sábado, 26 de agosto de 2017

ECO 37. DE FIESTA CON LOS MÁS PEQUEÑOS

De fiesta con los más pequeños, por Eva Sevilla Cervantes

Disfruté un montón viendo el entusiasmo de todos estos peques, que en el mes de julio veranean mayormente con los abuelos, siempre deseosos de ver a los nietos con una sonrisa de felicidad en sus caras; y éste es el motivo para que las fiestas tengan ese punto infantil y, por supuesto, que se prolonguen en el tiempo y sean cada vez mejores.

Ansiosos por coger su folio y echar mano al lápiz con más punta hacían cola para dar sus nombres; que los apunten, que quieren participar en el concurso de dibujo.

Una vez colocados y bien pertrechados de colores, gomas y rotuladores, explicamos el tema a tratar: la playa... ¿Difícil? No, nadie se quejó y aunque no había límite de tiempo, se lanzaron como alma que lleva el diablo a trazar líneas y a coger lápices, pues la previsión de participación llegó justita.



Como buenos escolares, compartieron el material y plasmaron en el folio aquello que sentían por la playa; algunos, preocupación por incendios que pudieran arrasar la naturaleza que nos rodea y unos bomberos desde un gran pez volador soltaban agua a raudales sobre estos montes tan secos.

La familia fue motivo de muchos dibujos y siempre, a modo de identificación, la torre Santa Elena al fondo. El paseo con los postes y la soga que los une fue muy recurrido. Hubo quien con viñetas contó una historia de playa y quien agradecía la paz que aquí se respiraba, quizá en su lugar de procedencia no la hubiera. Los niños lo absorben todo; pero nunca podemos olvidar eso, que son niños.



Los disfraces son otra historia; todos pululando nerviosos deseando que comience la música y que digan sus nombres para recorrer orgullosos el escenario con poses propias de lo que representan.

 
Bailarinas que bailan, emoticonos con coreografías, piratas con cara de malos, ninfas y princesas de cuento, cupidos a pares, sirvientas con plumero y delantal, roqueros pero de los duros, forzudos con mancuernas de bola y bigotes de época, los "GUIRIS". No faltaron hawayanas y guerreros maorís, un Spiderman, la bella sin bestia, brujas elegantes con escoba, vaqueros con sombrero y barba…

Por supuesto, nuestro reconocimiento al esfuerzo de mamás, abuelos y papas que, con imaginación, regalaron a sus hijos una tarde divertida y llena de ilusión. Todos los chicos subieron al escenario y lucieron poses y sonrisas que no tienen precio.

Terminó el acto con una foto de grupo súper "bonica" y la asociación de vecinos les regaló un bien merecido paquete de chucherías.

Así son los críos, inocentes, creativos y geniales.








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