jueves, 2 de julio de 2020

ECO.54 FUTURO DIFERENTE

FUTURO DIFERENTE, por A.F. García



No podemos pensar en un futuro como una simple continuidad del pasado, como si nada hubiera ocurrido. De los errores se aprende y de eso se trata. Este error es global, lo estamos sufriendo todos. La idea de buscar un culpable o quién es más culpable no lleva a ninguna parte. Es mezquino.

El cuidado de nuestra atmósfera, de nuestro suelo, nuestras plantas, animales o personas, de nuestros mares, nuestra minería, industria, agricultura, nuestra sanidad, educación, nuestro modo de vivir deben ser considerados a fondo. Hasta nuestro ocio actual o modo de consumo debe replantearse de manera diferente, aunque su adaptación se haga gradual. 

Salvar España en contraposición a arruinar España… ¿Qué significan esas expresiones que se dicen tan categóricamente decenas, hasta cientos, de veces al día?

¿Qué es España? Para algunos, entre los que me incluyo, España son todos y cada uno de los 47 millones de personas que lo habitan, diversos, pero unidos por dos milenios de historia.

Lo importante para España, para esos 47 millones, desde un punto filosófico y ético y siguiendo la escala lógica de valores, son la vida, la salud, el bienestar…
¿Se puede hablar de otros valores? Por supuesto, pero debe ser a partir de éstos. Si éstos están a salvo, también lo está España.

Dentro y fuera de nuestro país, puede haber personas, gobernantes, líderes políticos… que den preferencia a la economía, la producción ... Nunca se debe situar, en escala de valores, el producto por delante del ser humano que produce y consume, al menos mientras éste sea una persona que piense y sienta, no un robot.

A este propósito, deseo recordar la evolución de la crisis financiera de 2008. No me siento en condiciones de afirmar o negar que España haya recuperado el nivel global del PIB de principios de ese año.

Sí me siento en condiciones de afirmar que en esos 11 años (2008-2019) el número de personas que viven bajo el umbral de la pobreza se ha más que duplicado; que sanidad, educación, investigación…, han sufrido importantes restricciones; que la masa de trabajadores, empleados, funcionarios, pensionistas… no han recuperado el poder adquisitivo anterior al inicio de la crisis. Más grave aún, los derechos y la situación laboral han retrocedido varios decenios, no menos de unos 40 años.

Comento lo anterior para aclarar que producción y crecimiento económico no se traduce en bienestar y la correspondiente vida digna de las personas, aunque así debiera ser.

Si la salud y la sanidad, a cuyo sector pertenecen los héroes más relevantes del momento, es lo que debe hoy recibir la atención preferente, démosle, desde nuestro interior, la merecida gratitud y reconocimiento.  

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