lunes, 1 de julio de 2019

ECO.48 Reflexiones sobre Valores

Reflexiones sobre Valores, por A.F.García

Nuestras actitudes, actos y hábitos de conducta tienen su impacto social en nuestro entorno, se contagian socialmente. Eso debió ser desde que el ser humano, como persona vive en sociedad. De diferentes maneras aparece reflejado en las primeras culturas. La visión de los humanos en clases sociales y la divinización del jefe, del rey, tenía un sentido, un fin.

El alto clero medieval debió hacer una gran labor de maquillaje sobre el mensaje evangélico para perseguir a los paganos primero y organizar cruzadas después, ofreciendo el perdón general y la salvación eterna a quien moría en combate. ¿Una réplica de la “Guerra Santa” musulmana?

Ahora en este siglo XXI, mientras el poder económico a nivel mundial tiende a concentrarse en menos manos, aumenta, por otra parte, el número de personas en penuria, sin el mínimo necesario de una persona en alimentación, sanidad, educación y vivienda. Mientras, repito, se está generando, a través de los múltiples y variados medios de comunicación social, el enfrentamiento, el odio, la tensión e intolerancia hacia otros grupos humanos, haciéndoles culpables directos de sus hipotéticos males.

Hablemos de nuestra España actual, donde el debate político llega a confrontación tormentosa de cada día y cada hora entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español.
El Gobierno Catalán (autonómico), apoyado en menos del 48% de los votantes, se ha auto-atribuido la representación total, absoluta de los catalanes: 7,6 millones de habitantes y 5,8 millones de electores, más del 70% en la provincia de Barcelona. Sus restricciones en sanidad, educación y dependencia, sus desahucios…quedan aparcados. Sus esfuerzos dan prioridad absoluta a mostrar su papel de víctima del Estado opresor español, a esas dos decenas de políticos presos, que están siendo juzgados y creemos que en un juicio normal, que pueden ver y seguir cuantos quieran a nivel nacional internacional, mientras los problemas sociales citados van a más.

Los nacionalistas españoles tienen en su boca cada día y en cada intervención pública el nacionalismo catalán como frente de batalla, sin que haya lugar al diálogo o la tibieza. La bandera y la constitución son presentados como armas incuestionables ¿Quién se atreve a cuestionarlas? Sin cuestionar si han leído y conocen nuestra Constitución, dejo en estos renglones dos cuestiones para que se reflexione sobre ellas.

PRIMERA. Se utiliza mucho la Constitución para defender la unidad territorial de España. Sin embargo, en nuestra Carta Magna se habla también de derechos humanos fundamentales como los de salud, educación, trabajo y vivienda digna, … Y, por supuesto, un equilibrio económico, que está desapareciendo estos últimos años, en los que se ha doblado el número de ricos y más que doblado el de pobres. Estos derechos, que suponen el bienestar y felicidad de las personas ¿En qué lugar los sitúan?
 
SEGUNDA. Estos tres partidos de nuestra derecha no existían cuando se aprobó nuestra Constitución y no participaron en su redacción. Con su actual manera de hacer política ¿sería posible sacar adelante una constitución tan consensuada y generosa en derechos de las personas?

Ambos frentes nacionalistas, en su ímpetu por convencer o arrastrar emocionalmente al ciudadano de a pie, atribuyen al adversario, o simple rival electoral, actitudes, hechos o intenciones, que probablemente no tiene, sin base real, hasta interpretando de forma sesgada aspectos básicos de nuestra historia.

Eso, a mi simple criterio ético moral, no debiera existir, no se justifica por conseguir votos o adeptos a la causa. ¿da rentabilidad política? Puede parecer a corto plazo; a medio plazo, no.

Todos los ciudadanos no son necios; incluso los que parecen serlo no lo son siempre.
Uno siente pánico ante tal grado de odio y deshumanización, que no admite diálogo, tolerancia…

Ese esfuerzo del Papa Francisco, buscando el encuentro, el abrazo fraternal con líderes de otras religiones, acaso hubiera evitado tantas guerras religiosas con lo que han traído consigo de muerte, destrucción y ruina cultural…

Recordemos las dos grandes guerras mundiales con decenas de millones de muertos y un grado de destrucción nunca antes alcanzado.

Repasemos nuestra pasada Guerra Civil, con un nivel de muerte, persecución y miseria nunca antes alcanzado en nuestra historia. Un simple análisis puede acercar al millón de víctimas, entre muertos en enfrentamiento, persecuciones y sobre todo las largas y duras hambrunas. Hasta la década de sesenta no se llegaron a alcanzar los niveles económicos previos a la guerra.

En todas estas grandes y tristes tragedias ¿no valía la pena   intentar una solución a través de un diálogo por difícil que sea o que parezca?

Deseamos y pedimos desde nuestras páginas que todos los ciudadanos, especialmente los que desempeñan alguna responsabilidad en la política, en la educación, en los medios de comunicación,… actúen con honradez, sintiéndose responsables de su labor, dando ejemplo, siendo honestos.


Si todos empezamos a invertir la tendencia, de intolerancia y odio a amor, comprensión, respeto y solidaridad, ¿No se empezará a invertir también en la sociedad, entre las personas?  Intentémoslo, Vale la pena.

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