DEMASIADO, por A.F.García
Demasiado todo de principio a
fin. Una guerra sin sentido, demasiado larga, demasiado cruel, con demasiadas
muertes. Adornada después de cruzada, engrandecida como una salvación ¿de
quién, de qué?
Finalizada la Guerra, una
Dictadura vitalicia, demasiado dura, con un control absoluto sobre la vida en
todos sus aspectos y una implacable persecución del adversario, donde ser
simplemente contrario al Régimen y defensor de las libertades constituía el
peor de los delitos, superior a cualquier delito común. Durante esos 40 años ha
habido “más sombras que luces, más lloros
que regocijos”, en palabras de Ángel
Viñas.
No encuentro justificado ese
forcejeo legal mediático y casi físico en quienes hacen ostentación de
cristianos por una persona, por singular que sea, frente a miles de víctimas
que yacen en el mismo lugar, sin nombre la mayoría, para quienes no se quiere
reconocer el derecho de sus familiares a ser identificados y se les acusa, por
ello, de odio y rencor, cuando deben saber que la muerte iguala a los hombres
ante el Creador y Juez Supremo, que juzga muy distinto a nuestros mezquinos
criterios.
Al final, ese traslado de los
restos de Franco se quedó a medias entre lo privado que planteaba el Gobierno y
lo público que deseaba la familia. El pequeño acto de exaltación, con la
ovación a Tejero, evidencia la coincidencia entre los herederos de quienes se
alzaron contra el Gobierno democrático de la II República y quien al mando de
una pequeña tropa armada entró en el Congreso de los Diputados aquel 23-F de
1981, disparando su arma en un intento de acabar con nuestra joven democracia.
No ocultan su menosprecio por las instituciones democráticas y por quienes las
defienden. Nos causa sincera tristeza.
Demasiada pompa para alguien asociado a un periodo oscuro y triste de nuestra
Historia, emulando la expresión de Ángel Viñas.
Reflexionando, una vez más, uno
se sorprende con tristeza lo fácil y efectivo que resulta dar la vuelta a
aquello que debiera ser sólido, según la expresión de Muñoz Molina, para hacer que
parezca lo contrario. Esto es aplicable también al mensaje del independentismo
catalán sobre el que hablaremos en otras páginas.
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