NUESTRAS LECTURAS: "COMETAS EN EL CIELO", por Andrés Pérez García
Una buena novela donde
Amir, hijo de Baba, un rico comerciante, nos cuenta, unas veces como narrador y
otras como protagonista, diferentes aspectos de Afganistán y las vicisitudes de
su familia, amigos y conocidos, convirtiéndose su historia en la mayor parte
del relato.
Describe muy bien las
vidas y costumbres de Afganistán, principalmente de cuatro familias,
sobresaliendo las formadas por Baba y Amir y la de sus sirvientes Alí y el hijo
de éste, Hassan.
Arranca la novela
alrededor del año 1975, momentos en que es derrocado el rey y se proclama la
república, de escasa trascendencia o repercusión en los afganos; en esos
momentos en que se vive en Afganistán una rica tradición ancestral y al mismo tiempo
que se desarrolla una fuerte pujanza en todos los órdenes en Kabul, pero es el
instante en que se inicia un periodo muy cruento donde soviéticos, americanos,
nacionalistas y talibanes fracasan en llevar una paz duradera a este sufrido
pueblo y que ha hecho que miles de afganos hayan tenido que emigrar a otros
países, especialmente a Pakistán, Irán y EEUU, para poder escapar del fanatismo
y la crueldad de los talibanes sobre todo. Está escrita en un lenguaje sencillo,
ameno y muy comprensible, que hace que el lector se meta muy pronto en la
novela y se interese por lo que nos va contando o protagonizando Amir. Todo se
desliza a su alrededor, afectándole en mayor o menor grado.
Khaled Hosseini
aprovecha la historia para repasar la vida en Afganistán, las clases sociales
que habitan ese lejano país, el peso de la religión islámica y su repercusión
en las personas; la pertenencia a una etnia o a otra lleva a una vida
completamente distinta a los habitantes: los hazara, minoritarios y de tendencia
chiíta, están totalmente sometidos a los pastunes, mayoritarios y de credo
sunita. Estos son los dueños o los amos y los hazara, los sirvientes y casi
esclavos con total sumisión y sin manifestar protesta alguna por el trato que
reciben. También nos describe el mundo rural con esa estructura tribal y donde
la miseria y el analfabetismo es el pan de cada día. La novela se centra en la
capital, Kabul, y dentro de la ciudad en los barrios distinguidos donde sus
residentes viven con cierto aire europeo, sobre todo los ricos, como es el caso
de Baba y Alí, con una suntuosa casa y con todas las comodidades precisas y
bajo una fuerte influencia occidental en la alimentación, vestimenta, ocio,
etc. Es curioso ver que la atención y el cuidado de la casa lo llevan Alí y su
hijo Hassan, ellos son los encargados de comprar, hacer la comida, la limpieza,
absolutamente todo.
Los hazara son un grupo étnico originario de Hazaristán, en el centro de Afganistán; también residen pero en menor número en Irán y Pakistán. En Afganistán han sido perseguidos desde hace tiempo, pero ahora con los talibanes se ha recrudecido la crueldad hacia ellos, ya que los consideran herejes por seguir al yerno de Mahoma, Alí. Los sunitas son ortodoxos y seguidores de los primeros califas sucesores de Mahoma.
En este
ambiente vive Amir, huérfano de madre, fallece al nacer él, pero con un padre
volcado en su felicidad y con los dos sirvientes siempre dispuestos a
complacerle. Sin embargo, no es feliz, su padre lo tiene por una persona débil
y se lo recuerda con frecuencia, poniéndole como ejemplo a Hassan, de su misma
edad y con mucha más resolución que él. Además observa que su padre le tiene un
cariño a Hassan semejante al suyo. Más tarde se enterará que es hijo de Baba
que lo tuvo con la mujer de su sirviente Alí. Todo esto hace que le tome desprecio
y casi odio y lo aparte de sus juegos cuando está acompañado de otros amigos
pastunes, tiene vergüenza de que lo vean juntos. Sin embargo, Hassan a pesar de
los desprecios de Amir le tiene una firme lealtad y un gran cariño. Se lo
demuestra defendiéndolo ante Assef, un cruel sociópata, que después se
convertirá en talibán con la única idea de hacer daño.
Amir quiere
aparecer ante su padre como una persona dura y resoluta como Hassan. Todos los
inviernos existía en los cielos de Kabul una lucha de cometas, que se convertía
en un concurso muy apreciado para cualquier niño. Los participantes tenían que eliminar
las cometas de los rivales hasta quedarse solos y luego hacerse con la última
cometa caída. Ese era el premio más codiciado: había que tener la destreza y la
dureza precisas para ganar. Él y Hassan eran muy buenos voladores de cometas,
pero siente celos de su amigo y sirviente y no quiere pedirle ayuda. Sin
embargo, él sueña que podía ganar y demostrarle a su padre que era una persona
dura.
Al final y con
la ayuda de Hassan consigue eliminar todas las cometas y hacerse con el premio,
la última cometa caída. Cuando Hassan que es quien la recoge va a dársela es
atacado y brutalmente violado por Assef. Amir lo presencia todo, siendo incapaz
de hacer algo en su defensa, sale corriendo y lo deja en manos de Assef sin
prestarle ninguna ayuda.
Este suceso le produce un remordimiento de conciencia tremendo que le mortifica continuamente, pero en vez de pedirle perdón y prestarle la ayuda necesaria ante el lamentable estado de Hassan: magullado, vejado y con una gran hemorragia que le chorrea por la culera, opta por atentar contra su amigo que siempre ha estado dispuesto a ayudarle. Quiere echarlo de su casa, quiere ante una evidencia irrefutable, que su padre lo eche de la casa, para ello esconde en su cama dinero y un reloj. A pesar de que Hassan admite que ha robado el dinero y el reloj, Baba lo perdona y se niega a que sus sirvientes dejen la casa y hace lo posible para que todo continúe igual. Pero Ali le contestó: “Nos vamos, Agha Sahib. La vida aquí resulta imposible para nosotros”.
Poco después y
como resultado de la deriva que van imponiendo los talibanes, Baba y su hijo
Alí tienen que salir precipitadamente y de forma clandestina y peligrosa de
Afganistán rumbo a EEUU, donde se instalan como emigrantes en la ciudad de Fremont,
en California, donde Baba se emplea como encargado de una gasolinera de un
compatriota afgano y Amir comienza sus estudios secundarios y sigue
escribiendo. Poco después se dedican a vender en un mercadillo de la ciudad objetos
de segunda mano. Allí conoce a Soraya, hija de un general monárquico, que
también está asilado en América, pero que tiene un carácter y una personalidad
distinta a Baba, que es orgulloso y rebelde pero noble y actual; Tazzi, el
general, por el contrario, es nostálgico de su pasado poder y muy altivo en su
forma y en su manera de ser.
Amir termina
sus estudios y empieza a triunfar como escritor y toma otro giro su vida.
Contrae matrimonio con Soraya y traslada su domicilio a una zona de mayor
relieve social. Pero siempre recuerda su pasado, su infancia en Kabul junto a
Hassan. Todavía su conciencia le trae momentos tormentosos de su mala
consideración hacia Hassan.
Es,
precisamente, en estos momentos cuando recibe noticias de Rahim Kan, el amigo
de la familia que se quedó en Afganistán. Le comunica que Hassan ha muerto y le
pide ayuda para salvar al hijo de éste, Soharab, que se encuentra en Afganistán
sólo y en un estado deplorable y con mucho temor por su vida. Es preciso que
regrese a Afganistán y rescate de la miseria al hijo de su hermanastro, que
tanta amistad y felicidad le dio a él. Soharab no tiene a nadie y él, Rahim, es
viejo y está enfermo. “Únicamente lo puedes hacer tú.”
Amir se
resiste a salir de EEUU y marchar a su tierra natal, a emprender un viaje
incierto y muy peligroso y dejar a su familia y su vida tan placentera y feliz
en California. Rahim le insiste que “tiene que ser bueno”, expiar el
pecado de la maldad que tuvo con Hassan. Le suplica que recuerde su infancia y el
amor que le profesaba Hassan, que de ninguna manera puede dejar ese niño en esa
situación tan penosa y trágica. Al final, accede y se compromete ir a
Afganistán y llevar a Soharab al orfanato regido por los americanos; después
regresaría con su familia.
“En
el nombre de Alá, el magnánimo, el más piadoso, Amir agha, con mis más
profundos respetos:
Farzana
jan, Soharab y yo rezamos para que esta última carta te encuentre en buen
estado de salud y bajo la luz de las buenas gracias de Alá. Da, por favor, mi
más afectuosas gracias a Rahim Kan sahib por entregártela.
…
Amir
agha, por desgracia, el Afganistán de tu juventud ha muerto hace tiempo. La
bondad ha abandonado esta tierra y es imposible escapar de las matanzas.
Siempre las matanzas. En Kabul el miedo está en todas partes, en las calles, en
el estadio, en los mercados, forma parte de nuestra vida, Amir agha. Los
salvajes que gobiernan nuestra watan no conocen la decencia humana….
Últimamente
sueño mucho, Amir agha. A veces tengo pesadillas. Veo cadáveres colgados,
pudriéndose en campos de fútbol con la hierba teñida de rojo por la sangre…
Y
sueño que algún día regresarás a Kabul para visitar de nuevo la tierra de tu
infancia. Si lo haces encontrarás a un viejo y fiel amigo esperándote.
Que
Alá siempre te acompañe. Hassan”.
Cuando Amir
recibe esta carta, Hassan ya ha fallecido. Es entonces cuando reflexiona sobre
su comportamiento, se percata de lo innoble que ha sido su relación y
comportamiento con su hermanastro y decide luchar. Le aflora ahora una fuerza y
un vigor que anula esa cobardía que ha llevado en su conducta anterior. Decide
ir a Afganistán y resolver de forma definitiva y positiva la vida de su sobrino
Soharab.
Es una aventura su regreso. Después de muchas calamidades, sacrificios, incluso de peligro de su vida, consigue regresar a California con el niño. Lo adopta y lo instala en su casa como a un hijo. Tienen que trabajar mucho para que el niño adquiera una normalidad en su vida y arroje esa abulia que los sucesos padecidos en el país islámico le han hecho tener.
Buena novela
la leída y comentada en el Club de Lectura. Nos cuenta la historia de
Afganistán: etnias, religión, gobiernos. La vida en Kabul, las relaciones de la
sociedad, el comportamiento humano.
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