No. No se trata de que se hayan
detectado grietas que pongan en peligro su estructura, y haya que acudir
urgentemente en su socorro.
Es el título que se le ha dado a
la representación que ha tenido lugar
Junto al muelle de La Azohía el 15 de Junio. ¿Una obra de teatro? Tampoco.
Aunque el vestuario de los actores
encajaba perfectamente con la época, siglos XVI y XVII, en que los piratas o
corsarios berberiscos desembarcaban con frecuencia en los poblados costeros del
Golfo de Mazarrón, saqueaban cosechas o bienes y cautivaban a sus moradores con
el fin de obtener rescate. Para asegurar la costa se erigieron torres de
vigilancia en La Azohía -nuestra Torre de Santa Elena-, en el Puerto de
Mazarrón -la Torre de Santa Isabel y la Torre de San Ildefonso-, en Mazarrón
-la Torre del Molinete- y en Bolnuevo -la Torre de los caballos-, entre otras
repartidas por toda la costa murciana. En caso de ataque, sobre la terraza de
la torre se realizaban ahumadas, si era de día, y fogatas durante la noche, que
avisaban a los ciudadanos del peligro, que buscaban refugio a la espera de la
llegada de refuerzos desde los pueblos o localidades próximas.
Este ha sido el entorno de la representación que, como actores, nos han ofrecido los recreacionistas
del Tercio Viejo de 1595, de
Cartagena, acompañados de otros grupos venidos de diversas localidades.
Lamentablemente solo recuerdo al grupo de “moros” que venían de Almansa, y un
grupo de arcabuceros provenientes de Yecla…
El argumento de la obra se puede resumir en lo siguiente: Desde la
Torre de Santa Elena se detecta un barco de corsarios procedentes de Berbería,
que llegan para atacar La Azohía. Se produce el aviso a la población mediante
disparos de arcabuz y con una hoguera encendida en lo alto. La población, en su
mayoría mujeres, se prepara para defenderse de los moros que desembarcan,
mientras se espera la llegada de las tropas que acuden en su ayuda. La llegada
de los arcabuceros y ballesteros parece que equilibra las fuerzas y hasta hace
pensar que se va a conseguir el repeler el ataque. Sin embargo por la
desembocadura de la rambla lo que llegan son más moros que, sin ser detectados,
habían desembarcado en las proximidades la noche anterior.
En esta representación, como nos
dice la historia que realmente ocurrió en bastantes ocasiones, la alerta dada
para acudir en Socorro de la Torre,
no ha sido suficiente y son los moros los que han ganado, llevándose cautivos y
apropiándose de armas y pertrechos.
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