domingo, 26 de noviembre de 2023

ECO.75 "TURISTAS EXTRANJEROS" POR LA ZONA DE CARTAGENA Y MAZARRÓN, EN LOS SIGLOS XVIII y XIX (VII)

"Turistas extranjeros" por la zona de Cartagena y Mazarrón, en los siglos XVIII y XIX (VII), por Paco Acosta

(continuación)

ANATOLE DEMIDOFF (1813-1870)



Príncipe ruso, diplomático, coleccionista de arte y viajero. Asentado en París, en 1847 realizó un viaje por las costas mediterráneas españolas, cuyos recuerdos narró, en 1858 en una obra titulada Etapes maritimes sur les côtes d'Espagne, de la Catalogne à l'Andalousie. Souvenirs d'un voyage exécuté en 1847. Este viaje lo efectuó en barco, -al estilo de los cruceristas actuales- con estancia de unas pocas horas en los puertos. De Cartagena guarda un agradable recuerdo y manifiesta su satisfacción por el recibimiento y atenciones que recibió. Acompañado por el vicealmirante de la armada y el cónsul francés visita el Arsenal que está siendo remodelado, para albergar hasta sesenta buques. Comenta que Cartagena tiene “los honores de una plaza de guerra con sus comandantes militares y navales, sus fuertes y baluartes” pero también dice que “aparte de algunas casas de gran aspecto, restos ruinosos de tiempos mejores, no hay ninguna arquitectura digna de mención”. La vida en la ciudad la encuentra aburrida: “Cartagena no ofrece ninguna distracción que no sea el espectáculo del mar”, “estériles pasatiempos de una existencia casi bárbara en estas costas donde el cielo más luminoso no ilumina más que rocas desnudas”, “En esta ciudad donde algunos árboles quemados por el sol se adornan con el nombre usurpado de Alameda”.




JOSÉPHINE DE BRINCKMANN (1808–¿?)

La señora Joséphine de Brinckmann  (cuyo nombre de soltera fue Emma-Marie-Jeanne Dupont-Delporte), perteneciente a una acaudalada familia francesa, viajó por España a mediados del siglo XIX, y con posterioridad, en 1852, recopiló las cartas que escribía a su hermano Hugo, en las que le iba comentando sus impresiones, y las publicó con el título Promenades en Espagne: Pendant les années 1849 et 1850.

En Cartagena estuvo dos días, en mayo de 1850, y según le cuenta a su hermano, “si exceptuamos las tres o cuatro calles centrales es como muchas otras, muy sucia”.  Poco después dice “Por todos los lugares de la ciudad se ven testimonios de sus glorias pasadas, esto es: inscripciones, estatuas, medallas, pirámides y casas muy bonitas que debieron ser moradas de la opulencia”. Visita el Arsenal “único en su género por la comodidad de la construcción de sus naves”, donde hay en construcción dos buques de línea y un barco de vapor. Comenta que los extranjeros y viajeros han de alojarse en casas particulares pues “no hay fondas ni posadas en Cartagena, no hay más que algunos sitios sin nombre, para los arrieros”.




ALEXANDER ZIEGLER (1822–1887)

Hijo de un pudiente empresario alemán. Desde muy joven adquirió amplios conocimientos de inglés, francés y español, que le permitieron realizar muchos viajes. Debido a su formación en economía, las narraciones de sus viajes, contemplan con profusión este aspecto. En 1850 realiza un viaje por la costa española, que publicó en 1852 con el título Reise in Spanien: mit Berücksichtigung der national-ökonomischen Interessen (Viaje a España: con reflexiones sobre la situación económica).

Describe la entrada en barco al puerto de Cartagena, al que califica como “uno de los mejores del mediterráneo”. Sin embargo, tras destacar sus fortificaciones bien amuralladas, su favorable situación y demás, comenta que “posee todo lo que se puede desear” […] “excepto, por desgracia barcos, que faltas casi por completo”; “todo es en la actualidad calma y tristeza”. En Cartagenatampoco se ve mucho comercio”, para reseñar después las cifras de importaciones y exportaciones de los diferentes productos.

Después indica “Cartagena propiamente posee una única posada y ninguna fonda”, y explica las diferencias: “fonda equivale a un hotel o casa de huéspedes, que en general, en las grandes ciudades carece de establo para caballos y animales de tiro, mientras que posada, por el contrario significa una taberna con establo donde el viajero puede encontrar cama y alimentación”; y continúa instruyendo a sus lectores con otros tipos de establecimientos: “Venta se denomina a una taberna que está situada en el camino aislada de población. Taberna es una casa en la que se puede tomar algo que beber. Ventorrillo es una en la que se puede consumir vino y Tienda a una casa situada en una aldea en la que se puede comprar vino”.

Describe el término municipal, y dice que su suelo es llano y “muy fructífero”, pero “le falta el agua, y en toda la comarca no hay ni un río ni un miserable arroyo”; “las montañas están casi peladas y desnudas de árboles” solo pobladas “por romero, retama, palmeras enanas, almáciga y otros tipos de monte bajo”; “El clima es muy suave a lo largo de todo el año”; Cartagena, “por causa de las salinas es insalubre en algunos puntos. La sal se exporta desde aquí, en grandes cantidades”; “de los frutos de la tierra se cosechan sobre todo cebada, trigo, vino, esparto y se beneficia de la sosa. Olivos no hay demasiados, pero el aceite que se extrae de ellos es muy bueno”; “Las industrias de la trenza del esparto, que antes eran una riqueza muy significativa, han disminuido mucho. Por el contrario la extracción de minerales de las minas, al igual que la siderurgia y fundición de Escombreras y de Santa María de Pormán y Alumbres, dan trabajo, sobre todo en invierno, a una gran parte de los habitantes de esta región. La minería del plomo argentífero se practica en las cercanías de Cartagena”.

Respecto a la minería hace un comentario: “La explotación de las minas exige capital, buena dirección, conocimiento y perseverancia. Solo así se pueden alcanzar buenos resultados. Solo España es tierra de especulación de minas”.

Y hablando de minería también menciona Mazarrón, donde “hay diversas minas de cobre, plomo y plata” y “gran cantidad de alumbre y ocre”. Y sigue “La empresa más significativa de esta producción es la de D. Ignacio Gómez en la zona de Mazarrón, la cual, desde su fundación posee el privilegio de no pagar impuestos al estado, pero en cambio ha contraído la obligación de entregar el ocre que obtiene”.




(continuará)



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