FELIZ EXCURSIÓN A ALMAGRO, por Andrés Pérez García
El
pasado sábado, día 26, un grupo de amigos, bajo los auspicios de la Asociación Cultural Torre de Santa Elena, realizamos
un corto pero interesante viaje a Almagro, el pueblo del Corral de Comedias. La feliz idea era ver una representación de
teatro clásico en el corral de escena
más antiguo que se conserva en España.
Para
tal evento, los mentores de la sociedad elaboraron un programa corto, pues disponíamos
sólo de dos días, 26 y 27 de mayo, pero lo suficiente denso y atractivo para
pasar un fin de semana completo.
Emprendimos
temprano el viaje, a eso de las 7,30 de la mañana; haciendo un alto en
Cancarix: límite de las provincias de Albacete y Murcia. Allí descansó el
conductor y todos desayunamos, amén de otras necesidades. Seguimos el
itinerario hasta Argamasilla de Alba, pueblo ya de Ciudad Real y dentro de la
comarca natural de La Mancha. Tuvimos suerte pues el pueblo estaba engalanado
por fiestas y, además, hay muchos
recuerdos del Quijote. Todo eso y algún que otro chato del buen vino
manchego nos hizo el descanso rápido y ameno.
La
jornada mañanera teníamos que finalizarla en el restaurante; allí llegamos con
la incertidumbre de qué nos encontraríamos tanto en la rapidez del servicio como
en la calidad del menú. La sorpresa fue positiva. Es el restaurante JJ de
Bolaños un buen establecimiento, con un precio asequible para unos menús muy
variados y exquisitos, cuenta, además, con un servicio rápido y amable. Todos
salimos contentos y decidimos volver al día siguiente. Como información digo mi
menú:
1)
Caldereta de faldetas de cordero con una buena salsa.
2)
Pisto manchego con dos huevos fritos y un trocito de tarta helada de postre.
A
ello hay que añadir todo el vino o cerveza que quisimos pedir y/ o agua mineral
y café.
Rápidamente
nos trasladamos al Museo del Teatro, pues teníamos el tiempo justo para
visitarlo. Nos gustó mucho este pequeño museo
repleto de recuerdos de la escena española, tanto de materiales o
artilugios de teatro, como vestuarios,
figurines, textos, apuntes y retratos de insignes artistas. Allí le pudimos
rendir pleitesía al retrato de la
insigne doña María Guerrero y emocionarnos con el retrato de una insigne
artista mazarronera, Irene López Heredia. Igualmente, nos sentimos orgullosos
con la figura de otra casi mazarronera, sus padres eran del pueblo, la soprano
María de los Ángeles Morales.
Da
la casualidad que las dos actuaron en el Teatro Circo de Mazarrón: Irene López
Heredia representó Rosas de Otoño, de don Jacinto Benavente, con su compañía al
completo. Unos años después tuvimos el honor de aplaudir una serie de romanzas
cantadas por María de los Ángeles Morales.
Yo
tuve, siendo adolescente, el placer de asistir a las dos representaciones y me
acuerdo que lo recaudado en las dos funciones se destinó al Asilo de Ancianos de
Mazarrón.
A
la salida del museo y hasta las 8, hora del teatro, nos dedicamos a callejear
por Almagro y vimos otra cosa típica de la localidad: La escultura de una encajera
de bolillos que, con sus encajes, tanta fama le han dado a Almagro. También
visitamos la Iglesia barroca de San Agustín.
Todavía
tuvimos tiempo para sentarnos en aquella preciosa Plaza Mayor y disfrutar de su
belleza, de su tranquilidad, de transportamos anímicamente a otro mundo y gozar
unos momentos de embeleso.
Y
ya entramos AL TEATRO, con mayúsculas. Bueno, estar en aquel corral precioso,
artístico y ancestral nos supuso un
tránsito emocional elevado, y digo nos, porque yo veía los semblantes de todos
los compañeros llenos de expectación y felicidad. Allí estábamos bien aposentados: los unos, en los palcos; los
otros, en las primeras filas. ¡Qué bien acomodado en todos los sentidos se
encontraba el compañero Antonio y nosotros: Marina, Elisa, Lina y yo mismo,
casi tocando físicamente a los actores! Todo de maravilla incluida la
representación de Gangarilla, un homenaje festivo a los cómicos del Siglo de
Oro.
Me
gustó Almagro y, sobre todo, su Plaza Mayor. Es un pueblo con movimiento de
gente, ordenado- el tráfico pesado no circula por el centro- y limpio; también
se veía tanto en él como en Bolaños cierta actividad comercial y agrícola.
Al
día siguiente, después de un copioso y completo desayuno, comenzamos la visita
a las Tablas de Daimiel: un encanto pasear por esas marismas llenas de preciosos
y encantadores paisajes, con un silencio absoluto, sólo interrumpido por los
trinos de los pájaros y el aleteo de las aves. Llegó un momento que mi mente y
mi espíritu se llenaron de una estética y de una paz impresionantes.
La
fortaleza islámica de Calatrava fundada por los Omeyas en 785 era el centro
militar que defendía la vasta comarca que domina, así como proteger el paso de
las tropas musulmanas que desde Córdoba se dirigían a conquistar más tierras en
el interior de la Península. Más tarde, fue reconquistada por Alfonso VII que
la convirtió en Alcázar con el mismo fin, pero ahora en contra del islam.
Hoy
está casi en ruina, sólo una pequeña parte se encuentra en fase de reconstrucción.
Pero la guía que nos acompañó fue
relatando cada una de las partes de la ciudad y las vicisitudes de los
habitantes de la fortaleza en aquellos
tiempos, primero como baluarte islámico y después como cristiano. Todo este
relato nos ha servido para unirlo a lo aprendido en La Judía de Toledo, donde se habla, de forma extensa de la
importancia que tenía para Alfonso VIII y la defensa de su reino. Por ello, terminó
cediéndola a la Orden de Calatrava.
Viaje,
repito, muy interesante, ameno y, sobre todo, feliz, por el acierto de los
“jefes” en su diseño, que, además, ha contado con la buena armonía de los
participantes.
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