miércoles, 17 de marzo de 2021

ECO.59 ¿QUÉ SE PRETENDE?

 ¿Qué se pretende?, por A.F.García

Debajo del depósito del agua hay un amplio espacio calificado como inundable desde hace décadas. Coge por el medio la vía pecuaria, que revalida una vez al año la Asociación Ecologista ADELA, ruta senderista diaria de decenas de caminantes. Tiene por límites: al Norte, el monte, reserva natural protegida; al Este, la rambla de Bocaoria o La Azohía; al Sur, viviendas, la carretera, el paseo, la playa y el mar; al Oeste, viviendas: antiguas, en la ladera del monte; prefabricadas, en el medio; al lado de la vía pecuaria, del pozo Egea hacia la carretera, las viviendas son de diverso tipo, desde chalets familiares, a dúplex, cabañas o chabolas, rulots…

  

 

Son grandes espacios allanados y cercados. El primero cogió al depósito y el camino de acceso por el medio. Éste suponía para mí el paseo corto, el día que no podía otro más largo. Hace años, al hacerlo, me topé con un matrimonio más bien joven. Ella se prestó a informarme. Era murciana casada con un francés. Había adquirido aquel terreno, cercado por orden del Ayuntamiento, y proyectaban instalarse y cultivarlo. Parece que va siendo así: desde casa puedo ver una pequeña nave, una rulot, algún vehículo…; y, desde hace poco, árboles, árboles variados. Junto al espacio residencial, palmeras; por la finca, frutales, especialmente, olivos, alineados como en Andalucía. 

Los espacios alineados y cercados suponen varias hectáreas. Cuando pasé por allí y tomé las fotos era muy temprano, como se puede apreciar, y lo único que me dijo quien estaba faenando es lo que se ve: que lo estaba cercando.

 

Uno supone ya que no es para dejarlo así, una labor de desertización, como extensos espacios de Murcia y Almería. A la vista de lo que se ve en esta zona desde hace muchos meses y de lo que oí a más de una persona, estos espacios se están preparando para instalar viviendas prefabricadas.


Esto le hace a uno pensar sin atreverse a decir qué es lo más correcto. Si se tratara de arrasar unos hornos de cerámica romana, como ocurrió en la rambla de Valdelentisco, se alarmaría e indignaría. Si se tratara de arrasar un pinar para edificar unas torres tan adefesios como en San Ginés, me resultaría parecido. Si al lado de los asentamientos, se adecentan los entornos, se mantienen limpios, añaden árboles o plantas decorativas, como los arriba mencionados, no tengo nada que decir. Siempre será preferible a lo mencionado en otra página y que no está a muchos metros de esto.




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