EN MAYO, LUCAINENA DE LAS TORRES Y CUEVA DE
SORBAS, por Mª José García Valenzuela
Esta
salida tuvo dos partes: visitamos un precioso pueblo, Lucainena de las Torres,
por un lado, y, por otro, tuvimos contacto directo con la naturaleza, visitando
la cueva de Sorbas.
Llegamos
a Lucainena de las Torres, que es un pequeño municipio de la provincia de
Almería con menos de 600 habitantes. Forma parte de la Comarca del desierto de
Tabernas, y junto con Tabernas y Olula de Castro, presume de toponimia de
origen hispanorromano, frente al origen musulmán del resto de municipios de la
comarca. Su historia más cercana está marcada por la Guerra Civil, después de
la cual se cierran las minas, con lo que toda la comarca sufrió el éxodo de la
mayoría de su población. Hoy, la actividad económica principal del municipio es
la agricultura de secano, y desde hace algunas décadas, se fomenta el turismo. El
ayuntamiento de Lucainena comenzó a trabajar en el embellecimiento de las
calles con la colocación de flores (cuyos tiestos, por cierto, son de Totana).
El encanto de pasear por sus calles encaladas engalanadas por decenas de
macetas de gitanillas le valió el premio otorgado por la Diputación provincial
en 1998, y en 2013, declarada uno de los pueblos más bonitos de España por la
Asociación Española del mismo nombre.
El
guía nos habló del cine como otra salida económica después de la guerra, sobre
todo, en los años 60 y 70. Los productores cinematográficos encontraron en este
desierto un escenario que reproducía los paisajes del oeste norteamericano y
construyeron decorados y pequeños poblados de cine western, además de rodar en
las propias calles de pueblos como Lucainena. Por eso, este pueblo, junto con
otros de la comarca, actualmente conforman la Ruta del Spaguetti Western como
ruta turística.
Visitamos
la iglesia de Lucainena, del siglo XVII, cuya advocación es la de Nuestra
Señora de Monte Sión. A pesar de su antigüedad y debido a los desastres de la
Guerra Civil, sus imágenes son posteriores a la contienda. Destacan una imagen
de la virgen yacente, por ser poco habitual, y sobre todo, la reliquia de San
Sebastián, patrón del pueblo.
Hicimos
una breve parada en las afueras del pueblo, donde se ubican los Hornos de
Calcinación. La relevancia de la
actividad minera del hierro en la economía provincial hizo de este lugar un
enclave importante en el suministro de hierro a los Altos Hornos de Vizcaya. La
función que tenían era la de la calcinación del mineral, que se seleccionaba y
se cargaba en vagones que llegaban cargados a la estación de Lucainena desde
donde salía el tren hacia el cargadero de Agua Amarga. Ya en el siglo XXI se
inició la recuperación de las instalaciones como complemento a la Vía Verde. Uno
de los hornos, el primero con el que nos encontramos al llegar, ha recuperado
su estructura original. Los otros han sido objeto de obras de mantenimiento
para evitar su deterioro. El horno rehabilitado alcanza una altura de 20 metros
y está equipado con una escalinata por la que se accede a la parte superior y
desde ahí a un pasillo que lo rodea y desde donde se aprecia una amplia
panorámica tanto de los otros hornos como del entorno.
Para
mí, Lucainea es un pequeño pueblo andaluz que casi podría pasar por murciano
por similitudes en su historia, su cultura, su gastronomía y sus costumbres.
¡Incluso tenían unos baños en los que dicen que se curó una marrana, como en
Isla Plana!
Después
de comer, vino la aventura. Muy cerca de Lucainena, en el paraje natural del
Karst en Yesos, se ubica la cueva de Sorbas. El Karst es un enorme paraje árido
que oculta en el subsuelo un entramado subterráneo labrado por la acción del
agua de lluvia sobre la roca de yeso a lo largo de miles de años.
En
el centro de interpretación conocimos cómo el agua de lluvia es capaz de
disolver, lentamente, la roca de yeso generando abundantes depresiones cerradas
en superficie. En ellas aparecen las ventanas del karst, las dolinas y simas,
que conectan la árida superficie con la compleja red de galerías subterráneas.
El agua, que penetra por estas ventanas, continúa su acción erosiva y moldeadora,
definiendo el sistema subterráneo más grande de España y el segundo del mundo
explorado en yeso: el sistema de la Cueva del Agua, con casi 8.500 metros de
recorrido.
Y
allá nos metimos, en la Cueva de Sorbas. Nos pusimos el casco y, guiados por un
experto, trepamos y gateamos por algunas de las galerías de una cueva, donde admiramos
el reflejo de los cristales de yeso al recibir la luz de nuestros cascos y el
efecto que la erosión del agua y el paso del tiempo han provocado en la roca de
yeso. Esta roca brilla porque es un mineral que cristaliza en forma de cristales
prismáticos con aristas biseladas en las caras. Algunos de los cristales que
vimos eran bastante grandes y con forma de punta de lanza, por lo que había que
tener cierto cuidado al circular por las galerías. El yeso es un mineral
altamente exfoliable y se pulveriza con gran facilidad. Un dato interesante:
España es líder mundial en extracción y exportación de piedra de yeso,
actividad en su mayoría en manos de empresas extranjeras.
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