sábado, 26 de agosto de 2017

ECO 37. LA METALÚRGICA DEL PUERTO

La Metalúrgica del Puerto, por Paco Acosta


Estoy convencido que todos los que hayan pasado por el Puerto de Mazarrón, al mirar hacia el Cabezo del Faro, por la parte más próxima a La Isla, habrán visto unos restos que, a modo de canales, recorren algunas zonas de su superficie. ¿De qué se trata? Es lo único que queda de una factoría metalúrgica que se instaló allí a mediados del S. XIX para el tratamiento de los minerales de plomo que se obtenían en los importantes yacimientos mineros de Mazarrón.

Su origen se remonta a 1864 cuando en nombre de la Compañía Metalúrgica del Puerto se solicitaron casi 6.000 m2 del monte del faro (de propiedad municipal), para la instalación de una fundición de minerales. Ésta se puso en funcionamiento en 1870.

Esta primera fundición es la que el ferrocarril minero alimentaba de mineral, a la par que también lo descargaba en los muelles para su transporte en embarcaciones hasta Cartagena.

En 1885, se constituyó la Compañía Metalúrgica de Mazarrón (de capital hispano-alemán), que se hizo cargo de la anterior fundición, ampliándola significativamente de manera que en 1886 se inauguraba un moderno establecimiento industrial con varios hornos de calcinación y de fusión, provistos de chimeneas de hasta 15 metros de altitud y 4 metros de anchura en la base, con una capacidad de carga de 6 toneladas de mineral cada 6 horas.


Esta magnífica fábrica, que recibió el nombre de “Santa Elisa”, fue considerada “… de las mejores, si no la mejor que existe en este litoral y ha venido a complementar la industria minera del distrito”. Y es que su producción mensual, unas 1500 toneladas de plomo, constituía la mitad de todos los lingotes que se obtenían entre las más de 20 industrias semejantes existentes en Cartagena y La Unión.

La dirección de Santa Elisa correspondió mayoritariamente a personal alemán, algunos de cuyos apellidos, como Hummer, perduran en el Puerto. Sus directivos “se llevaban bien” con los de la Compañía de Águilas, que eran los principales explotadores de las minas, y propietarios del Ferrocarril, de manera que un ramal de éste penetraba directamente en la fundición.



En la fundición llegaron a trabajar hasta 500 personas. Su producción, en lingotes de plomo de 50 Kg. tenía salida por mar, de forma que, según las crónicas de entonces, era habitual ver fondeados en la bahía entre 15 y 20 veleros y hasta 5 vapores (Almagrera, Carmen, Inmaculada, Concepción y Carolina).

Los desechos de la fundición (cada horno generaba 30 toneladas de escoria cada 24 horas) se arrojaban directamente al mar, por el lado de la Isla, dando lugar al llamado “Gachero” (“gachas”: bolos de piedra ya sin mineral).

El constante descenso del precio del plomo, y la disminución de la producción en los yacimientos de Mazarrón, provocaron que en 1927, después de 40 años de producción, se apagaran definitivamente los hornos de la metalúrgica “Santa Elisa”, despidiéndose a todo el personal.

Las chimeneas permanecieron en pie hasta mediados del s.XX en que fueron dinamitadas… En la actualidad solo quedan allí esos pocos restos ruinosos, y no existe ni un triste cartel informativo que recuerde la que, para Mazarrón fue una importantísima factoría.








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