Empresarias de leyenda, por A.F.García
Ayer tarde,
día 26 de mayo de 2021, he tenido la ansiada entrevista con estas dos mujeres, estas
dos empresarias, muy conocidas en Bello Rincón, zona de Poniente del Municipio de
Cartagena. Se trata de Catalina García Madrid y Ana Pilar García
Madrid, que dirigen los establecimientos de Isla Plana Brico Pepelino
y Tienda Kiosco Pepelino, a la que los vecinos de la zona llamaron, y seguimos
apodando “El Corte Inglés”, por su puntual abastecimiento y buen servicio.
Al fin,
Cati aceptó la entrevista en su despacho. Empecé, por empezar con algo, por la fecha
de inicio de su tienda, 1968, hace 53 años; la de bricolaje, hace sólo 12. "La primera tienda era mucho más pequeña, porque detrás de ella estaba la vivienda. Con el
tiempo, hicieron la planta superior, que se transformó en la vivienda familiar".
La tienda, dice ella, "se hizo a trozos" hasta ser lo que ahora es. Realmente, yo
desconocía la magnitud y variedad de artículos de la tienda hasta que me atreví
a tomar fotos unos días antes.
Hacían falta
productos en la zona, que no se podían tener en la tienda y tuvieron la genialidad
de abrir una gran tienda de bricolaje, que también impresiona por la cantidad y variedad
de cosas que hay allí. "Pertenecemos a la "Cadena88", porque
es muy difícil estar bien abastecido, andando por libre".
Con las veces que entro en ella aún se me escapa
el control; tengo que acudir a Marisol o Juan para localizar
algo. Éstos parecen imagen y hechura de sus jefes.
Como los
de la tienda, son paralelos le pregunto a qué se debe ¿Los han moldeado? Cati se
vuelve hacia sus padres, sus mayores con admiración, aprecio, yo diría con emoción,
en una persona que no es de mucho hablar, pero que en sus palabras no hay desperdicio.
Se explaya con digno orgullo; "mi padre, en esta zona de Isla Plana, La Azohía, El
Campillo, era el electricista, el fontanero, el mecánico… hacía de todo menos de
albañil".
Me lo ha
confirmado una mujer aún joven: “Es verdad; allí nos arreglaban todo, motos,
bicis…”. El taller estaba donde tienen ahora las bombonas de gas.
Continúa
Cati, "mi padre procuraba aprender de todo para ayudar y enseñarlo. Y mi madre, otro
tanto: hacía falta repasar la ropa y se pone a aprender costura y enseñarla a las
vecinas, trayendo máquinas de coser y facilitando su compra".
"Si algo
hacía falta en la zona y no lo teníamos, lo tendríamos al día siguiente".
Yo, una
persona torpe manualmente, pero que he intentado aprender algo de todo, me sentía
ante unas empresarias modélicas, ideales, todo lo ejemplares que se puede ser y
desear. A la vez, algo ideal y cercano. En ese estado de ánimo estaba cuando apareció
su hermana Ana Pilar, momento que aprovechamos para hacer las fotos que acompañan,
de faena, sin preparación específica. Estaban a punto de cerrar.
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