CENSURA Y OPACIDAD ¡NO!, por Paco Acosta
Ya estamos llegando a una fase de
estabilidad en la pandemia del Covid19, y puede que sea el momento de que los
que así lo sentimos, elevemos nuestras voces, y quejas, contra la manera
autoritaria de haberse gestionado este delicado asunto. No me meto en si la
gestión y las medidas tomadas han sido buenas o malas, todo lo eficaz que
algunos proclaman o ineficaz según otros, a la vista de los resultados,…
El caso es que a este gobierno le
ha tocado este asunto, y se supone que lo han intentado solventar de la mejor
manera que sabían o podían. Siempre habrá otros que digan que lo habrían hecho
mejor o de otra forma. Y también es verdad que una vez conocidas las
consecuencias, siempre se puede hablar, con fundamento, de que se deberían
haber tomado otras acciones. Es el sino de los que tienen la responsabilidad
de la gestión y la toma de decisiones.
A mí lo que me ha parecido
indignante es que el dar cuenta de la gestión o gestiones realizadas, se haya
efectuado “a la manera chavista”, es decir sin dar exhaustivas cuentas a los
ciudadanos y saltándose los procedimientos que en democracia nos habíamos
establecido. Al menos en lo que quiero reflejar en este artículo: censura y
opacidad o falta de trasparencia.
Comenzaré por la “censura”. Es
inadmisible que al proporcionar la información de un tema tan importante no se
admitan, desde los primeros momentos las preguntas y repreguntas de los medios
de comunicación. Y que exista un “censor” que filtre las preguntas que interesa
contestar y las que no.
Asimismo es desde todo punto
inadmisible que los ciudadanos no podamos enviar y re-enviar “a nuestros
amigos” aquella información que queramos, sea cierta, o contrastada, o
parcialmente falsa, o incluso un bulo… Pues ¡no!, en lugar de eso se ha instado
a los responsables de whatsapp, Instagram y otras redes sociales para que
impidan la circulación masiva de aquellas “noticias” que, según dicen las malas
lenguas, perjudicaban o criticaban la gestión del gobierno. Estamos en
democracia y si alguien comete un delito con la difusión de alguna “información
cierta o falsa” hay que denunciarlo y que sean los jueces los que lo juzguen.
¿Es que se tiene miedo a la libertad de opinión? ¿Volvemos a la época del
NO-DO?
Y qué decir de la “opacidad” o
falta de trasparencia en la gestión de lo público. Se ha cerrado el Portal de
transparencia, donde se deberían publicar y estar perfectamente documentadas
todas las contrataciones de la administración. Es la garantía de que los
contratos se realizan según los procedimientos establecidos, por los importes
correspondientes, adjudicados a las empresas idóneas, con las fechas de pedido
y suministro,…. A día de hoy no se sabe el detalle de todas las contrataciones
de material, ciertamente necesario y urgente, de aquellos elementos que se han
precisado para afrontar la lucha contra el coronavirus. ¿Hay algo que
ocultar?
Y como un tema mixto de censura y
opacidad, comentaré de pasada que tampoco se ha divulgado la composición del tan
cacareado comité de expertos cuyos informes han servido para la toma de
decisiones tan importantes como las que hemos sufrido los ciudadanos en estos
meses de confinamiento. ¿Realmente eran expertos?
Posiblemente los lectores echen
en falta algún comentario relativo al número “real” de fallecidos como
consecuencia del covid-19… Me conformo con indicar aquí que cada vez que se
trata de este tema, se pone la muletilla de “según las cifras oficiales…”
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