jueves, 2 de julio de 2020

ECO.54 VALORES

VALORES, por A.F. García


Se habla mucho de valores. ¿En qué valores estamos pensando? Mientras estamos atravesando esta larga y dura etapa de confinamiento habremos tenido ocasión de reflexionar. Si nos hemos limitado  a aguantar una ansiedad y una tensión a punto de explotar en busca de un resquicio para burlar la imposición y volver a la rutina anterior, has desperdiciado la ocasión de mirar tu vida desde fuera hacia dentro y replantearte esa vida que tienes por delante.
Empecemos por priorizar los valores. La vida, la salud, el alimento…; si uno no tiene el primero le sobran los siguientes.
 Es básico saber separar lo que es absolutamente necesario e imprescindible de lo superfluo y prescindible.

A lo largo de España se han dado varios casos de contagio en grupo por una fiesta de cumpleaños. En esta semana he oído en el entorno cercano a mi casa el conocido canto. No sé si en los próximos días lo tendrán que lamentar.
Si se han suprimido grandiosos eventos en Barcelona, Valencia, Sevilla…, incluso los Juegos Olímpicos de 2020, ¿no podrían estas familias suprimir o aplazar con menos complicaciones que los eventos citados.
Son muchas las personas que lo han manifestado, muchas más las que pensamos que las situaciones difíciles nos definen a las personas:
1.     Unos, la minoría, por unos momentos de capricho o satisfacción efímera, arriesgan no solo su salud y su vida, sino también la de sus personas más cercanas, familiares y amigos, y la de muchas personas más, en una progresión muy difícil de calcular y prever.
2.     Otros, una inmensa mayoría de los ciudadanos, encabezados por todo el personal sanitario, los cuerpos de seguridad y de defensa del estado, las personas que han seguido los servicios esenciales de limpieza, abastecimiento, transporte... se han arriesgado la salud y la vida por los demás. A ellos añadiríamos una multitud de voluntarios sin nombre ni salario. Todos ellos arriesgando su salud y su vida a favor de los demás. ¡Cuántos de ellos la han perdido ya! ¿No les parece a ustedes que todos los que seguimos viviendo estamos en justa deuda con ellos?
3.     ¿No hace pensar, reflexionar, tomar conciencia… a esa minoría de insensatos? ¿Qué es más llevadero, permanecer sano en tu casa o permanecer postrado en una cama afectado del coronavirus o de cualquier otra grave enfermedad?
4.     Por favor, pensemos con sensatez, agradezcamos la vida y la salud; no juguemos con ella, que solo tenemos una. No lo echemos todo a perder por un solo momento cuando tenemos muchos por delante.

Para esto y para otras cosas puedo afirmar convencido que los buenos momentos de la vida no tienen por qué venir ligados a fechas de calendario, sino a momentos en que los miembros de una familia, un grupo de amigos…, tienen ocasión de juntarse y lo pueden hacer.
Hay rutinas que son inevitables y necesarias, tales como los horarios de trabajo y de descanso. En la mayoría de las demás cosas, aunque sea bueno programarse, se debe hacer siempre con flexibilidad. Es absolutamente necesario mantener una actitud y capacidad de adaptación. Es algo que he aprendido en estos últimos años y sobre todo las últimas semanas. Es algo a lo que nos obligan las diferentes circunstancias desfavorables.

El filósofo Eladio Chavarri, como buen observador de la humanidad, definía al humano actual como el hombre productor consumidor. Y eso es lo que aprecio, con no poca tristeza, en bastantes dirigentes políticos actuales, que dan prioridad casi absoluta a esa faceta humana de productor- consumidor,  dejando o relegando a segundo plano la muy preocupante multitud de infectados y muertos por la pandemia.
Yo diría que reflexionáramos y consideráramos de urgente necesidad en poner orden y equilibrio en esta evolución o estamos elaborando nuestra propia autodestrucción como especie humana.
Deseamos, pedimos y esperamos que la gran industria se lo tome en consideración  y acometa su desarrollo de inmediato.
Dirijo mi modesto mensaje al ser humano de mi entorno, precisamente en los momentos de desescalada que atravesamos, en los que se nos permite desplazarnos por la Región y disfrutar de la playa y el campo.
 Ciudadana- ciudadano, el Creador, la naturaleza, han puesto la tierra y el mar a tu disposición para que disfrutes de ellos y los seres vivos, animales y plantas que los habitan, no para que seas su bárbaro y despiadado depredador. Tú los necesitas más a ellos que ellos a ti. Piénsalo. ¿De dónde proceden los alimentos que consumes y hasta el aire que respiras? 
Si vas a la playa y te bañas, disfruta plenamente de ello, porque es saludable para tu cuerpo y para tu mente, pero no seas el bárbaro depredador de sus animales y plantas. Esos seres vivos no tienen que ser los depositarios de tus basuras, que tienes otro lugar donde dejarlas. No arruines por tu egoísmo la herencia de tus hijos y nietos. Déjales un espacio limpio.
Si vas al campo, no lleves a él la barbarie urbana, contaminado física y acústicamente y depositando tus basuras, para las que tienes otros espacios. En el campo mira, observa y escucha,  disfruta de lo que ves y lo que oyes.
No lleves contigo lo peor de la ciudad al campo; trae contigo lo mejor del campo a la ciudad: salud física y mental.

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

(Fray Luis de León)

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