jueves, 7 de noviembre de 2019

ECO.50 MÚSICA POR FAVOR

MÚSICA, POR FAVOR, por José Rodríguez Millán

La música es una bendición”, dijo Dr. John, uno de mis músicos favoritos, cuando le dieron entrada en el Rock and Roll Hall of Fame hace algunos años. Estoy de acuerdo. Amo la música. Disfruto oyendo música. La curiosidad me hace querer oír cosas que no conozco. Y como la música es infinita, siempre hay algo nuevo que oír.

Estamos rodeados de música. En la radio, en televisión, en los centros comerciales… Desde el ruido sin valor, pasando por las canciones diseñadas a medida para vender, hasta las que divierten, impresionan o conmueven.

La música puede transmitir sentimientos, estados de ánimo. Puede compartirse en una actuación por miles de personas y funcionar a nivel personal, en soledad. Cualquier formato es válido: una canción de tres minutos, una improvisación de veinte minutos, una sinfonía, una ópera…

La música moderna que se oye normalmente en los medios viene de EEUU, por origen, por influencia. Blues, jazz, country, rock, soul... Pero no todo es Norteamérica. Hay música diferente en todo el mundo. España, Japón, India, Senegal, México, el Caribe, Brasil… y además, está el mestizaje que surge de mezclar diferentes estilos.

Supongo que debe ser agradable escribir sobre algo que amas. ¿De qué se puede escribir? De todo. De estilos, discos y canciones, músicos, actuaciones, del negocio musical, del proceso de grabación y creación musical (digital en la actualidad), de periodismo, crítica y publicaciones musicales, de anécdotas y momentos especiales en la historia de la música… Iré tratando todo, de todo eso en el futuro, de manera aleatoria, sin orden ni reglas... salvo que alguien solicite información sobre algún tema en concreto.

Por empezar con algo concreto, quiero resaltar a unos profesionales que tienen una labor básica en la creación de música y que normalmente están en segundo plano: los productores.

En palabras de Tony Visconti, uno de los productores musicales más importantes de los últimos 60 años, el papel de un productor es: ”crear las diferentes capas de una canción y conseguir la mejor interpretación de un artista”. La función es diferente a la de un ingeniero de sonido, cuyo papel, también según Tony Visconti, es: ”registrar el sonido en un soporte (cinta, acetato, fichero WAV…) y ajustar el equipamiento de un estudio de grabación para maximizar el sonido” , aunque, a veces, las dos funciones se juntan y un productor puede meterse en los dos papeles.

Detrás de muchos artistas mundialmente famosos suele haber un productor que ha marcado su carrera. Por ejemplo, George Martin para los Beatles, que trabajaba siempre con el ingeniero de sonido Geoff Emerick.

Normalmente, los productores trabajan con varios artistas, imprimiendo su sello en cada grabación: Phil Spector, Jerry Wexler, Brian Eno, Nile Rodgers, Quincy Jones… Muchos y muy ilustres. Un mismo artista sonará diferente con un productor diferente. Cada uno tiene historia para escribir no un artículo, sino varios libros.

Para terminar, como lo importante es oír música, incluiré algunas recomendaciones personales al final de cada artículo. Las primeras son:

Heavy weather           (Weather Report)
Aja                              (Steely Dan)
Blues de la frontera    (Pata Negra)
Never die young         (James Taylor)
Nothing's in vain       (Youssou N'Do)
Dixie chicken             (Little Feat)

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