El diccionario de la Real Academia
define “nada” como un estado de carencia absoluta, como una sensación de vacío
o inexistencia, entre otras cosas. Tremenda la definición, ¿verdad?, es la nada
o la casi nada. Pues esa es la sensación que experimentan los enfermos de Lyme,
una enfermedad que casi no existe para las estadísticas de la medicina
oficial de España y que sufren miles de personas en nuestro país. Y el
tema no es trivial: dolores articulares de brazos, hombros, pies, fatiga
extrema, dolores abdominales, pérdida de visión y muchas otras dolencias que
les afectan… (y que para la medicina tienen un origen difuso) y todo ello
aderezado con una realidad terrible: a aquellos a quienes les afecta se ven
incapacitados para llevar una vida normal y, en muchos casos, los invalida para
trabajar.
Por si todo esto no bastara, y hablaré
de ello de forma más extensa en otro momento, está el trato tipo ‘nada’
que reciben estos enfermos por parte de quienes deberían velar por su salud
y, que sin embargo, son tratados como si fueran desequilibrados que no hacen
más que quejarse de supuestas y transitorias molestias. En resumen: reciben un
trato, inhumano, cosificado y, a veces, hasta insultante.
Ahora intentaré explicar lo que sé
sobre esta enfermedad. Lo haré en palabras poco doctas pero sí muy sentidas,
avaladas por la experiencia de una persona muy cercana a mí y de otras más de
las que tengo conocimiento a través de ella.
Es una enfermedad transmitida por
la picadura de una garrapata que, a su vez, habría picado a un animal
infectado por la bacteria denominada Borrelia burgdorferi.
Y digo habría, porque la casuística
indica que, en la mayoría de los casos, se tiene constancia de esa picadura,
aunque quedan muchos cabos sueltos que inducen a pensar que también puede
ser transmitida por la picadura de cualquier otro insecto que se alimente de
sangre animal, por vía placentaria y hasta a través de transfusiones sanguíneas.
El proceso que se produce en el
infectado por la citada bacteria –a partir de ahora, Borrelia- se
‘limita’ a reducir drásticamente las defensas autoinmunes de la persona a la
que pica y, con ello, da lugar a que aparezcan enfermedades con múltiples
síntomas, desde dolores articulares, trastornos neurológicos, dificultades de
visión, problemas respiratorios, etc.
Lyme, en su estado crónico es una
enfermedad casi invisible en nuestro entorno: sus síntomas afectan al
aparato locomotor, al sistema neurológico y se asocia a otras patologías como la
fatiga crónica, la fibromialgia, etc. Además, las pruebas diagnósticas
oficiales arrojan falsos negativos –cercanos al 70 %- y las personas enfermas no
disponen de un tratamiento adecuado mientras la infección va ganando terreno en
todo su organismo.
Y ahí comienza la dificultad que
representa estar enfermo de Lyme: empieza por la propia detección de la
enfermedad, su casi nulo reconocimiento por la sanidad oficial, continúa con el
tratamiento disperso de la misma y finaliza con el trato y tratamiento médico que
reciben los enfermos. De todo ello hablaré en próximas entregas.
¿Cómo se diagnostica
Lyme?
Básicamente hay dos sistemas no
excluyentes entre sí para diagnosticar Lyme: la observación clínica, en base a
la presencia de síntomas y a la experiencia del médico, y el otro mediante la
realización de pruebas analíticas.
El diagnóstico clínico se puede
realizar en cualquiera de las 3 etapas en la que se puede
visibilizar la enfermedad de Lyme:
1) Localización
temprana:
Implica la presencia de un eritema,
que no siempre aparece tras la picadura del insecto entre 3 y 32 días después
de producirse la picadura de la garrapata. Debido a que las ninfas de las
garrapatas son muy pequeñas, la mayoría de los pacientes no se dan cuenta de
que han sido picados.
2) Diseminada
temprana:
Se reconoce gracias a la aparición de
uno o varios síntomas: lesiones cutáneas, síndrome seudogripal musculoesquelético, que consiste en malestar,
cansancio, escalofríos, fiebre, cefalea, rigidez del cuello, mialgias y
artralgias, y que puede durar semanas o meses, síntomas
de fibromialgia,
ataques
recurrentes de artritis, anomalías neurológicas (meningitis o meningoencefalitis,
la neuritis craneal (en especial parálisis de Bell Parálisis cerebral (pérdida
del tono muscular o caída de uno o ambos lados del rostro), anomalías
miocárdicas (bloqueo, miopericarditis con dolor torácico, latidos irregulares…)
Como los síntomas suelen ser poco específicos, el diagnóstico puede
ser incorrecto en ausencia de eritema migratorio.
Los síntomas tienen la característica de ser
intermitentes y cambiantes y, en el caso de las mialgias, migrantes, es decir, cambian
de localización con el tiempo.
3) Tardía:
Artritis (en el 60% de los casos), La hinchazón y el dolor
intermitentes en algunas articulaciones grandes, especialmente de las rodillas
(suelen recurrir durante varios años), lesiones cutáneas sensibles a
antibióticos, anomalías crónicas del sistema nervioso central (polineuropatía o
una leve encefalopatía con trastornos del humor, disminución de la memoria a
corto plazo o de la capacidad de concentrarse y del sueño: sueño inquieto),
fatiga, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares y problemas cognitivos,
problemas en el habla, episodios de mareos o dificultad para respirar,
neuralgia, dolor punzante, adormecimiento u hormigueo en las manos o los pies,
problemas intestinales.
Hay que tener en cuenta que NO TODOS los pacientes experimentan TODOS
los síntomas, pero que si TODOS los pacientes sufren MUCHOS de ellos.
A
En cuanto
al diagnóstico mediante pruebas analíticas, el número de ellas es alto y por
esa razón la extensión de esta entrega es larga, pero de éstas la medicina
oficial, la “negacionista”, parece empeñada en reconocer oficialmente sólo las
mas ineficaces. El listado, a falta de mayor conocimiento o de la aparición muy
reciente de alguna nueva, es el siguiente:
Test ELISA
Prueba serológica en sangre que busca los anticuerpos generados ante
un patógeno.
Tras la mordedura de una garrapata infecta y el cuerpo humano tarda
unos 20 días en producir anticuerpos para la bacteria por lo que un análisis
serológico antes de esos 20 días, siempre dará negativo.
El test ELISA de primer nivel es, en el mejor de los casos, de un
70-75% de sensibilidad, y eso es sólo para la cepa Bb ss B31 lo que deja a una
porción significativa de pacientes con falsos negativos, que nunca se hacen una
segunda prueba.
Además, muchas pruebas ELISA sólo están equipadas para detectar una
cepa de una especie de Borrelia: Borrelia burgdorferi B31
(Bb ss B31). Esto significa que a esas pruebas no detectan infecciones causadas
por otras cepas y/o especies de Borrelia.
De dar
positivo o sospechoso, se realiza ¿¿¿quién??? la siguiente prueba:
INMUNOBLOT/WESTERN BLOT
El Western Blot o Inmunoblot detecta anticuerpos contra un conjunto de
antígenos proteicos preseleccionados. La reactividad se indica mediante
"bandas". Se considera que un antígeno está presente si una banda
tiene una intensidad igual o superior a la de una banda de control.
Dada la
poca fiabilidad de ambas pruebas, se dejan de diagnosticar muchos casos de
Lyme.
De hecho, estudios recientes informan de que el ELISA y el Western Blot
pueden pasar por alto hasta el 60 por ciento de los casos de enfermedad de Lyme
bien definidos.
Técnica de ampliación genética
Las pruebas de PCR pueden detectar el ADN de la Borrelia.
Los pacientes con títulos muy altos de anticuerpos contra B. burgdorferi
pueden dar negativo en una prueba PCR para el Lyme.
Un resultado positivo significa que está presente la enfermedad de Lyme
pero, por contra, un resultado negativo no excluye la enfermedad.
Los pacientes en el estadio tardío o muy temprano en la enfermedad
pueden ser negativos por pruebas serológicas y pruebas de detección directa
como la PCR y la detección de antígenos. En este caso, pueden ser útiles las
pruebas de células T.
En los pacientes con un sistema inmunológico pobre, o en fase muy
temprana de la enfermedad, cuando los anticuerpos contra B. burgdorferi están
ausentes, las pruebas de Western Blot e Immunoblot no darán ninguna respuesta.
ELISPOT
Técnica
de activación de linfocitos T.
Los
linfocitos son células del sistema inmunitario. Los linfocitos
T son linfocitos producidos en la médula
ósea y forman una parte
importante del sistema inmunitario adaptativo
humano.
Las infecciones por Borrelia no sólo activan una
respuesta inmune a través de la creación de anticuerpos, sino que también
activan una respuesta de los linfocitos T. El análisis refleja la actividad
real de la Borrelia en infecciones crónicas y recientes.
El
EliSpot puede ser útil a la hora de monitorizar los tratamientos.
Es un método de detección de Lyme mucho más fiable, aunque en
España no se considera válido para su diagnóstico por la medicina
“negacionista”. ¿Cómo se puede pensar que exista una prueba médica en, por
ejemplo, Alemania si es un fraude? Entonces, ¿por qué no darle, al menos, el
mismo crédito que a las otras pruebas si, además, todas ellas han pasado los
mismos controles de aprobación?
Recuento de células CD57+CD3
Son un subconjunto de las células NK -del inglés Natural Killer,
asesina natural o célula asesina- y suponen un componente importante del
sistema inmunitario innato para la defensa del organismo. Su función es la
destrucción de las células infectadas y de las células cancerosas,
además de regular las respuestas inmunitarias que reconocen y matan a las células infectadas por bacterias.
Estas pruebas suelen
comportar si existe un descenso en la respuesta inmune celular de los afectados
por Lyme, especialmente
en los casos de Borreliosis crónica y sobre todo en las que
tienen síntomas neurológicos pronunciados y defectos inmunológicos
persistentes. Tampoco se reconoce esta prueba como válida.
Prueba de campo oscuro o Prueba por
observación directa
Es una prueba de microscopio. Se hace tomando una pequeña muestra de
sangre capilar y se amplía la imagen. De verse espiroquetas parece lógico que,
no teniendo síntomas de otras posibles enfermedades producidas por espiroquetas
y sí de Lyme, el diagnóstico sea innegable. Pues bien, la medicina
“negacionista” no reconoce esta prueba para su diagnóstico.
En el Decálogo del SEIMC -sociedad científica sin ánimo de
lucro que agrupa a profesionales que trabajan en el campo de la patología
infecciosa, tanto desde el punto de vista clínico y del tratamiento como de
diagnóstico microbiológico y la prevención- sobre “Recomendaciones sobre el diagnóstico y tratamiento de la
infección por Borrelia burgdorferi”, se afirma que esta prueba no es válida para el diagnóstico de la enfermedad de
Lyme.
Esta negación es, cuanto menos, chocante cuando resulta que, para
diagnosticar otras espiroquetas como son el Treponema pallidum o la Leptospira,
se recomienda y se usa la prueba del campo oscuro para su diagnóstico y, aún
más, también se recomienda y usa para el diagnóstico de la Fiebre Recurrente
que producen otras Borrelia, como la B. recurrentis, B. duttoni y
otras.
a
Aunque ya hay en el mercado nuevas pruebas diagnósticas que parecen
más fiables, todavía es pronto para asegurarlo y no son de uso generalizado:
Tick Plex
Es una prueba serológica parecida al ELISA pero mejorada ya que
detecta las formas redondas/persistentes. Busca anticuerpos de Borrelia
y otros 7 patógenos transmitidos por las garrapatas.
Test ELISA C6
Es un
ELISA algo más fiable.
Las pruebas serológicas de sangre para el Lyme son mucho menos
confiables que las pruebas de tuberculosis y otras enfermedades infecciosas
potencialmente fatales. Un anticuerpo contra el VIH puede detectarse en más del
99 por ciento de las personas infectadas. La tercera generación de pruebas de
serología de la hepatitis C, tiene una sensibilidad de aproximadamente el 98
por ciento.
Por todo ello, es crucial que los médicos utilicen pruebas que puedan
detectar varias cepas y especies diferentes de Borrelia en la enfermedad
de Lyme.
aA
Pues bien, ante este panorama, la medicina oficial sólo realiza el
Test Elisa, y eso en caso de que el médico conozca la enfermedad Lyme de,
la diagnostique y solicite la prueba. De todo ello se hablará en próximas
entregas.
(continuará)