viernes, 3 de febrero de 2023

ECO.70 NUESTRAS LECTURAS: "COMETAS EN EL CIELO"

NUESTRAS LECTURAS: "COMETAS EN EL CIELO", por Andrés Pérez García


Una buena novela donde Amir, hijo de Baba, un rico comerciante, nos cuenta, unas veces como narrador y otras como protagonista, diferentes aspectos de Afganistán y las vicisitudes de su familia, amigos y conocidos, convirtiéndose su historia en la mayor parte del relato.

Describe muy bien las vidas y costumbres de Afganistán, principalmente de cuatro familias, sobresaliendo las formadas por Baba y Amir y la de sus sirvientes Alí y el hijo de éste, Hassan.

Arranca la novela alrededor del año 1975, momentos en que es derrocado el rey y se proclama la república, de escasa trascendencia o repercusión en los afganos; en esos momentos en que se vive en Afganistán una rica tradición ancestral y al mismo tiempo que se desarrolla una fuerte pujanza en todos los órdenes en Kabul, pero es el instante en que se inicia un periodo muy cruento donde soviéticos, americanos, nacionalistas y talibanes fracasan en llevar una paz duradera a este sufrido pueblo y que ha hecho que miles de afganos hayan tenido que emigrar a otros países, especialmente a Pakistán, Irán y EEUU, para poder escapar del fanatismo y la crueldad de los talibanes sobre todo. Está escrita en un lenguaje sencillo, ameno y muy comprensible, que hace que el lector se meta muy pronto en la novela y se interese por lo que nos va contando o protagonizando Amir. Todo se desliza a su alrededor, afectándole en mayor o menor grado.

Khaled Hosseini aprovecha la historia para repasar la vida en Afganistán, las clases sociales que habitan ese lejano país, el peso de la religión islámica y su repercusión en las personas; la pertenencia a una etnia o a otra lleva a una vida completamente distinta a los habitantes: los hazara, minoritarios y de tendencia chiíta, están totalmente sometidos a los pastunes, mayoritarios y de credo sunita. Estos son los dueños o los amos y los hazara, los sirvientes y casi esclavos con total sumisión y sin manifestar protesta alguna por el trato que reciben. También nos describe el mundo rural con esa estructura tribal y donde la miseria y el analfabetismo es el pan de cada día. La novela se centra en la capital, Kabul, y dentro de la ciudad en los barrios distinguidos donde sus residentes viven con cierto aire europeo, sobre todo los ricos, como es el caso de Baba y Alí, con una suntuosa casa y con todas las comodidades precisas y bajo una fuerte influencia occidental en la alimentación, vestimenta, ocio, etc. Es curioso ver que la atención y el cuidado de la casa lo llevan Alí y su hijo Hassan, ellos son los encargados de comprar, hacer la comida, la limpieza, absolutamente todo.

Los hazara son un grupo étnico originario de Hazaristán, en el centro de Afganistán; también residen pero en menor número en Irán y Pakistán. En Afganistán han sido perseguidos desde hace tiempo, pero ahora con los talibanes se ha recrudecido la crueldad hacia ellos, ya que los consideran herejes por seguir al yerno de Mahoma, Alí. Los sunitas son ortodoxos y seguidores de los primeros califas sucesores de Mahoma.

En este ambiente vive Amir, huérfano de madre, fallece al nacer él, pero con un padre volcado en su felicidad y con los dos sirvientes siempre dispuestos a complacerle. Sin embargo, no es feliz, su padre lo tiene por una persona débil y se lo recuerda con frecuencia, poniéndole como ejemplo a Hassan, de su misma edad y con mucha más resolución que él. Además observa que su padre le tiene un cariño a Hassan semejante al suyo. Más tarde se enterará que es hijo de Baba que lo tuvo con la mujer de su sirviente Alí. Todo esto hace que le tome desprecio y casi odio y lo aparte de sus juegos cuando está acompañado de otros amigos pastunes, tiene vergüenza de que lo vean juntos. Sin embargo, Hassan a pesar de los desprecios de Amir le tiene una firme lealtad y un gran cariño. Se lo demuestra defendiéndolo ante Assef, un cruel sociópata, que después se convertirá en talibán con la única idea de hacer daño.

Amir quiere aparecer ante su padre como una persona dura y resoluta como Hassan. Todos los inviernos existía en los cielos de Kabul una lucha de cometas, que se convertía en un concurso muy apreciado para cualquier niño. Los participantes tenían que eliminar las cometas de los rivales hasta quedarse solos y luego hacerse con la última cometa caída. Ese era el premio más codiciado: había que tener la destreza y la dureza precisas para ganar. Él y Hassan eran muy buenos voladores de cometas, pero siente celos de su amigo y sirviente y no quiere pedirle ayuda. Sin embargo, él sueña que podía ganar y demostrarle a su padre que era una persona dura.

Al final y con la ayuda de Hassan consigue eliminar todas las cometas y hacerse con el premio, la última cometa caída. Cuando Hassan que es quien la recoge va a dársela es atacado y brutalmente violado por Assef. Amir lo presencia todo, siendo incapaz de hacer algo en su defensa, sale corriendo y lo deja en manos de Assef sin prestarle ninguna ayuda.

Este suceso le produce un remordimiento de conciencia tremendo que le mortifica continuamente, pero en vez de pedirle perdón y prestarle la ayuda necesaria ante el lamentable estado de Hassan: magullado, vejado y con una gran hemorragia que le chorrea por la culera, opta por atentar contra su amigo que siempre ha estado dispuesto a ayudarle. Quiere echarlo de su casa, quiere ante una evidencia irrefutable, que su padre lo eche de la casa, para ello esconde en su cama dinero y un reloj. A pesar de que Hassan admite que ha robado el dinero y el reloj, Baba lo perdona y se niega a que sus sirvientes dejen la casa y hace lo posible para que todo continúe igual. Pero Ali le contestó: “Nos vamos, Agha Sahib. La vida aquí resulta imposible para nosotros”.

Poco después y como resultado de la deriva que van imponiendo los talibanes, Baba y su hijo Alí tienen que salir precipitadamente y de forma clandestina y peligrosa de Afganistán rumbo a EEUU, donde se instalan como emigrantes en la ciudad de Fremont, en California, donde Baba se emplea como encargado de una gasolinera de un compatriota afgano y Amir comienza sus estudios secundarios y sigue escribiendo. Poco después se dedican a vender en un mercadillo de la ciudad objetos de segunda mano. Allí conoce a Soraya, hija de un general monárquico, que también está asilado en América, pero que tiene un carácter y una personalidad distinta a Baba, que es orgulloso y rebelde pero noble y actual; Tazzi, el general, por el contrario, es nostálgico de su pasado poder y muy altivo en su forma y en su manera de ser.

Amir termina sus estudios y empieza a triunfar como escritor y toma otro giro su vida. Contrae matrimonio con Soraya y traslada su domicilio a una zona de mayor relieve social. Pero siempre recuerda su pasado, su infancia en Kabul junto a Hassan. Todavía su conciencia le trae momentos tormentosos de su mala consideración hacia Hassan.

Es, precisamente, en estos momentos cuando recibe noticias de Rahim Kan, el amigo de la familia que se quedó en Afganistán. Le comunica que Hassan ha muerto y le pide ayuda para salvar al hijo de éste, Soharab, que se encuentra en Afganistán sólo y en un estado deplorable y con mucho temor por su vida. Es preciso que regrese a Afganistán y rescate de la miseria al hijo de su hermanastro, que tanta amistad y felicidad le dio a él. Soharab no tiene a nadie y él, Rahim, es viejo y está enfermo. “Únicamente lo puedes hacer tú.”

Amir se resiste a salir de EEUU y marchar a su tierra natal, a emprender un viaje incierto y muy peligroso y dejar a su familia y su vida tan placentera y feliz en California. Rahim le insiste que “tiene que ser bueno”, expiar el pecado de la maldad que tuvo con Hassan. Le suplica que recuerde su infancia y el amor que le profesaba Hassan, que de ninguna manera puede dejar ese niño en esa situación tan penosa y trágica. Al final, accede y se compromete ir a Afganistán y llevar a Soharab al orfanato regido por los americanos; después regresaría con su familia.

 

En el nombre de Alá, el magnánimo, el más piadoso, Amir agha, con mis más profundos respetos:

Farzana jan, Soharab y yo rezamos para que esta última carta te encuentre en buen estado de salud y bajo la luz de las buenas gracias de Alá. Da, por favor, mi más afectuosas gracias a Rahim Kan sahib por entregártela.

Amir agha, por desgracia, el Afganistán de tu juventud ha muerto hace tiempo. La bondad ha abandonado esta tierra y es imposible escapar de las matanzas. Siempre las matanzas. En Kabul el miedo está en todas partes, en las calles, en el estadio, en los mercados, forma parte de nuestra vida, Amir agha. Los salvajes que gobiernan nuestra watan no conocen la decencia humana….

Últimamente sueño mucho, Amir agha. A veces tengo pesadillas. Veo cadáveres colgados, pudriéndose en campos de fútbol con la hierba teñida de rojo por la sangre…

Y sueño que algún día regresarás a Kabul para visitar de nuevo la tierra de tu infancia. Si lo haces encontrarás a un viejo y fiel amigo esperándote.

Que Alá siempre te acompañe.   Hassan”.

 

Cuando Amir recibe esta carta, Hassan ya ha fallecido. Es entonces cuando reflexiona sobre su comportamiento, se percata de lo innoble que ha sido su relación y comportamiento con su hermanastro y decide luchar. Le aflora ahora una fuerza y un vigor que anula esa cobardía que ha llevado en su conducta anterior. Decide ir a Afganistán y resolver de forma definitiva y positiva la vida de su sobrino Soharab.

Es una aventura su regreso. Después de muchas calamidades, sacrificios, incluso de peligro de su vida, consigue regresar a California con el niño. Lo adopta y lo instala en su casa como a un hijo. Tienen que trabajar mucho para que el niño adquiera una normalidad en su vida y arroje esa abulia que los sucesos padecidos en el país islámico le han hecho tener.

Buena novela la leída y comentada en el Club de Lectura. Nos cuenta la historia de Afganistán: etnias, religión, gobiernos. La vida en Kabul, las relaciones de la sociedad, el comportamiento humano.


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