“La música es una bendición”, dijo Dr.
John, uno de mis músicos favoritos, cuando le dieron entrada en el Rock and Roll Hall of Fame hace algunos
años. Estoy de acuerdo. Amo la música. Disfruto oyendo música. La curiosidad me
hace querer oír cosas que no conozco. Y como la música es infinita, siempre hay
algo nuevo que oír.
Estamos
rodeados de música. En la radio, en televisión, en los centros comerciales…
Desde el ruido sin valor, pasando por las canciones diseñadas a medida para
vender, hasta las que divierten, impresionan o conmueven.
La música
puede transmitir sentimientos, estados de ánimo. Puede compartirse en una
actuación por miles de personas y funcionar a nivel personal, en soledad.
Cualquier formato es válido: una canción de tres minutos, una improvisación de
veinte minutos, una sinfonía, una ópera…
La música
moderna que se oye normalmente en los medios viene de EEUU, por origen, por
influencia. Blues, jazz, country, rock, soul... Pero no todo es Norteamérica.
Hay música diferente en todo el mundo. España, Japón, India, Senegal, México,
el Caribe, Brasil… y además, está el mestizaje que surge de mezclar diferentes
estilos.
Supongo
que debe ser agradable escribir sobre algo que amas. ¿De qué se puede escribir?
De todo. De estilos, discos y canciones, músicos, actuaciones, del negocio
musical, del proceso de grabación y creación musical (digital en la
actualidad), de periodismo, crítica y publicaciones musicales, de anécdotas y
momentos especiales en la historia de la música… Iré tratando todo, de todo eso
en el futuro, de manera aleatoria, sin orden ni reglas... salvo que alguien
solicite información sobre algún tema en concreto.
Por
empezar con algo concreto, quiero resaltar a unos profesionales que tienen una
labor básica en la creación de música y que normalmente están en segundo plano:
los productores.
En
palabras de Tony Visconti, uno de los productores musicales más importantes de
los últimos 60 años, el papel de un productor es: ”crear las diferentes capas de una canción y conseguir la mejor
interpretación de un artista”. La función es diferente a la de un ingeniero
de sonido, cuyo papel, también según Tony Visconti, es: ”registrar el sonido en un soporte (cinta, acetato, fichero WAV…) y
ajustar el equipamiento de un estudio de grabación para maximizar el sonido”
, aunque, a veces, las dos funciones se juntan y un productor puede meterse en
los dos papeles.
Detrás de
muchos artistas mundialmente famosos suele haber un productor que ha marcado su
carrera. Por ejemplo, George Martin para los Beatles, que trabajaba siempre con
el ingeniero de sonido Geoff Emerick.
Normalmente,
los productores trabajan con varios artistas, imprimiendo su sello en cada
grabación: Phil Spector, Jerry Wexler, Brian Eno, Nile Rodgers, Quincy Jones…
Muchos y muy ilustres. Un mismo artista sonará diferente con un productor
diferente. Cada uno tiene historia para escribir no un artículo, sino varios
libros.
Para
terminar, como lo importante es oír música, incluiré algunas recomendaciones
personales al final de cada artículo. Las
primeras son:
Heavy
weather (Weather Report)
Aja (Steely Dan)
Blues de la frontera (Pata Negra)
Never die
young (James Taylor)
Nothing's
in vain (Youssou N'Do)
Dixie
chicken (Little Feat)
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