jueves, 2 de mayo de 2024

ECO.78 APUNTES ANEXOS A PHICARIA 2024: “CARTHAGO EN IBERIA”

Apuntes anexos a PHICARIA 2024: "Carthago en Iberia", por A. Fernández García

Cartago, conocida como Kart-Hadasht (Nueva Ciudad) fue fundada por la reina fenicia Elisa, más conocida por Dido hacia el año 814 a.C.

Roma, según la leyenda de Rómulo y Remo el 21 de abril de 753 a.C.

Cartagena la funda Asdrúbal en 227 a.C. con el nombre de Qart-Hadasht (Capital Nueva en la Península).

Viene al paso recordar, por orden cronológico, los pueblos o civilizaciones que llegaron a la Península: iberos, celtas, tartesios, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y árabes.

Aprovechemos también las leyendas.

Según Virgilio, poeta latino, en su ENEIDA, el héroe troyano Eneas, tras el incendio de su ciudad por los aqueos, huye con los suyos, deambula por el Mediterráneo, arriba a Cartago, donde Dido trata de retenerlo sin conseguirlo; termina arribando a Italia para gloria de la futura Roma. Ello ha dado lugar al tópico “entre tirios y troyanos” para definir una eterna rivalidad.

Según historiadores romanos, nuestra Cartagena habría sido fundada en 1.412 a.C. por el legendario rey Testa con el nombre de Contesta; otros, por el desterrado rey Teucro la sitúa en 1.184 a.C. con el nombre de Tucria.

Desde el siglo VII a.C. empezaron a llegar los fenicios, juntamente con otros cananeos, a la Península, donde se fusionaban con los nativos: éstos serían los mastianos en el sureste peninsular; en cambio, sería con los tartesios en el suroeste peninsular. En ambos casos creaban comunidades formando pequeñas ciudades estados al estilo de Fenicia. Muestras de Baal, el dios cananeo, de Astarté, diosa tutelar de Tiro y Melqart, dios del comercio y los navegantes, son los restos arqueológicos, que están descubriendo nuestros meritorios investigadores. 

Se formaron asentamientos mayoritaria o exclusivamente fenicios, pero también hubo poblaciones mixtas o predominantemente indígenas con algunos individuos fenicios. A partir de esta coexistencia y contactos frecuentes entre indígenas y fenicios se desarrolló la cultura tartésica.

La arquitectura y urbanismo era de tipo fenicio, pero la cerámica de estilo indígena siguió teniendo mucha presencia, y con el tiempo resulta difícil distinguir unos de otros. Esto puede sugerir un proceso de hibridación cultural que afectó tanto a nativos como a los propios fenicios. Hoy en día se entiende Tartessos como una civilización o cultura indígena fuertemente influida por los fenicios, una cultura híbrida del sudoeste peninsular.”

 

A decir verdad, los fenicios con el uso del alfabeto y la escritura les hacía superiores, un mayor desarrollo de las técnicas agrícolas (la vid y el olivo eran los más comerciales), así como una mayor pericia en las artes de la marina y productos elaborados.

Según Herodoto desde 1.100 a.C. nuestras costas ya eran exploradas por fenicios y griegos, tenían conocimiento de sus riquezas mineras y empezaban a comerciar con los nativos.

El descubrimiento de oro, plata, plomo, cobre, hierro, manganeso… pronto despertó la codicia de cartagineses y romanos.

Cartago y Roma eran las dos grandes potencias que pretendían dominar el Mediterráneo. Ambas firmaban tratados en los que se comprometían cada una a respetar la zona de influencia de la otra.

La 1ª Guerra Púnica, entre 264 y 241 a.C., entrando en el conflicto entre Mesina y Siracusa. Cartago tenía amplios territorios en la costa africana, Córcega y Cerdeña y una gran flota. Los romanos siempre fueron excelentes aprendices e imitadores. Consiguieron capturar algunas naves cartaginesas e imitarlas con creces.

Así ganaron esa larga guerra e impusieron a Cartago unas duras condiciones.

 

En 237 a.C. Amílcar Barca primer general cartaginés y padre de Aníbal accedió a la Península desde Gadir y estuvieron en ella hasta 207 a.C. Fue un conquistador violento y murió en combate frente a los indígenas.

Le sucedió su yerno Asdrúbal el Bello, fundador de Cartagena en 227 a.C. con el nombre de Qart-Hadasht (nueva capital). Llevó una política de consolidación cartaginesa en la Península de forma conciliatoria, llegando a casar a Aníbal con Himilce, una princesa nativa y firmar un nuevo tratado con Roma, fijando en el Ebro, el nuevo límite de influencia.

El tesoro de El Saladillo (Mazarrón), donde se encuentran 50 monedas con el busto de Asdrúbal hace preguntarnos si éste pretendía crear en la Península un reino federado a Cartago. Sin embargo, en el 221 a.C. es asesinado por un hispano.

Queda al mando Aníbal con unos 25 años, pero con mucha experiencia militar y política. Entre ese mismo año y el 220, en campañas rápidas ocupa la meseta entre el Guadiana y el Duero, un amplio campo de aprovisionamiento.

Conseguido esto, consciente de que el dominio del mar se invirtió a favor de Roma en la 1ª Guerra Púnica, planea atacar a ésta en su propio terreno desplazando allí su ejército por tierra. A principios de 218 a.C. cruza el Ebro, lo que provoca la declaración de guerra por parte de Roma. Avanza por territorio galo; cruza el Ródano en su parte alta para evitar el hostigamiento de Escipión; cruza los Alpes en noviembre, afronta el invierno, perdido su ojo derecho.

De sus 39 elefantes sólo le queda uno. Aun así, vence a los romanos en las batallas de Tesino, Trebia, Trasimeno y Cannas.  En ésta los romanos volcaron todos sus recursos, pero fueron destrozados. Les pidió la rendición, pero Roma no aceptó, dispuesta a morir luchando.

Aníbal siguió casi diez años en Italia con su ejército mermado y falto de abastecimiento. Los analistas de entonces y de ahora se preguntan por qué. Estos mismos lo han considerado uno de los mayores estrategas de la historia, junto con Alejandro, César y Napoleón. Sus enemigos así lo han reconocido e imitado.

Escipión se decide atacar Cartago e Hispania de donde provenían sus recursos; en 209 a.C. toma Cartago Nova y posteriormente Baecula en 208 a.C., enclaves estratégicos por sus metales.

Después se traslada a África y amenaza Cartago. El senado de esta ciudad reclama a Aníbal, que es vencido de forma definitiva (fue el final de la 2ª Guerra Púnica) en la batalla de Zama en el 202 a.C. por Escipión con la decisiva colaboración de Numidia (actual Argelia). A partir de ahí Aníbal será objeto de busca y captura para los romanos hasta su suicidio en Bitinia en 183 a.C.




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