viernes, 5 de agosto de 2022

ECO.67 ESPARTO

 ESPARTO, por A.F.García


Desde el siglo V antes de Cristo los fenicios empiezan a utilizar en el Levante español el esparto como materia prima de poco coste para elaborar algunos utensilios. Sus seguidores, los cartagineses, fundarán su Cartago Nova Espartaria en el siglo II antes de Cristo.


Los romanos también usaban nuestro esparto para elaborar parte del utillaje en sus masivas explotaciones mineras.

En realidad, se puede demostrar que desde el Neolítico se utilizó siglo tras siglo hasta hoy.

Tuvo su mayor auge después de 1940 por la pretendida autarquía de la Dictadura. En cambio, se produjo un gran declive a partir de las décadas 60 y 70 con la invasión de las fibras sintéticas. Empezamos la edad del plástico, que ahora estamos intentando desechar.

En nuestra Región se mantienen varios museos de esparto. Ayer he tenido el honor de visitar uno privado en el hogar del artesano más primoroso que conozco.




Nuestra Asociación ha asumido desde su primer momento, por iniciativa de Encarna Torres Madrid. Con el artesano Higinio de Campillo de Adentro. El maestro Casto Álvarez Ballesta siguió con nosotros mientras la salud se lo permitió.



Ahora, con gran asiduidad ha asumido la tarea Diego Casanova. Que está manteniendo la regularidad incluso en verano. Esa continuidad da lugar a muchas horas de contacto humano, de cordial relación social, de amistad. Eso que también se repite dos veces por semana en dos grupos diferentes, mientras unos aprenden de otros el lenguaje de la calle del otro, desarrollan relaciones humanas positivas.


Eso recuerda bastante las tradiciones de todas las culturas, todos los países y regiones, en que los trabajos en común daban lugar a leyendas, cantos, cuentos, mucha creación literaria oral y mantenida y transmitida oralmente.


De ello dan muestra nuestros autores medievales y recoge de manera muy especial Menéndez Pidal.


Yo no paso a ver este grupo tantas veces como quisiera, pero me emociona. Siempre hay varias trabajando. Sin embargo, aunque el número sea similar, varían con frecuencia los componentes.


“¡Qué descansada vida

la del que huye del mundanal ruido

Y sigue la escondida

senda por donde han ido

los pocos sabios que en el mundo han sido!”

                                     (Fray Luis de León)








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