"TURISTAS EXTRANJEROS" POR LA ZONA DE CARTAGENA Y MAZARRÓN, EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX (II), por Paco Acosta
(continuación)
HENRY SWINBURNE (1743-1803)
Es un noble inglés que tras recorrer España en compañía de un amigo, publicó Travels through Spain, in the years 1775 and 1776, en el que en forma de cartas narra, con buen humor, las precarias condiciones en las que realizó “su” viaje, tanto en lo referente a los alojamientos como en su aprovisionamiento.
En Cartagena, se alojó en
“El Águila de Oro” -propiedad de un francés-, que describe como “el mejor
cocinero en la mejor posada en la que hemos estado en España”.
La ciudad la encuentra aburrida,
con pocas calles buenas y casi ningún edificio notable. Comenta que Cartagena
solo contaba con un teatro y un café, a pesar de albergar tres regimientos.
Visitó la pequeña iglesia de
Santiago -patrón de España-, del que le han contado desembarcó en Cartagena,
procedente de Palestina para convertir el país al cristianismo.
Recorrieron el Puerto
-del que dice es “de natural el más completo que había visto jamás”- y,
con la adecuada recomendación, visitaron el Arsenal, que
encuentra descuidado. Dice que allí trabajaban, en condiciones deplorables, 800
penados y 600 esclavos berberiscos.
Se interesa y describe con cierto
detalle el proceso de tratamiento de la barrilla y otras plantas,
abundantes en los campos de alrededor, para obtener sosa para blanquear y jabón.
Menciona Mazarrón (como
Almazarrón, no muy lejos de Cartagena), donde indica se extrae “una
buena tierra roja llamada almagra”, que se utiliza en las fábricas
para pulir espejos y también, en Sevilla, “se incorpora al tabaco para darle
color, fijar su volatilidad y darle una suavidad que constituye el mérito
esencial del rapé español”.
JEAN FRANÇOIS PEYRON
(1748-1784)
Describe la historia y la geografía,
física y económica, del Reino de Murcia –“el más pequeño de los que componen
la monarquía española”- y de sus principales ciudades, citando a Murcia, la
capital, Cartagena, Lorca, Mula, Calasparra y Cieza; también hace
referencia a Almazarrón, de la que dice que “propiamente hablando, no
es más que una fortaleza a orillas del mar, en donde se encuentra mucho alumbre”.
Y al mencionar los ríos, cita el Guadalentín, del que refiere: “saliendo
del reino de Granada, riega el de Murcia, desde el Poniente al Levante, baña
las murallas de Lorca y va a arrojarse en el Mediterráneo, cerca de Almazarrón”.
Llega a Cartagena desde
Murcia, y relata el paso entre altas montañas, peligroso y con horribles
caminos.
De Cartagena destaca el
Puerto, grande y profundo, defendido a su entrada por dos baluartes y el Arsenal,
que encuentra inmenso, y “contiene todas las comodidades que pueden ser
deseadas para facilitar el armamento y la construcción de un navío”.
Sir JOHN TALBOT DILLON
(1739-1805)
Es un viajero, hispanista y cervantista irlandés. Visitó España en distintas ocasiones y escribió varios libros sobre ellos.
Su obra más conocida es Travels
through Spain with a view to illustrate the natural history and physical
geography of that kingdom in a series of letters, publicado en 1780.
Poco después, en 1781, publicó otros viajes por España, que tituló Letters
from an English traveller in Spain in 1778.
Se ha comentado, al menos en lo
que se refiere a su recorrido por el reino de Murcia, que sus textos evidencian
un desconocimiento personal y permiten suponer que no debió pisar estas
tierras, y lo que dice está sacado de otros autores. Lo cierto es que no
incluye ninguna impresión personal.
Respecto a Mazarrón, escribe
“es famoso el pueblo de Almazarrón, por su tierra roja y fina, sin
mezcla de arena, que se usa en España para darle color al rapé, para darle
hermoso color, suavidad a las manos y para determinar su volatilidad. Alguna
vez se le ha llamado como el nombre del pueblo, pero más comúnmente
almagra” o “los alrededores de Almazarrón proporcionan también
otra singularidad, esto es: la piedra blanca que llaman alumbre de pluma…” o
también “cerca de Almazarrón se ven las ruinas de una mina de plata
que en sus tiempos se dice que producía grandes cantidades de la misma”.
En Cartagena pudo haber
visitado el Arsenal y el Puerto, que califica de
extraordinario.
MUHAMMAD B. UTMAN
AL-MIKNASI (¿?-1799)
Llegó a España a finales de 1779
como embajador del sultán marroquí, para negociar la redención de los
marroquíes cautivos que trabajaban en el arsenal de Cartagena. Sus experiencias
y curiosidades las narra en su obra Al-’Iksīr fī fikāk al-’asīr (Libro
sobre el rescate de cautivos intitulado “El Elixir”), en la que el
propio autor reconoce desde el principio que no pertenece al género de la
literatura de viajes diciendo: “He decidido redactar todo lo que he visto en
mis idas y venidas de grandes y pequeñas ciudades, de pueblos y campos, aunque
no soy de esta especialidad, y no tengo experiencia en ella”.
Volvió a venir a España en
1791-92, pero no dejó constancia escrita específica de este otro viaje.
Describe Cartagena como
una “ciudad de tipo medio, tirando a grande llena de artesanos, de oficios y
de mercancías”. Resalta que “la mayor parte de sus comerciantes son
mujeres”.
Visita detenidamente el Puerto,
señalando que existe una zona para la marina real y otra de ámbito mercantil.
Describe con detalle su funcionamiento, los astilleros y los estanques para
reparación de los buques, donde trabajan los cautivos que venía a liberar.
Detalla las “negociaciones” de
liberación y tendentes a solucionar la vida de los cautivos. Pudo liberar,
primero a 30 y después a 92 prisioneros. Para su traslado alquiló un barco, que
los condujo a desde Cartagena a Ceuta.
Comenta después que, en sucesivas
veces, “se llegaron a sacar unos dos mil de ellos”.
Tras esto, y antes de proseguir su
viaje hacia Granada, pudo presenciar unas maniobras militares que se hicieron
en su honor.
ETIENNE-FRANÇOIS LANTIER
(1734-1826)
Este es un oficial francés, de familia noble, que se denomina a sí mismo caballero de la orden de San Gervasio. Es autor de un relato novelado -más bien una novela- que desarrolla en España, titulada Voyage en Espagne du Chevalier Saint-Gervais. Hay quien duda que estuviera en España, pues existen “curiosas coincidencias” con lo expuesto por viajeros anteriores.
Menciona Cartagena, las
dificultades del camino para llegar. Elogia la grandeza de su puerto y hace
referencia a las malas comidas (que concreta en una Sopa de tocino rancio o la
aceitosa tortilla, que le sirvieron en la posada. No falta tampoco, la cita a
la Iglesia de Santiago y la llegada del apóstol a Cartagena.
JOSEPH TOWNSEND
(1739-1816)
Es considerado un incansable viajero; médico ilustrado, interesado por la geología y la botánica, emprendió en la época de Carlos III, un viaje por España que publicó -en 1791- con el título A Journey Through Spain in the Years 1786 and 1787. Consiguió éxito editorial -tuvo varias ediciones- y llegó a publicarse en Francia en 1809.
De toda la región de Murcia
menciona la abundancia de moscas, lo que, según su testimonio, acortó su
estancia aquí. De Cartagena, comenta su población -sesenta mil almas,
distribuidas en quince mil familias, sus calles anchas y las casas cómodas, de
tejados planos. A la Catedral la califica de “miserable edificio,
actualmente degradado”, que se ha convertido en iglesia parroquial, al
haber sido trasladado el Obispado a Murcia.
No pudo visitar el Arsenal,
-porque había olvidado solicitar las cartas de recomendación”, aunque describe
las dársenas y hace hincapié que en él trabajan como esclavos “dos mil
criminales, casi todos ladrones, que, condenados a la cadena, son llamados
presidiarios”, y que exigen quinientos soldados para vigilarlos.
Al hablar del Puerto
cita la pesca, -que califica de considerable en Cartagena-, y menciona las
importantes capturas de atún chicharro y melvas.
En cuanto a la industria
cita: la del esparto, para la elaboración de cuerdas, esteras,
alpargatas e incluso telas; la de la barrilla (y de otras plantas como el aguazal,
el sayones y la saliscornia) cuya ceniza es utilizada
para la producción de sosa.
Comenta la agricultura de
la zona, -con producción de trigo y cebada, o
también la barrilla, que se emplea como cultivo alternativo al barbecho-; el
arbolado -olivo, higuera, albaricoquero, granado, jinjolero, palmito,
palmera, olmo y álamo-; las norias para obtención de agua, que escasea en los
valles circundantes “donde no existe ningún río”.
(continuará)
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