocados por sus caprichosas formas, es así que recorrimos la Sala
Gaudí, la Sala de la Medusa, la Gran Cortina etc, dejándonos cautivar por la
espectacularidad de las entrañas de la tierra.
Desde
la Cueva y su bonito entorno nos desplazamos hasta el Yacimiento Musulmán de
Villa Vieja, que es una alquería rural Andalusí posiblemente fundada por
linajes Bereberes asentados desde el siglo XI, ubicado en la vega del Segura.
Tuvimos la posibilidad de
visitar la reconstrucción de una vivienda de la época y contar con las
explicaciones de una guía.
Acabado
el recorrido fuimos al centro de la ciudad donde consumimos unos minutos que
faltaban para la hora establecida para comer, momentos que algunos aprovecharon
para relajarse paseando mientras otros se resguardaban del sol que generoso se
derramaba, al amparo de la sombra de las terrazas.
Después
de la comida a base del afamado “arroz de Calasparra” fuimos
dando un paseo, momento en que pudimos intimar con las callejuelas de la
ciudad, hasta la Fundación Emilio Pérez Piñero, -sede del Museo de la Villa,
con espacios dedicados a la arqueología, la etnografía y al arroz- en cuyo edificio se
da a conocer, además, la obra del arquitecto calasparreño que pasará a los
anales de la arquitectura por el invento de estructuras plegables para
grandes espacios. En dicho museo pudimos apreciar maquetas de sus trabajos así
como elementos de trabajo usados por el arquitecto.
Otro
apartado dentro del museo es dedicado a la arqueología donde se exponen fósiles
de gran belleza, antigüedad y valor.
El
arroz tiene dedicado también su espacio, así como las máquinas que se emplean
en el proceso de cultivo y producción.
Pero
resultó entrañable un apartado a la exposición de elementos de uso corriente en
oficinas como máquinas de escribir, calculadoras, casetes, cuadernillos de
estudios, tinteros, plumines y una infinidad de objetos usados en el siglo
pasado, que a quienes peinamos canas, nos evocaban otros tiempos, adheridos al
corazón.
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