(Continuación del nº anterior) (ir a parte I)
Por
error en la hora no pude ver en la tarde del 19 lo que las dos guías locales encomiaban
como los mejores tapices del mundo. Así que, en la mañana del 20, acudí puntual
a la visita guiada, que compartíamos casi medio centenar de personas de diversa
procedencia.
Aparte
de la cripta, son los 5 tapices flamencos del siglo XV, el tesoro arqueológico
de esta colegiata. Uno no se atreve a decir que son los mejores, sino que son
descomunales, 11x4 metros, y únicos, por cuanto fueron encargados por Alfonso V
de Portugal a un taller de tapices belga en los que escenificasen sus éxitos y
conquistas en el Norte de África.
Tras
la larga visita a la colegiata y comprar algo de fruta en un mercadillo, que ya
recogía, me puse en ruta hacia los embalses, con la idea de recorrer lo más posible,
llegar a la hora que llegara de regreso al hogar.
En
todos los mapas o planos de la zona aparecía Pastrana como centro comarcal.
Esta capitalidad debió arrancar en 1541 cuando Ana de la Cerda, adquirió, por
compra, el dominio de esta población. Su nieta, Ana Mendoza y de la Cerda
(1540-1592), casó con Ruy Gómez de Silva, secretario de Felipe II, que le
concedió el título de príncipe de Éboli y primer Duque de Pastrana.
Ana,
una Mendoza descendiente del Marqués de Santillana y del cardenal Mendoza, es
inteligente, enérgica y avariciosa. Hace de Pastrana un centro urbano
industrial, comercial y próspero. Eleva la iglesia a colegiata, embellece el
palacio, hace venir moriscos de Granada, con los que introduce la industria de
la seda, hace fundar dos conventos carmelitas uno femenino y otro masculino. De
1581 a 1592, estuvo recluida en la habitación que hoy lleva su nombre. Nuestras
guías justificaban la dureza de la reclusión en que esta mujer sabía mucho de
la corona, lo que hoy diríamos, muchos secretos de estado.
Por
error en la hora no pude ver en la tarde del 19 lo que las dos guías locales encomiaban
como los mejores tapices del mundo. Así que, en la mañana del 20, acudí puntual
a la visita guiada, que compartíamos casi medio centenar de personas de diversa
procedencia.
Aparte
de la cripta, son los 5 tapices flamencos del siglo XV, el tesoro arqueológico
de esta colegiata. Uno no se atreve a decir que son los mejores, sino que son
descomunales, 11x4 metros, y únicos, por cuanto fueron encargados por Alfonso V
de Portugal a un taller de tapices belga en los que escenificasen sus éxitos y
conquistas en el Norte de África.
Tras
la larga visita a la colegiata y comprar algo de fruta en un mercadillo, que ya
recogía, me puse en ruta hacia los embalses, con la idea de recorrer lo más posible,
llegar a la hora que llegara de regreso al hogar.
En
todos los mapas o planos de la zona aparecía Pastrana como centro comarcal.
Esta capitalidad debió arrancar en 1541 cuando Ana de la Cerda, adquirió, por
compra, el dominio de esta población. Su nieta, Ana Mendoza y de la Cerda
(1540-1592), casó con Ruy Gómez de Silva, secretario de Felipe II, que le
concedió el título de príncipe de Éboli y primer Duque de Pastrana.
Ana,
una Mendoza descendiente del Marqués de Santillana y del cardenal Mendoza, es
inteligente, enérgica y avariciosa. Hace de Pastrana un centro urbano
industrial, comercial y próspero. Eleva la iglesia a colegiata, embellece el
palacio, hace venir moriscos de Granada, con los que introduce la industria de
la seda, hace fundar dos conventos carmelitas uno femenino y otro masculino. De
1581 a 1592, estuvo recluida en la habitación que hoy lleva su nombre. Nuestras
guías justificaban la dureza de la reclusión en que esta mujer sabía mucho de
la corona, lo que hoy diríamos, muchos secretos de estado.
Embalse de Buendía |
Sentía
curiosidad por ver en directo estos embalses. Seguí las rutas más cercanas de
norte a sur, abarcando en su longitud los dos grandes embalses. Pude ver mucho,
pero no tomar fotos como quisiera. Casi no había espacios para arrimar el coche
y más difícil conseguir, con los árboles, el enfoque y la imagen deseada.
Algunos
con los que había compartido las visitas me habían comentado que los embalses
habían estado peor en muchas ocasiones, pero bien nunca habían estado desde que
había funcionado el trasvase. Una colega de la enseñanza, más enterada, decía
que algunos lugareños habían empezado a dar algún uso a esos terrenos
desocupados y sin agua, especialmente pastoreo.
Mi
impresión personal no fue tan negativa como me temía. Aquellos pueblos, sus
casas, sus gentes… no daban el aspecto de penuria, de la pobreza deprimente que
daban hace no muchas décadas. Las comunicaciones no son malas; las carreteras,
mejores que las nacionales antes de la actual red de autovías. Se extienden sobre
un suelo suavemente ondulado en su mayor parte. Quien ama un poco la naturaleza
le es fácil dejarse seducir por la dulzura y la magia de ese paisaje suavemente
accidentado y no falto de una variada vegetación.
Espacio recreativo |
Uno
se equivoca si cree que estas gentes viven aisladas, incomunicadas con el mundo
moderno y su tecnología. Siendo un
martes, en casi una decena de localidades por las que he pasado he encontrado
personas que no parecían residentes habituales ¿turismo rural? Como tal estaba
catalogado el hostal “Los Telares”, en el que había pedido reserva de
habitación. Por su equipamiento podría situarlo entre los mejores que haya
visitado hasta la fecha.
Pienso
que esta comarca, como otras en un radio no menor a cien kilómetros en el
entorno de Madrid, es un refugio de quien, siempre que puede, huye del agobio y
el ahogo de la gran ciudad.
Quien
como yo nació en una aldea donde casi todo, alimentos, utillaje y ropa, se
producía en casa, no había casi dinero ni manera de obtenerlo, pero se sentía
feliz, como lo es ahora en Bello Rincón, piensa que puede disfrutar de una
aceptable calidad de vida en una pequeña población, siempre que haya unos
servicios mínimos.
¿Por qué no han tener médico, escuela, servicio de
correos, pequeñas tiendas…?
Los
poderes públicos han tenido, y tienen, una gran responsabilidad en el vaciado
de una gran parte de nuestro territorio.
Cuando
con mi progenitor visitábamos poblaciones más retiradas que la nuestra repetía
esta pregunta: “¿esta gente para qué paga impuestos?"
Recuerdo
con personal satisfacción un periodo de mi vida en que recorría un poco esta
España que se vaciaba y visitaba esa pequeña escuela, casi desconocida u
olvidada del poder público, y ponía mi empeño en que se mantuviera y mejorara.
Los poderes públicos deben ser más conscientes y no mirar
el campo sólo con criterios economicistas. Deben ser conscientes de su
responsabilidad en ese proceso vaciador.
La
Alcarria es una de las comarcas que uno quisiera tener más cerca y visitar más
a menudo.
Toma para el trasvase Tajo - Segura |
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