¡POR FIN, HA LLOVIDO!, por A.F.García
Muchas decenas de personas estábamos allí,
cámara o móvil en mano, para contemplarlo y tomar fotos. Lo que estábamos observando
esa mañana de domingo, 11 de diciembre, era un evento natural que no se repite
con frecuencia. De hecho, no había ocurrido desde octubre de 2012. Si esto
ocurriera, al menos una vez al año limpiaría el cauce, al que seguimos echando basura,
sin abandonar la costumbre.
¡Y si bajara más o menos así todo el año!. Sería
una fuente segura de riqueza; pero eso sería imposible, porque ya se encargaría
nuestra ambición de hacerle sangrías hasta dejarlo seco, como está, salvo
excepciones como ésta. El sentimiento de necesidad de agua estaba siendo tan
acusado que el domingo anterior, día 4, soportábamos la lluvia incesante sin
que aparecieran muestras de disgusto.
En esta España seca han encontrado la manera de evitar las tormentas bombardeando las nubes con yoduro de plata; pero aún no han inventado nada para que nos llegue la lluvia. Hay un método seguro, pero es de proceso largo y eso no encaja con la mentalidad que tenemos de querer efectos inmediatos.
Ese método lo aplicó de manera magnífica Ricardo
Codorniú hace al más de un siglo. Llevó a cabo un vasto y bien programado plan
de repoblación forestal y monte bajo a base especies autóctonas, evitando la
desertización que vemos hacia el Este y en algún otro espacio de la Región.
Aquí, como en el verde Noroeste, la lluvia es
más abundante, dobla el promedio de la Región y el calor menos abrasador. Ambos
espacios son como un pulmón para esta Comunidad. ¿Se hace por conservarlos?. No
lo suficiente. En todo el espacio de Sierra de Espuña hay no pocos inmuebles
que se han dejado derruirse, como otros muchos: de los espacios mineros, del
Cabo Tiñoso.
Uno tiene que lamentar dos tendencias contrapuesta
en lo que bienes inmuebles se refiere. Por una parte, se abandona al saqueo y
destrucción bienes patrimoniales de valor histórico o arqueológico.
Por otra, se construyen en pocos años 800 mil
viviendas en una Región de millón y medio de habitantes, que no están sin vivienda;
se traza un autopista de peaje innecesaria, a la vista del tráfico que tiene; un
polideportivo en Cartagena, un auditorio en Puerto Lumbreras, un aeropuerto… en
todos ellos se ha gastado un presupuesto y no sabemos cuándo prestarán el
adecuado servicio.
Cuando los romanos hacían acueductos y los
árabes las acequias lo hacían para el futuro de muchas generaciones ¿a dónde nos
conduce esta dinámica?.
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