viernes, 4 de junio de 2021

ECO.60 LA ENFERMEDAD DE LYME Y LA NADA (I)

La enfermedad de LYME y la nada (I), por Francisco Gómez López

El diccionario de la Real Academia define “nada” como un estado de carencia absoluta, como una sensación de vacío o inexistencia, entre otras cosas. Tremenda la definición, ¿verdad?, es la nada o la casi nada. Pues esa es la sensación que experimentan los enfermos de Lyme, una enfermedad que casi no existe para las estadísticas de la medicina oficial de España y que sufren miles de personas en nuestro país. Y el tema no es trivial: dolores articulares de brazos, hombros, pies, fatiga extrema, dolores abdominales, pérdida de visión y muchas otras dolencias que les afectan… (y que para la medicina tienen un origen difuso) y todo ello aderezado con una realidad terrible: a aquellos a quienes les afecta se ven incapacitados para llevar una vida normal y, en muchos casos, los invalida para trabajar.

Por si todo esto no bastara, y hablaré de ello de forma más extensa en otro momento, está el trato tipo ‘nada’ que reciben estos enfermos por parte de quienes deberían velar por su salud y, que sin embargo, son tratados como si fueran desequilibrados que no hacen más que quejarse de supuestas y transitorias molestias. En resumen: reciben un trato, inhumano, cosificado y, a veces, hasta insultante.

Ahora intentaré explicar lo que sé sobre esta enfermedad. Lo haré en palabras poco doctas pero sí muy sentidas, avaladas por la experiencia de una persona muy cercana a mí y de otras más de las que tengo conocimiento a través de ella.

Es una enfermedad transmitida por la picadura de una garrapata que, a su vez, habría picado a un animal infectado por la bacteria denominada Borrelia burgdorferi.

Y digo habría, porque la casuística indica que, en la mayoría de los casos, se tiene constancia de esa picadura, aunque quedan muchos cabos sueltos que inducen a pensar que también puede ser transmitida por la picadura de cualquier otro insecto que se alimente de sangre animal, por vía placentaria y hasta a través de transfusiones sanguíneas.

El proceso que se produce en el infectado por la citada bacteria –a partir de ahora, Borrelia- se ‘limita’ a reducir drásticamente las defensas autoinmunes de la persona a la que pica y, con ello, da lugar a que aparezcan enfermedades con múltiples síntomas, desde dolores articulares, trastornos neurológicos, dificultades de visión, problemas respiratorios, etc.

Lyme, en su estado crónico es una enfermedad casi invisible en nuestro entorno: sus síntomas afectan al aparato locomotor, al sistema neurológico y se asocia a otras patologías como la fatiga crónica, la fibromialgia, etc. Además, las pruebas diagnósticas oficiales arrojan falsos negativos –cercanos al 70 %- y las personas enfermas no disponen de un tratamiento adecuado mientras la infección va ganando terreno en todo su organismo.

Y ahí comienza la dificultad que representa estar enfermo de Lyme: empieza por la propia detección de la enfermedad, su casi nulo reconocimiento por la sanidad oficial, continúa con el tratamiento disperso de la misma y finaliza con el trato y tratamiento médico que reciben los enfermos. De todo ello hablaré en próximas entregas.

 

¿Cómo se diagnostica Lyme?

Básicamente hay dos sistemas no excluyentes entre sí para diagnosticar Lyme: la observación clínica, en base a la presencia de síntomas y a la experiencia del médico, y el otro mediante la realización de pruebas analíticas.

El diagnóstico clínico se puede realizar en cualquiera de las 3 etapas en la que se puede visibilizar la enfermedad de Lyme:

 

1) Localización temprana:

Implica la presencia de un eritema, que no siempre aparece tras la picadura del insecto entre 3 y 32 días después de producirse la picadura de la garrapata. Debido a que las ninfas de las garrapatas son muy pequeñas, la mayoría de los pacientes no se dan cuenta de que han sido picados.

2) Diseminada temprana:

Se reconoce gracias a la aparición de uno o varios síntomas: lesiones cutáneas, síndrome seudogripal musculoesquelético, que consiste en malestar, cansancio, escalofríos, fiebre, cefalea, rigidez del cuello, mialgias y artralgias, y que puede durar semanas o meses, síntomas de fibromialgia, ataques recurrentes de artritis, anomalías neurológicas (meningitis o meningoencefalitis, la neuritis craneal (en especial parálisis de Bell Parálisis cerebral (pérdida del tono muscular o caída de uno o ambos lados del rostro), anomalías miocárdicas (bloqueo, miopericarditis con dolor torácico, latidos irregulares…)

Como los síntomas suelen ser poco específicos, el diagnóstico puede ser incorrecto en ausencia de eritema migratorio.

Los síntomas tienen la característica de ser intermitentes y cambiantes y, en el caso de las mialgias, migrantes, es decir, cambian de localización con el tiempo.

3) Tardía:

Artritis (en el 60% de los casos), La hinchazón y el dolor intermitentes en algunas articulaciones grandes, especialmente de las rodillas (suelen recurrir durante varios años), lesiones cutáneas sensibles a antibióticos, anomalías crónicas del sistema nervioso central (polineuropatía o una leve encefalopatía con trastornos del humor, disminución de la memoria a corto plazo o de la capacidad de concentrarse y del sueño: sueño inquieto), fatiga, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares y problemas cognitivos, problemas en el habla, episodios de mareos o dificultad para respirar, neuralgia, dolor punzante, adormecimiento u hormigueo en las manos o los pies, problemas intestinales.

 

Hay que tener en cuenta que NO TODOS los pacientes experimentan TODOS los síntomas, pero que si TODOS los pacientes sufren MUCHOS de ellos.

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En cuanto al diagnóstico mediante pruebas analíticas, el número de ellas es alto y por esa razón la extensión de esta entrega es larga, pero de éstas la medicina oficial, la “negacionista”, parece empeñada en reconocer oficialmente sólo las mas ineficaces. El listado, a falta de mayor conocimiento o de la aparición muy reciente de alguna nueva, es el siguiente:

 

Test ELISA

Prueba serológica en sangre que busca los anticuerpos generados ante un patógeno.

Tras la mordedura de una garrapata infecta y el cuerpo humano tarda unos 20 días en producir anticuerpos para la bacteria por lo que un análisis serológico antes de esos 20 días, siempre dará negativo.

El test ELISA de primer nivel es, en el mejor de los casos, de un 70-75% de sensibilidad, y eso es sólo para la cepa Bb ss B31 lo que deja a una porción significativa de pacientes con falsos negativos, que nunca se hacen una segunda prueba.

Además, muchas pruebas ELISA sólo están equipadas para detectar una cepa de una especie de Borrelia: Borrelia burgdorferi B31 (Bb ss B31). Esto significa que a esas pruebas no detectan infecciones causadas por otras cepas y/o especies de Borrelia.

De dar positivo o sospechoso, se realiza ¿¿¿quién??? la siguiente prueba:

 

INMUNOBLOT/WESTERN BLOT

El Western Blot o Inmunoblot detecta anticuerpos contra un conjunto de antígenos proteicos preseleccionados. La reactividad se indica mediante "bandas". Se considera que un antígeno está presente si una banda tiene una intensidad igual o superior a la de una banda de control.

Dada la poca fiabilidad de ambas pruebas, se dejan de diagnosticar muchos casos de Lyme.

De hecho, estudios recientes informan de que el ELISA y el Western Blot pueden pasar por alto hasta el 60 por ciento de los casos de enfermedad de Lyme bien definidos.

 

Técnica de ampliación genética

Las pruebas de PCR pueden detectar el ADN de la Borrelia. Los pacientes con títulos muy altos de anticuerpos contra B. burgdorferi pueden dar negativo en una prueba PCR para el Lyme.

Un resultado positivo significa que está presente la enfermedad de Lyme pero, por contra, un resultado negativo no excluye la enfermedad.

Los pacientes en el estadio tardío o muy temprano en la enfermedad pueden ser negativos por pruebas serológicas y pruebas de detección directa como la PCR y la detección de antígenos. En este caso, pueden ser útiles las pruebas de células T.

En los pacientes con un sistema inmunológico pobre, o en fase muy temprana de la enfermedad, cuando los anticuerpos contra B. burgdorferi están ausentes, las pruebas de Western Blot e Immunoblot no darán ninguna respuesta.

 

ELISPOT

Técnica de activación de linfocitos T.

Los linfocitos son células del sistema inmunitario. Los linfocitos T son linfocitos producidos en la médula ósea y forman una parte importante del sistema inmunitario adaptativo humano.

Las infecciones por Borrelia no sólo activan una respuesta inmune a través de la creación de anticuerpos, sino que también activan una respuesta de los linfocitos T. El análisis refleja la actividad real de la Borrelia en infecciones crónicas y recientes.

El EliSpot puede ser útil a la hora de monitorizar los tratamientos.

Es un método de detección de Lyme mucho más fiable, aunque en España no se considera válido para su diagnóstico por la medicina “negacionista”. ¿Cómo se puede pensar que exista una prueba médica en, por ejemplo, Alemania si es un fraude? Entonces, ¿por qué no darle, al menos, el mismo crédito que a las otras pruebas si, además, todas ellas han pasado los mismos controles de aprobación?

 

Recuento de células CD57+CD3

Son un subconjunto de las células NK -del inglés Natural Killer, asesina natural o célula asesina- y suponen un componente importante del sistema inmunitario innato para la defensa del organismo. Su función es la destrucción de las células infectadas y de las células cancerosas, además de regular las respuestas inmunitarias que reconocen y matan a las células infectadas por bacterias.

Estas pruebas suelen comportar si existe un descenso en la respuesta inmune celular de los afectados por Lyme, especialmente en los casos de Borreliosis crónica y sobre todo en las que tienen síntomas neurológicos pronunciados y defectos inmunológicos persistentes. Tampoco se reconoce esta prueba como válida.

 

Prueba de campo oscuro o Prueba por observación directa

Es una prueba de microscopio. Se hace tomando una pequeña muestra de sangre capilar y se amplía la imagen. De verse espiroquetas parece lógico que, no teniendo síntomas de otras posibles enfermedades producidas por espiroquetas y sí de Lyme, el diagnóstico sea innegable. Pues bien, la medicina “negacionista” no reconoce esta prueba para su diagnóstico.

  

En el Decálogo del SEIMC -sociedad científica sin ánimo de lucro que agrupa a profesionales que trabajan en el campo de la patología infecciosa, tanto desde el punto de vista clínico y del tratamiento como de diagnóstico microbiológico y la prevención- sobre “Recomendaciones sobre el diagnóstico y tratamiento de la infección por Borrelia burgdorferi”, se afirma que esta prueba no es válida para el diagnóstico de la enfermedad de Lyme.

Esta negación es, cuanto menos, chocante cuando resulta que, para diagnosticar otras espiroquetas como son el Treponema pallidum o la Leptospira, se recomienda y se usa la prueba del campo oscuro para su diagnóstico y, aún más, también se recomienda y usa para el diagnóstico de la Fiebre Recurrente que producen otras Borrelia, como la B. recurrentis, B. duttoni y otras.

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Aunque ya hay en el mercado nuevas pruebas diagnósticas que parecen más fiables, todavía es pronto para asegurarlo y no son de uso generalizado:

 

Tick Plex

Es una prueba serológica parecida al ELISA pero mejorada ya que detecta las formas redondas/persistentes. Busca anticuerpos de Borrelia y otros 7 patógenos transmitidos por las garrapatas.

 

Test ELISA C6

Es un ELISA algo más fiable.

Las pruebas serológicas de sangre para el Lyme son mucho menos confiables que las pruebas de tuberculosis y otras enfermedades infecciosas potencialmente fatales. Un anticuerpo contra el VIH puede detectarse en más del 99 por ciento de las personas infectadas. La tercera generación de pruebas de serología de la hepatitis C, tiene una sensibilidad de aproximadamente el 98 por ciento.

Por todo ello, es crucial que los médicos utilicen pruebas que puedan detectar varias cepas y especies diferentes de Borrelia en la enfermedad de Lyme.

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Pues bien, ante este panorama, la medicina oficial sólo realiza el Test Elisa, y eso en caso de que el médico conozca la enfermedad Lyme de, la diagnostique y solicite la prueba. De todo ello se hablará en próximas entregas.

(continuará)

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