lunes, 17 de julio de 2023

ECO.73 EL INCENDIO EN LA CATEDRAL DE LEÓN

El incendio en la  Catedral de León, por Marco A. Santos Brandys


Cuando Notre Dame se quemó, los franceses andaban haciendo aportaciones millonarias, y los políticos europeos pidiendo donativos para la cultura europea, los franceses tan chauvinistas, andan diciendo que en un lustro tendrían restaurada la catedral, aunque otros dicen que necesitarán 20 años. Conviene recordar lo siguiente:

El 29 de mayo de 1.966, -domingo de Pentecostés-, un rayo, cayó sobre la Catedral de León, incendiando toda la cubierta. Se cayó la techumbre, los florones de madera y todo. Pero en este país de gente brava, acudió hasta el que pedía limosnas a la puerta. Allí fueron los equipos apagafuegos de la Base Aérea de la Virgen del Camino, los soldados de reemplazo y los de Almansa, los bomberos de Zamora, Valladolid, de la Base aérea de Villanubla, de Palencia, de Santander, de Oviedo, de Gijón, de Avilés y hasta los de la Base de Torrejón de Ardoz. Hubo que poner la Guardia Civil en la carretera para mandar personas a casa porque ya no cabía más gente trabajando. Esas cosas que tenemos los españoles, que somos solidarios.

El Gobernador Civil, Don Andrés Seoane que además era encargado de Patrimonio, con un par se metió a rescatar algunas joyas de la catedral, mientras caía la techumbre, oyéndose hasta en Ponferrada, que a algunos del susto se les atragantó el botillo y como coordinador y conocedor del tema, evitó que se usara agua, porque las techumbres en los arcos de bóveda se hacían con piedra volcánica o toba de Renedo de Valderaduey que, aunque admite bien el calor absorbe el agua y evitó que se usara demasiada, empleando espuma y con conocimiento de causa, evitó males mayores.

No hubo heridos salvo leve el bombero Manuel R. Valencia y el soldado de reemplazo del Regimiento de Almansa José A. Álvarez, que tuvo que liarse a hostias con un vecino que quería meterse a ayudar en la Plaza de Regla y ya sabemos cómo son estos tíos de León, bravos y cabezones como su nombre indica y que con toda la pasión del momento, quería entrar a salvar su catedral. Nada de importancia, más que estas cosas que tenemos los españoles cuando andamos calientes.



No había imágenes, pero Radio París y Londres, informaron rápidamente y al día siguiente la prensa italiana. Pronto acudió Enrique Tarancón que entonces era metropolitano de Oviedo y Monseñor Almancha con 79 años, pero que vivió aquello con un medio soponcio que casi le deja en el sitio, pero antes de que se apagaran las ultimas llamas, ya estaban mirando cómo reconstruir la techumbre. Así que el 30 de mayo y sin saber cómo se iba a pagar la falla en la que se convirtió la catedral, se empezó a desescombrar y tres días después, el 3 de junio, se solicitó al ministro, una subvención de 5.000.000 de pts., para empezar a hacer el nuevo tejado. Aquí cuando se quieren hacer las cosas, se hacen, y el día 14 de junio el Ministro de Hacienda Juan José Espinosa San Martín, se fue echando leches a León, con el cheque en la mano.



El ministro de Educación, con un sobrante que tenía a mano, puso otras 312.308 pesetas, y la fundación Rogelio Fernández puso a trabajar a las empresas de León y pagó la estructura de la nave central. La catedral metodista de Washington también puso algunos cuartos, porque ellos copiaron para su catedral, las vidrieras de las de León.

Desde el primer día, entraron los técnicos y aunque cerrada la catedral, las puertas estaban abiertas para que se fuera secando y enfriando la piedra y en menos de una semana, se habían puesto más de 50.000 tejas.

La Empresa de Rogelio Fernández, de León, hizo todas las cerchas de hierro diciendo sin encomendarse a Dios ni al diablo, que aquello lo hacía de hierro para evitar que se volviera a quemar, y para evitar los problemas de dilatación, ideó un sistema con rodamientos que impide que la estructura rígida se viese afectada. Fue una solución técnica que no ha requerido después más que pequeñas obras de mantenimiento, aunque ahora habría tenido que intervenir Patrimonio, para ver si esa solución era aceptable históricamente.

Las obras se acabaron el 15 de octubre de 1.966 y cinco meses después la catedral estaba ya abierta al culto y al público, aunque oficialmente no se recibieron las obras hasta el 28 de mayo de 1.967, haciendo ese día una solemne misa de Acción de Gracias y Tedeum por no haber sufrido daños en lo artístico. Así se hacían las cosas entonces, por la bravas.

Y es que en España cuando se quiere, se puede, aunque tengamos políticos ineficaces que hacen minutos de silencio y declaraciones solemnes.

Lo que hace falta. son hombres como el Gobernador Civil Don Andrés Seoane y ministros que vayan con los cheques en la mano. Luego la gente de bien, desescombra, recoge, hace cerchas, coloca tejas, barre y se pone de monaguillo si llega el caso. En cinco meses, tuvieron la catedral de León, abierta, misas solemnes, Tedeums y obras pagadas.

Cuando España quiere y los políticos y la parafernalia administrativa no meten las narices, trabajan los hombres de bien y sacan las cosas adelante.








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"