Los fieles del Cañar honran a su ermita, por Eduardo Ribelles
Trescientas personas
celebran los 50 años del templo que acoge a la Virgen de la Luz, como icono de
la rambla entre Tallante e Isla Plana
«Quedará
en vuestra memoria
para poderle rezar
el medio siglo de historia
de la ermita del Cañar».
Así arrancó a cantar
Juan Santos Contreras 'El Baranda', ayer, tras recibir una placa conmemorativa
de la celebración de los 50 años del templo que acoge a la Virgen de la Luz.
Trescientas personas acudieron a pasar la jornada en ese enclave de la rambla
que lleva de Tallante a Isla Plana, en una jornada, que se extendió desde el
tentempié con bollos y chocolate hasta la sobremesa, tras una copiosa paella.
Hace cinco años que
asociaciones vecinales y culturales de la zona oeste celebran, en diciembre, el
aniversario de esta edificación. Lo hacen el domingo posterior a la Fiesta de
la Inmaculada Concepción y dos semanas antes del 1 de enero, «porque en esas
fechas mucha gente está de viaje o no puede acudir», explicó ayer Paco Solana,
coordinador de las celebraciones. La idea de aprovechar un fin de semana
intermedio ha tenido aceptación. Así lo demostró la afluencia lograda ayer,
según apuntó Solana.
«Durante siglos, la rambla del Cañar ha sido la vía de comunicación
entre el interior rural, desde Tallante, y el litoral de Isla Plana. Alrededor
de esta senda vivían unas 200 familias. Por desgracia, ahora son muchas menos,
pero la tradición de recorrerla no se ha perdido y debe mantenerse», indicó
Juan Diego Celdrán, vocalista e intérprete de la cuadrilla de Isla Plana. Tanto
su grupo como el de 'El Baranda' entonaron ayer sus trovos, que glosan una
unión que no quieren que se pierda y en la que la ermita es nexo ineludible.
Ambas agrupaciones recibieron una placa de agradecimiento por su participación,
con la inscripción de un ingenioso ripio y el sello del Ayuntamiento, que
colaboró en el evento.
«Este templo
reemplazó, hace medio siglo, al que había en el Huerto de Mínguez», recordó
Solana. Cada segundo lunes del año es parada ineludible de la romería del
Cañar, con la imagen de la Virgen de la Luz que se procesiona. Sin embargo, la
que ayer presidió la misa, a la una de la tarde, y estuvo expuesta después en
el exterior de la ermita es la que se mantiene allí durante todo el año para su
culto.
El párroco de
Alumbres, Andrés Vera, se ocupó de los actos litúrgicos. Después, los propios
vecinos de la zona oeste se encargaron de la parte festiva. En el servicio de
bar hubo cerveza, vinos y refrescos gratis. Mientras tanto, tuvo lugar el
reparto de cupones para el sorteo de un jamón y de otros premios, al precio de
un euro. Solo dos costaba el vale que daba derecho a un sustancioso caldo con
pelota y una gustosa paella, bajo un cielo azul y soleado que hizo la jornada
muy agradable.
Una rambla de la que
solo una parte está preparada como ruta
La Rambla del Cañar tiene doce
kilómetros de recorrido desde Tallante (carretera MU-332) hasta Isla Plana
(RM-E22). Hay un vial asfaltado que llega un poco más allá de Rincón de Sumiedo
y, a partir de ahí, se abre una garganta que en algunos tramos tiene veinte
metros de ancho y en otros, apenas media docena. Solo en la parte inicial tiene
cartelería explicativa de los parajes por los que pasa. «Sería interesante que
la convirtieran entera en una ruta para el senderismo, porque pasa por zonas
muy bonitas del paraje protegido de la Sierra de La Muela», explicó ayer Juan
Diego Celdrán.
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