jueves, 17 de diciembre de 2020

ECO.57 LAS LENGUAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

LAS LENGUAS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA, por A.F.García

Es una riqueza desde un punto de vista histórico, lingüístico y cultural que en nuestra Península hayan pervivido tantos idiomas, que enumeraré por antigüedad:

El eusquera, la más ancestral, es la única lengua que no es de origen latino, ni siquiera indoeuropeo. No me siento en condiciones, capacitado, para atribuirle un origen. Sin embargo, sí me atrevo a reconocer sus huellas en el castellano.

El bable o astur leonés lo sitúo a continuación por lógica de evolución histórica. Recoge restos ancestrales de una lengua pre-indoeuropea y elementos celtas. Fue lengua del antiguo reino de León y un pequeño territorio en torno a Miranda do Douro en Portugal. Ha desarrollado un modesto cultivo literario del siglo XVI al XX, básicamente poesía, teatro y cuento. Tiene su diccionario y su gramática, así como su Academia de la Llingua.

El aragonés, que fue lengua del Reino de Aragón, quedó reducido a la zona norte de esta región.

 El gallego es una lengua, que da lugar al portugués, que luego evolucionarán por separado.

Actualmente el portugués, fuera de Portugal, se habla en Brasil (212 millones de hab), Angola, Mozambique… hasta un total de 291 millones de habitantes.

El catalán es una lengua romance que se formó en los territorios del norte de Cataluña entre los siglos VIII y X, que entonces formaban parte del Imperio Carolingio.

Posteriormente, Jaime I el Conquistador reconquistará lo que será el Reino de Valencia y hoy Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, lo que dio lugar a la expansión de su lengua y derivará en el valenciano.

El mallorquín, menorquín o ibicenco tienen su propia evolución y fisonomía como lengua romance.

En estos nuevos territorios no tienen problema para entenderse en castellano.

En nuestra Península, en España incluidas las Baleares se hablan varios idiomas y dialectos. Ello debe ser considerado una riqueza lingüística y un orgullo mientras no se trate de imponer ninguna, marginar o impedir el uso de alguna de ellas.

Yo, asturiano, nacido y criado junto al río Narcea, aprendí a hablar hablando el Bable occidental, que después he sabido que es de lo más antiguo de la Romania. No pude evitar alguna burla de parte de alguien que era o se consideraba buen castellano hablante.

Según referencias de Rosalía de Castro y Curros Enríquez, los gallegos que se iban Castilla a labores de siega o vendimia sufrían humillación por su fala galega.

Pío Baroja refiere casos del niño del caserío vasco que recibe un castigo físico del maestro castellano cuando decía una palabra en euskera.

Joan Marsé refiere que cuando tenía 8 años, y era muy aficionado a los cuentos y tenía muchos en catalán, éstos fueron quemados en el patio de su casa, al acabar la Guerra Civil. En su discurso al recibir el Premio Cervantes vino a expresar muy claro su no a la persecución lingüística.

El pensamiento y la palabra es algo de lo más grande y distintivo que tiene el ser humano y no se le debe poner barreras, corsés, fronteras… No debe haber más límites que el respeto que merece toda persona.

Cuando una persona, como Joan Marsé, recibe el Premio Cervantes por la calidad de su expresión en Castellano y en su bello discurso relata aquel triste momento de su infancia para condenar esa situación y la contraria nos ha dado un ejemplo de alta calidad humana.

La ha dado él y la están dando muchos escritores, personas del mundo de la cultura y el arte en Cataluña, Euskadi, Galicia… Ningún catalán, vasco o gallego se tiene que sentir molesto porque otro de su misma región se exprese en castellano, ni más ni menos que si se le oye hablar en inglés o alemán.

Ningún español, hablante de castellano, se tiene que sentir molesto porque oiga hablar en gallego, vasco, catalán, ni más ni menos que si lo oyera en francés o italiano.

El devenir histórico ha hecho que un habla que surgiera en un pequeño territorio, que ni siquiera era reino sino condado, lo mismo que aquel territorio se trasformó en reino y se expandió hacia el sur, se unió al de León imponiendo su supremacía. Dirigió la política exterior hacia el Nuevo Mundo, se extendió sobre la mayoría de aquel Continente junto con el idioma.

Lo mismo Portugal y su idioma, que en principio parecía una simple prolongación del gallego, hoy es el idioma de casi 300 millones de hablantes. El proceso es una realidad, que, como otras, puede asombrarnos y merece analizarse y estudiarse. Pero no intentemos cambiar o negar. Ni se debe ni se puede. Está ahí, sepamos cómo fue.

Si el castellano se impuso, no fue solo por poder político, sino porque a partir del siglo XII decenas de personas apostaron por ella empezando a crear y expresarse en ella. Algunos anónimos como los autores del Mio Cid y cientos de Juglares más; otros, con nombre. La apuesta de Alfonso X, el Sabio, el Infante don Juan Manuel, el Arcipreste de Hita fue decisiva.

Actualmente, en Euskadi, Galicia, y Cataluña hay brillantes escritores en castellano. ¿Supone ello menosprecio al idioma de su región? En mi criterio, no. Defender una lengua no se hace obstaculizando o impidiendo otra, sino conociendo y cultivando adecuadamente la propia. ¿No vemos a diario personas enemigas de otra lengua, expresándose incorrectamente en la propia?

Como ven, hablo de castellano, no de español, siendo para mí el mismo. Lo hago conscientemente. En territorio español hablo de castellano, porque los demás idiomas también son españoles; no son extranjeros. Si estoy fuera de España y con gente de otro país, digo español como idioma oficial que representa a España.


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