viernes, 20 de marzo de 2020

ECO.52 EL EGOÍSMO EN EL PEATÓN

El egoísmo en el peatón, por A.F.García

Si en el número anterior hablábamos del egoísmo en el conductor, en éste hablaremos de ese defecto humano en el peatón, que en absoluto es menor. Aquél descuidaba una cosa tan sencilla y cómoda de aplicar como el uso de los intermitentes; éste no respeta los semáforos, abusa del paso cebra y hasta, a veces, copa la calzada. En un caso y en otro se puede aplicar a una masa casi mayoritaria de la población, sobre todo en poblaciones medianas y pequeñas.
¿Es disculpable? Mayoritariamente, no.
¿Quién no ha visto alguno de los siguientes atrevimientos imprudentes e irresponsables? Peatones que pasan con el semáforo cerrado a ellos; ocupados en su móvil y mirando a otro lado, empujando a cochecito de bebé, a persona en silla de ruedas, hablando a otro como quien va por la acera, las menos veces rápido y a gran zancada.
Se dan casos en que se invierten los papeles o las situaciones:
  • El más corriente es tomar la preferencia en el paso cebra por derecho casi exclusivo, pasan y pasan en rala y lenta continuidad, haciendo que la acumulación sea la de los vehículos, no la de los peatones. Se pasa lento, se para a hablar en medio de la calzada.
  • Hace pensar que el peatón cree que el vehículo, el conductor puede detenerse con más facilidad y rapidez. Por ello, accede a la calzada desde el interior, resuelto, sin detenerse lo más mínimo para mirar a los dos lados ni dar a entender su deseo de cruzar, dando lugar a una brusca frenada, con peligro de colisión entre vehículos.
  • Se llega a dar el caso extremo de que es el peatón el que se proyecta o choca contra el vehículo.
En esto de no respetar las señales de tráfico urbano e invadir abusivamente la calzada por parte de los peatones no puede uno decir que los mayores y los que tienen dificultades motóricas sean un ejemplo, como debiera suceder y debieran hacer por su propia seguridad.
Uno ha empezado a pensar que no estaría de más que las autoridades municipales y las del Estado empezaran a plantearse alguna iniciativa para regular este tráfico peatonal y corregir sus abusos, incluso con alguna medida punitiva.
Al lado de estos abusos, los mencionados y otros posibles debiera incluirse el uso, abuso o excesiva dependencia del teléfono móvil, que parece ser usado como justificación o pretexto al invadir la calzada de manera inadecuada, o cuando menos imprudente.

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