sábado, 26 de agosto de 2017

ECO 37. REDENCIÓN DE CAUTIVOS CRISTIANOS DESDE CARTAGENA (III)

Redención de cautivos cristianos desde Cartagena (III), por Cándido Román Cervantes
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5-12-1679. La reacción del Ayuntamiento ante la posibilidad de fuga fue aumentar los controles y la vigilancia, siendo muy escrupulosos al respecto. Sin embargo, les ofrecen todo lo que necesite la embarcación para hacer más llevadera la estancia en la misma previo pago de servicios. Se detecta cierta tensión entre Ayuntamiento y padres trinitarios, juego dialéctico y de fuerza, en una situación de compás de espera.

15-12-1679. Por fin, llega Real Provisión de su Majestad, fechada el 1 del 12 de 1679, procede del Rey, a instancias del Maestro Fray Diego de Salazar, Predicador Provincial de la Orden de la Santísima Trinidad, redención de Cautivos de la Provincia de Castilla.

En ella se dice que no se les someta a cuarentena cuando se demuestra que Argel está libre de contagio, tal como se demuestra por la documentación de los padres; que no se les queme la ropa por los perjuicios que se puede ocasionar a los redimidos y los costes que le pudieran ocasionar al presupuesto de la operación. También se le pide que se les autorice al desembarco sin pasar por la ciudad hacia una casas episcopales que tiene el Arzobispado a extramuros, a una granja también a extramuros, o como alternativa al convento que tiene la Orden en la ciudad de Murcia.

Esta carta, como la primera, va acompañada del sello lacrado del Rey.

18-12-1679. El Ayuntamiento acata las órdenes y se procede al desembarco. Para ello se envían los responsables de salas para realizar el recuento con el escribano:

4 padres redentores
1 escribano de la redención
1 criado de los religiosos
18 mujeres y niños
142 hombres redimidos.

Todos fueron trasladados en las lanchas del navío y examinados por los doctores del Ayuntamiento, el cirujano don Pedro Costa.

Se trasladan los señores justicias, los comisarios de la salud en compañía del escribano y los doctores médicos Salvador Lloret, José González y Pedro Lecuona, cirujano en bote desde el empalmador del puerto hasta el navío.

Procedieron a la inspección médica, después de revisar a tres marineros de 50, 51 y 55 de la tripulación, muy mayores de edad, declaran que los encontraron sanos y libres totalmente de enfermedad contagiosa y pestilente, sin haber hallado en ninguno cicatriz ni ningún otro accidente”.

(continuará)

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