sábado, 26 de agosto de 2017

ECO 37. NOCHE DE SAN JUAN, UN NUEVO ESTILO

Noche de San Juan, un nuevo estilo, por Eva Sevilla Cervantes

Noche de brujas llena de misterio y ascuas encendidas. Una pequeña plaza frente a la antigua farmacia y un incipiente bullicio que crece a la vez que se desatan petardos y tracas; solsticio de verano. Noche de San Juan.

Esta fiesta pagana tiene la finalidad de "dar más fuerza al sol" ya que desde ese momento los días comienzan a acortarse hasta el solsticio de invierno.

“Torre de Santa Elena" celebró esta noche derrochando emociones; los que pudimos llegar antes de la puesta de sol preparamos mesas y viandas; muchos recitaron poemas cómo Ana y Pepita, sonó limpiamente la guitarra de Mariló, José Luis cantó un bolero que arrancó sonrisas y buen humor. Jerónimo con su voz profunda nos hizo vibrar y Sabina nos elevó a las estrellas con una sencilla canción medieval; pero no hubo fuego, en su lugar ojos brillantes de búhos y ranitas de cerámica purificaron las almas de los que estábamos allí.

El ritual de las hogueras es el momento álgido para cargar energía, darse un chapuzón en las aguas templadas y saltar los rescoldos y como no, brillante ocasión para contar historias.

Hay una que habla de una princesa árabe que se enamoró de un caballero cristiano; pero su padre, al enterarse, la maldijo y la encerró en lo alto de una torre, en un castillo del cabezo Soler, cerca del río Segura. Desde entonces la princesa llora su encierro, esperando al cristiano que robó su corazón y cada noche de San Juan tiene la oportunidad de salir a buscarlo. Unas veces, según los abuelos, baja al río a peinar su larga melena; otras, sale a los caminos y pide al que pasa por allí que la lleve en brazos para remojar sus cansados pies; el incauto que accede siente que el peso de la joven aumenta más y más a cada paso que da, ve horribles criaturas desfiguradas que obstaculizan el camino, brazos corroídos por el tiempo que agarran los pies y los hunden en el barro.

El maleficio sólo se rompería si llegara con la princesa al agua y ésta aliviara sus pies; pero hasta el día de hoy, los que lo han intentado no han sobrevivido a la prueba del sultán.

¿Quieres intentarlo tú? La princesa te espera solo una noche, la de San Juan.

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