(continuación) (pasar a parte I) (pasar a parte II)
5-12-1679. La reacción del Ayuntamiento ante la
posibilidad de fuga fue aumentar los controles y la vigilancia, siendo muy
escrupulosos al respecto. Sin embargo, les ofrecen todo lo que necesite la
embarcación para hacer más llevadera la estancia en la misma previo pago de
servicios. Se detecta cierta tensión entre Ayuntamiento y padres trinitarios,
juego dialéctico y de fuerza, en una situación de compás de espera.
15-12-1679. Por fin, llega Real Provisión de su
Majestad, fechada el 1 del 12 de 1679, procede del Rey, a instancias del
Maestro Fray Diego de Salazar, Predicador Provincial de la Orden de la Santísima Trinidad ,
redención de Cautivos de la
Provincia de Castilla.
En
ella se dice que no se les someta a cuarentena cuando se demuestra que Argel
está libre de contagio, tal como se demuestra por la documentación de los
padres; que no se les queme la ropa por los perjuicios que se puede ocasionar a
los redimidos y los costes que le pudieran ocasionar al presupuesto de la
operación. También se le pide que se les autorice al desembarco sin pasar por
la ciudad hacia una casas episcopales que tiene el Arzobispado a extramuros, a
una granja también a extramuros, o como alternativa al convento que tiene la Orden en la ciudad de
Murcia.
Esta carta,
como la primera, va acompañada del sello lacrado del Rey.
18-12-1679. El Ayuntamiento acata las órdenes y se
procede al desembarco. Para ello se envían los responsables de salas para
realizar el recuento con el escribano:
4
padres redentores
1
escribano de la redención
1
criado de los religiosos
18
mujeres y niños
142
hombres redimidos.
Todos
fueron trasladados en las lanchas del navío y examinados por los doctores del Ayuntamiento,
el cirujano don Pedro Costa.
Se
trasladan los señores justicias, los comisarios de la salud en compañía del
escribano y los doctores médicos Salvador
Lloret, José González y Pedro Lecuona, cirujano en bote desde el
empalmador del puerto hasta el navío.
Procedieron
a la inspección médica, después de revisar a tres marineros de 50, 51 y 55 de
la tripulación, muy mayores de edad, declaran que los encontraron sanos y libres
totalmente de enfermedad contagiosa y pestilente, sin haber hallado en ninguno
cicatriz ni ningún otro accidente”.
(continuará)
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