sábado, 7 de julio de 2018

ECO.42 Feliz excursión a Almagro


FELIZ EXCURSIÓN A ALMAGRO, por Andrés Pérez García




El pasado sábado, día 26, un grupo de amigos, bajo los auspicios de la Asociación Cultural Torre de Santa Elena, realizamos un corto pero interesante viaje a Almagro, el pueblo del Corral de Comedias. La feliz idea era ver una representación de teatro clásico en el corral de escena más antiguo que se conserva en España.

Para tal evento, los mentores de la sociedad elaboraron un programa corto, pues disponíamos sólo de dos días, 26 y 27 de mayo, pero lo suficiente denso y atractivo para pasar un fin de semana completo.

Emprendimos temprano el viaje, a eso de las 7,30 de la mañana; haciendo un alto en Cancarix: límite de las provincias de Albacete y Murcia. Allí descansó el conductor y todos desayunamos, amén de otras necesidades. Seguimos el itinerario hasta Argamasilla de Alba, pueblo ya de Ciudad Real y dentro de la comarca natural de La Mancha. Tuvimos suerte pues el pueblo estaba engalanado por fiestas y, además, hay muchos  recuerdos del Quijote. Todo eso y algún que otro chato del buen vino manchego nos hizo el descanso rápido y ameno.

La jornada mañanera teníamos que finalizarla en el restaurante; allí llegamos con la incertidumbre de qué nos encontraríamos tanto en la rapidez del servicio como en la calidad del menú. La sorpresa fue positiva. Es el restaurante JJ de Bolaños un buen establecimiento, con un precio asequible para unos menús muy variados y exquisitos, cuenta, además, con un servicio rápido y amable. Todos salimos contentos y decidimos volver al día siguiente. Como información digo mi menú:
1) Caldereta de faldetas de cordero con una buena salsa.
2) Pisto manchego con dos huevos fritos y un trocito de tarta helada de postre.
A ello hay que añadir todo el vino o cerveza que quisimos pedir y/ o agua mineral y café.


Rápidamente nos trasladamos al Museo del Teatro, pues teníamos el tiempo justo para visitarlo. Nos gustó mucho este pequeño museo  repleto de recuerdos de la escena española, tanto de materiales o artilugios de teatro, como   vestuarios, figurines, textos, apuntes y retratos de insignes artistas. Allí le pudimos rendir pleitesía al retrato de  la insigne doña María Guerrero y emocionarnos con el retrato de una insigne artista mazarronera, Irene López Heredia. Igualmente, nos sentimos orgullosos con la figura de otra casi mazarronera, sus padres eran del pueblo, la soprano María de los Ángeles Morales.

Da la casualidad que las dos actuaron en el Teatro Circo de Mazarrón: Irene López Heredia representó Rosas de Otoño, de don Jacinto Benavente, con su compañía al completo. Unos años después tuvimos el honor de aplaudir una serie de romanzas cantadas por María de los Ángeles Morales.

Yo tuve, siendo adolescente, el placer de asistir a las dos representaciones y me acuerdo que lo recaudado en las dos funciones se destinó al Asilo de Ancianos de Mazarrón.

A la salida del museo y hasta las 8, hora del teatro, nos dedicamos a callejear por Almagro y vimos otra cosa típica de la localidad: La escultura de una encajera de bolillos que, con sus encajes, tanta fama le han dado a Almagro. También visitamos la Iglesia barroca de San Agustín.

Todavía tuvimos tiempo para sentarnos en aquella preciosa Plaza Mayor y disfrutar de su belleza, de su tranquilidad, de transportamos anímicamente a otro mundo y gozar unos momentos de embeleso.

Y ya entramos AL TEATRO, con mayúsculas. Bueno, estar en aquel corral precioso, artístico y ancestral nos supuso  un tránsito emocional elevado, y digo nos, porque yo veía los semblantes de todos los compañeros llenos de expectación y felicidad. Allí estábamos  bien aposentados: los unos, en los palcos; los otros, en las primeras filas. ¡Qué bien acomodado en todos los sentidos se encontraba el compañero Antonio y nosotros: Marina, Elisa, Lina y yo mismo, casi tocando físicamente a los actores! Todo de maravilla incluida la representación de Gangarilla, un homenaje festivo a los cómicos del Siglo de Oro.



Me gustó Almagro y, sobre todo, su Plaza Mayor. Es un pueblo con movimiento de gente, ordenado- el tráfico pesado no circula por el centro- y limpio; también se veía tanto en él como en Bolaños cierta actividad comercial y agrícola.

Al día siguiente, después de un copioso y completo desayuno, comenzamos la visita a las Tablas de Daimiel: un encanto pasear por esas marismas llenas de preciosos y encantadores paisajes, con un silencio absoluto, sólo interrumpido por los trinos de los pájaros y el aleteo de las aves. Llegó un momento que mi mente y mi espíritu se llenaron de una estética y de una paz impresionantes.

La fortaleza islámica de Calatrava fundada por los Omeyas en 785 era el centro militar que defendía la vasta comarca que domina, así como proteger el paso de las tropas musulmanas que desde Córdoba se dirigían a conquistar más tierras en el interior de la Península. Más tarde, fue reconquistada por Alfonso VII que la convirtió en Alcázar con el mismo fin, pero ahora en contra del islam.


Hoy está casi en ruina, sólo una pequeña parte se encuentra en fase de reconstrucción. Pero la  guía que nos acompañó fue relatando cada una de las partes de la ciudad y las vicisitudes de los habitantes de la fortaleza  en aquellos tiempos, primero como baluarte islámico y después como cristiano. Todo este relato nos ha servido para unirlo a lo aprendido en La Judía de Toledo, donde se habla, de forma extensa de la importancia que tenía para Alfonso VIII y la defensa de su reino. Por ello, terminó cediéndola a la Orden de Calatrava.

Viaje, repito, muy interesante, ameno y, sobre todo, feliz, por el acierto de los “jefes” en su diseño, que, además, ha contado con la buena armonía de los participantes.








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