viernes, 4 de junio de 2021

ECO.60 MI VOLUNTAD REPUBLICANA

 Mi voluntad republicana, por Andrés Pérez García

Dentro de unos días, concretamente el próximo 14 de abril, recordaremos con respeto, cariño y añoranza la proclamación de la ll República Española. Efectivamente, el 14 de abril de 1931 tuvo lugar tan deseado, ilusionado y esperanzador acontecimiento.

Es una obligación de los convencidos republicanos recordar y solemnizar este trascendental hecho en la vida de nuestra querida España, no sólo por lo que significó y repercutió en aquel momento, sino también por el devenir y las repercusiones que podría haber tenido entonces y tener ahora una regeneración de aquella naturaleza en la sociedad española actual, tan falta de dignidad y de rigor.

Los pueblos se deben gobernar de manera noble, justa y solidaria; y eso sólo lo puede garantizar la democracia: todas las personas son ciudadanos con los mismos derechos y los mismos deberes y todos pueden en igualdad participar en la vida política y en la gestión de todos los asuntos.

No cabe la menor duda que la forma o gobierno republicano abarca esos principios de Libertad, Igualdad y Representación, que junto con el ejercicio democrático del voto marcan el normal y legítimo desenvolvimiento de los pueblos.

Repito que se trata de una regeneración en todos los aspectos y en todos los sentidos del hacer de los españoles: más rigor y más dignidad en nuestros comportamientos y actitudes. Sería, en definitiva, añadirle a nuestras vidas más estética y más ética.

Si todos los españoles de los años treinta se hubieran dedicado a afianzar los valores democráticos que impulsó la ll República, pensando que los derechos y los deberes de todos se tenían que dilucidar en las urnas, otra cosa hubiera sido el progreso de aquella maltratada España. Tengo la completa seguridad que los asesinatos, los asaltos, incendios, etc. aunque continuados durante algún tiempo hubieran cesado con el entendimiento de todos los españoles. La aceptación de aquella legalidad republicana por una privilegiada parte de la sociedad, formada principalmente por terratenientes, militares africanistas, propietarios de grandes fortunas y parte de la Iglesia Católica, habría evitado la cruel Guerra Civil, que a tantos muertos y a tantos años de retraso nos condujo. No cabe la menor duda que la incomprensión de esos afortunados ante las justas exigencias de los postuladores de la República de más enseñanza, más sanidad, más trabajo y libertad para todos, etc. llevó a un cruel enfrentamiento, sin cesiones por ambos bandos. También hubiéramos retenido a tantos miles de españoles que se marcharon al exilio con sus maletas llenas solamente de su saber y de sus ideas progresistas, y que trajo un parón intelectual y científico de magnitudes tan considerables, que junto con la destrucción de gran parte de la escasa industria, escuelas, poblaciones y demás riqueza llevó a España a un retraso de más de cincuenta años.

En mi homenaje a la ll República quiero citar a tres personas muy vinculadas a la idea republicana.

En primer lugar alabo la figura de don Emilio Castelar, el mejor orador que ha tenido España y posiblemente uno de sus mejores políticos. Reseño a continuación este pequeño pero precioso y actual discurso suyo:

Señores, con Fernando Vll murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel ll, la monarquía parlamentaria, con la renuncia de don Amadeo de Saboya. La monarquía democrática; nadie ha acabado con ella, ha muerto por si misma; nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la naturaleza y de la Historia. Señores, saludémosla como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra Patria”.

Emocionante es el testimonio de don Antonio Machado:

¡Aquellas horas, Dios mío, tejidas todas ellas con el más puro lino de la esperanza, ¡cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia! Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros, la primavera traía a nuestra república de la mano”.

Y termino dando cuenta del gran homenaje que la Biblioteca Nacional está rindiendo al, para mí, mejor político que hemos tenido: don Manuel Azaña, Presidente del Gobierno y de la ll República, quien en palabras de la señora Presidenta del Congreso, doña Meritxel Batet, con motivo de la solemnidad del acto homenaje que el Congreso, con la participación del Presidente del Gobierno y la de todos los Grupos Parlamentarios, excepto Vox, le han hecho a tan insigne gobernante en el 80 aniversario de su muerte, destacando sus dotes de intelectual, escritor y político, y situándolo como “Figura de Consensos”.


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