LOS NÁUFRAGOS DE LA ARMADA EN 1.588, por A. Fernández García
En este artículo pretendo dar a conocer un acontecimiento histórico muy controvertido de la mano de un periodista del diario EL PAÍS, Vicente González Olaya, profesor de la Escuela de Periodismo, -actualmente se encarga de contenidos de Patrimonio histórico y arqueología-.
Aquella armada, que se dio en llamar invencible, pareció desde el principio condenada a la frustración de los planes de nuestro monarca para invadir Gran Bretaña.
Puesta en marcha nuestra armada, a la altura de La Coruña un fortísimo temporal causa grandes destrozos. Ha de esperar un año en los puertos del Cantábrico reparando los navíos.
Según la versión de la BBC, no llegaron a recoger los Tercios de Flandes y en esas tres semanas de espera empezaron a escasear los alimentos y a enfermar parte de la tripulación.
A Francis Drake le pareció que a aquella flota tan bien formada era muy difícil hacerle frente. Le vino la idea genial de que si se enviaba contra los barcos enemigos algún buque incendiado podría romper aquella formación de combate. A la vista de que lo que venía hacia ellos podía incendiar los navíos se vieron obligados a romper sus anclajes y la formación y quedar a la deriva. El fuerte temporal hizo el resto, destrozando los barcos. Los náufragos que llegaban a las costas inglesas eran eliminados como alimañas. Hasta aquí es el vídeo de la serie “Batallas que cambiaron la Historia”.
Volvemos a la información que nos facilita nuestro historiador. “Pero las condiciones meteorológicas provocaron que buena parte encallara. La caballería inglesa salió entonces en su búsqueda. Cientos de hombres, desarmados y medio ahogados, fueron apresados en las playas y acantilados y llevados a la cárcel de Drogheda (Irlanda) para ser ejecutados sin piedad”.
Antonio de Ulloa y Sandoval, antes de ser ejecutado pidió dejar escrita su última voluntad, tres misas por su alma en la iglesia de San Agustín. Un capitán inglés de esa cárcel se había guardado el escrito de esas últimas voluntades y se lo entregó a Baltasar López del Árbol, alférez de los tercios.
Éste, con una carta se la hace llegar a Hernando Hurtado de Mendoza, general de Fuenterrabía, en 1589. Esta carta la traerán a España el irlandés Jhoannes Stanlie y el inglés Richard Halton, dos católicos que huían de la represión protestante en las islas.
Nueve meses antes de que esa carta llegase a España se había iniciado la matanza de los apresados. “La orden de asesinarlos la dio Richard Bingham, gobernador inglés del condado de Connaught. Decapitó o mató a lanzadas o disparos a entre 300 o 400 personas desarmadas de las diferentes nacionalidades que componían la marinería y los tercios”.
Sin embargo, Ulloa no era de Toro (Zamora) como se creía. Pedro Luis Chinchilla, -responsable de la plataforma armadainvencible.org-, en sus investigaciones ha podido encontrar el documento y descubrir que no era de ese lugar por lo que no se podía encontrar a sus familiares ni a la supuesta iglesia. “Me quedé subyugado cuando lo encontré… pude comprobar que todas las advocaciones señalaban iglesias cordobesas. Me puse entonces en contacto con la cofradía de la iglesia de Nuestra Señora Coronada”. “Me dijeron que estaba clarísimo que era un vecino de la zona, por lo que cumplirán entre el 3 y el 10 de marzo” los deseos de Ulloa y este año 2024 se entregará la carta.
Si los españoles caían en
territorio irlandés o escocés eran alimentados, sanados y vestidos. En Escocia,
por ejemplo, se levantó una especie de campo de refugiados para los que huían
de Inglaterra. También hubo clanes irlandeses que los ayudaron, mantuvieron e
hicieron todo lo posible para que volvieran a casa. Las católicas Irlanda y
Escocia eran su tabla de salvación. Pero, además, algunos ingleses protestantes
actuaron igual. El capitán Christopher Carleill (1551-1593) tomó prisioneros
españoles, pero luego, jugándose la vida, puso un barco a su disposición para
regresar a España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"