PUNTOS
DE VISTA ¿HÉROES?, por
A.F.García.
La Historia está
llena de gobernantes poderosos y personajes que han sobresalido en las artes,
las letras o la ciencia.
Actualmente los
diversos medios de comunicación nos sacian con los famosos del mundo del espectáculo
del deporte y otros, con méritos discutibles algunas veces y valores no siempre
dignos de admirar.
No deseo referirme a
ellos sino a personas de a pie cuyo nombre no vas más allá de sus familiares,
amigos y vecinos próximos. Su vida diaria, y la manera de enfocarla sobre todo,
nos merece admiración, aprecio; nos parece heroica, edificante y modélica desde
el punto de vista de humanos. Tere ha criado cinco hijos sanos, no con la ayuda
de un marido sino a pesar de él; era un mujer de buena silueta y una excelente
salud física; pero, olvidándose de sí misma, buscaba trabajo donde lo hubiera;
su jornada diaria sobrepasaba las 15 horas; con ello descuidaba su alimentación
y sobre todo su descanso; aguantaba a base cafés, lo que le acarreó subidas de
tensión y un insomnio permanente. Ahora, cercana a los ochenta, es una persona
muy gastada; tiene un deterioro general del sistema óseo, que solo le permite
moverse en casa y a su alrededor con muletas y encogida. Sin embargo, lleva su
casa y mantiene con su pensión a un hijo y un nieto que están en paro; alguien,
recientemente, le transfirió 200€, “un detalle para algún pequeño capricho”,”
esos no los tengo-fue su respuesta-; con ello he conseguido una placa de
cocina, porque llevaba 6 meses con un infiernillo eléctrico”. Ella no pide, ni
siquiera insinúa, agradece; hay que intuir que se encuentre
peor, porque siempre está bien; y lo hace con ánimo tranquilo, bondadoso, sin
queja de nada ni mal deseo a nadie.
Uno conoce a Martín
desde hace pocos años. No hace muchas fechas le amputaron una pierna Uno tenía
noticia de las molestias que tenía pero desconocía hasta qué grado. En el
pasado otoño se acentuó y en las fechas del entorno de Navidad y Año Nuevo
estuvo hospitalizado. El equipo, nos lo cuenta con detalle intentó atajar el
mal con sucesivas intervenciones; pero no solo no conseguía esto, tampoco
conseguían amortiguar sus dolores aunque le llegaron a aplicar la máxima dosis
de morfina. Lo que los médicos pensaban sin llegar a decirlo y él presentía se
tuvo que hacer; había que salvar el resto del cuerpo y a la persona. Los que
fuimos a visitarlo no encontramos a un hombre abatido, contrariado; hemos visto
a un hombre, y a su esposa con él, liberado, hasta esperanzado e ilusionado de
cara a su futuro. Ya se hacían planes con una pata ortopédica.
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