Conferencia Mundial del Agua 2023, por José Luis Mozo
A finales del pasado marzo se
cerró en Nueva York la Conferencia Mundial del Agua 2023. Esto se sabe mayormente
porque aparecieron fotografías de gentes sonrientes con tarjetas colgadas al
cuello que se suponen participantes autorizados y entusiastas. Pero no crean
que se cerró de cualquier manera, ¡no! Nada menos que con una agenda de ¡689
compromisos de acción!, con sus promesas de financiamiento y todo.
Digo yo que si en vez de los
seiscientos ochenta y nueve se hubieran asumido media docena y en vez de las
promesas se hubieran puesto los dineros sobre la mesa, lo mismo se habría
conseguido algún avance. Pero esto no se lo tomen en serio, porque no pasa de
ser la opinión de un lego.
Por lo menos, uno de los
compromisos es el “seguimiento de datos” y en esto sí se puede esperar que haya
cuartos para contratar algunos expertos que hacen mucha falta y, de paso, a
primos, cuñados, vástagos y similares, que hacen bastante menos.
El asunto de la “gobernanza de la
gestión” (otra expresión redonda) vuelve a citarse reclamando justicia e
igualdad. Hace ya miles de años que Jesús de Nazaret se metió sediento en
Samaria (tierra hostil) y pidió agua de un pozo a una mujer que acarreaba un
cántaro. “Pero tú, ¿dónde vas? – contestó ella -. El pozo es nuestro
y tú, judío, no eres de los nuestros”. Hace bastantes menos años, hablando
de derechos humanos, se dijo que el agua no debía ser de un judío ni de un
samaritano ni de un negro ni de un blanco, que debía ser de todos. Jesús tuvo
suerte porque la samaritana era buena chica y le dio de beber. Pero en los
pozos y ríos de hoy se han autotitulado muchos gendarmes locales, con el
machete entre los dientes, dispuestos a defenderlos a sangre, furia, egoísmo e
intereses espurios. Digo yo que con sólo el compromiso de repartir el agua
entre las tierras húmedas y las secas, y con la financiación suficiente para
llevar a cabo las obras necesarias, podríamos tener, de momento, un progreso
notable. Pero sigan sin hacerme caso porque sigue siendo la opinión de un lego.
Aspecto importante del desarrollo
de la conferencia ha sido la alta presencia de la mujer en lo que podríamos
llamar el impulso de la sociedad civil. Otra cosa será que las hayan escuchado,
que su participación sea reconocida o sirva para algo. Por supuesto se destaca
la necesidad de cooperación horizontal, eso que hace que desde todas partes se
grite sin que nadie tenga la responsabilidad concreta de atender a esos gritos.
Aun así, si quieren una voz optimista, oigan con la que les ha respondido a
tales demandas el Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua
potable: “Estoy seguro de que llegarán la energía y la legitimidad que la
ONU necesita para la defensa del agua”.
Y no olviden que en el camino al
paraíso, cada vez queda menos para la fecha sagrada 2030. Claro que en los
mojones de ese camino no están ya los derechos humanos, pero siempre tendremos
un cambio climático al que engancharse y ahí seguro que se encuentra un acople para
el problema del agua. Además, como en ese asunto ya sobran doctores, aumentarán
las oportunidades para primos, cuñados, vástagos y espabilados varios.
Así que ya lo saben, pobres,
campesinos y sedientos de la tierra. A aguantar y a confiar, que llegará el
paraíso. No se les ocurra, en tanto, morirse de sed. Ni de hambre.
Comentario recibido "en lugar no adecuado" - lo traspasamos al correspondiente artículo-
ResponderEliminarAnónimo 21 de junio de 2023, 22:24
Buenas noches. Me parece fenomenal que la ONU, se interese por el tema del AGUA.
Pero, eso de tantas cosas, con futuras inversiones. La verdad, me parece algo " superfluo".
Mi pregunta. Hay intención de tomar cartas en el asunto?
JL, comparto tu opinión. No eres un lego eres realista.
Pedro J. Villalba