Historias del Cantón Murciano: Amnistía General. Los Personajes, por Paco Acosta
Amnistía General
Judicialmente, la revolución cantonal finalizó con el procesamiento y condena a muerte de los principales implicados. Resultaron 37 condenas a muerte, que no llegaron a ejecutarse por encontrarse en el exilio todos los involucrados.
Pero, en realidad el conflicto cantonal “terminó” tres años y medio después de capitulación de Cartagena. Es la época de la Restauración de la Monarquía Borbónica, en la que se pretendía recuperar la ordenación sociopolítica existente antes de la República. Una de las medidas para intentarlo fue la Ley de Amnistía de 22 de julio de 1877, por la que se disponía el sobreseimiento de las causas instruidas, en el Departamento Marítimo de Cartagena por delitos de rebelión, “contra los reos que resultan ausentes de la Junta insurrecta y otros funcionarios por incautaciones verificadas en la mar en algunos vapores mercantiles y sustracciones de este Arsenal para sostenimiento de la rebelión cantonal”.
En los siguientes meses cientos
de exiliados y deportados (los que habrían conseguido sobrevivir, pues una
parte habían fallecido como resultado de las enfermedades tropicales y de las
duras condiciones del exilio o del destierro) regresarían a España y se irían
incorporando, poco a poco, a la vida cotidiana del país, aunque todavía sujetos
a la estrecha vigilancia de las autoridades civiles y militares, temerosas de
que pudieran participar en las numerosas intentonas de insurrecciones pro
republicanas que se estaban sucediendo por aquellos días.
Conclusión
Resulta paradójico comprobar que
el Cantón Murciano sobrevivió a la República contra la que se había levantado y
combatido.
La entrada de las tropas
gubernamentales en Cartagena fue el 13 de enero de 1874.
Y diez días antes, el 3 de enero
1874, el general Pavía había ocupado el Palacio de las Cortes y desalojado a
los diputados. La República quedaba disuelta y era sustituida por un
gobierno provisional presidido por el general Serrano, y que apenas un año más
tarde acabaría dando lugar a la Restauración de la monarquía, en la persona del
joven Alfonso XII, hijo de Isabel II.
Se terminan estos artículos
Aún no tengo del todo claro cómo “rematar” este conjunto de artículos, a veces inconexos entre sí, ya que en un principio únicamente pensaba en relatar en ellos algunas anécdotas relativas al mal llamado Cantón de Cartagena, para agruparlos como “Historias del Cantón Murciano”.
Sin embargo, tengo claro que esta serie ya ha llegado a su final. Y también que debería haber tratado algunas cuestiones que aún me rondan -y que no me siento capacitado para abordarlas-.
¿Porqué duró tanto tiempo (6 meses) una revolución cantonal aparentemente condenada al fracaso desde el comienzo?
¿Porqué fue aquí, en nuestra tierra murciana, donde el movimiento cantonal enraizó con mayor fuerza?
¿Tuvo el hecho del Cantón Murciano repercusiones en la política de los sucesivos gobiernos centrales en los siguientes años?
¿Ha servido como “lecciones aprendidas” para la situación de la España actual? Y otras por el estilo…
Si ahora comenzase a escribir
estos artículos de divulgación sobre lo que ocurrió durante esos 7 meses de vigencia
del Cantón Murciano, tendría que haber descrito en primer lugar el ambiente
social y político de la España de mediados del siglo XIX. Tendría que mencionar
la debilidad e inoperancia de las monarquías europeas -no solo la española- de
la época, los tiempos convulsos por la decadencia del imperio, los afanes de
independencia de los territorios de ultramar, la sucesión de Isabel II -la
cuestión de la sucesión en la monarquía-, las guerras carlistas, la proclamación
de la primera república, la falta de una idea política consensuada y
aceptada por el común -república centralista o república federal-, las
diferentes visiones políticas -conservadores, monárquicas, republicanos,
republicanos federalistas, demócratas o liberales-, los levantamientos
militares,… Demasiado para intentar resumirlo aquí. Y demasiadas las
similitudes con el “maremágnum político que nos está tocando vivir en la
actualidad”…
Los Personajes
Por eso en este capítulo de
cierre me voy a limitar a “presentar y ponerles cara” a los personajes más
relevantes tanto del movimiento revolucionario cantonal murciano, como aquellos
militares centralistas que tuvieron una muy destacada actuación en la
finalización de la revuelta, y también a los comandantes de las flotas
extranjeras que tuvieron influencia en la guerra cantonal, aún sin tener una
intervención directa.
Antonio Gálvez Arce “Antonete
Gálvez” (1819-1898)
Murciano, de Torreagüera. El más representativo,
la cara más “popular” del movimiento cantonal murciano. Se ha merecido un
artículo para él solo -en el número 55 de este Boletín (Julio-Agosto 2020)-.
Ya antes de la proclamación del
Cantón, había sido protagonista de varios levantamientos revolucionarios, por
lo que fue condenado a muerte en rebeldía-estaba exiliado- y posteriormente
amnistiado en 1870.
Tras la capitulación de Cartagena
huyó a Orán. De nuevo fue condenado a muerte -en el exilio- y nuevamente
resultó amnistiado al ser favorecido por el real indulto del nuevo monarca
Alfonso XII (julio de 1877).
Roque Barcia Martí (1821-1885)
Roque Barcia fue el
“elemento civil” de la revolución cantonal, el ideólogo de la misma. Desde el
periódico La Justicia Federal, incitaba continuamente al pueblo a
sublevarse contra el poder establecido. Combatió desde posturas radicales la
religión, la monarquía y la propiedad, a las que atribuía la decadencia de España.
Fue elegido Presidente del Gobierno provisional de la República Federal.
En Cartagena fue recibido con
gran entusiasmo, como si fuera un héroe. Fue director del periódico “El
Cantón Murciano”. Al final cuando ya se encontraba en franca oposición a
los otros líderes cantonales, fue el que firmó -y aceptó- la rendición de
Cartagena.
No quiso -o no lo dejaron-
embarcar en la Numancia rumbo a Orán. Permaneció escondido en
Cartagena. Fue intensamente buscado, para juzgarlo, pero no lo localizaron. Antes
de huir a París, dejó un manuscrito, publicado en los periódicos, en el que condenaba
la revolución cantonal, y descalificaba a sus dirigentes (“no sirven
para el gobierno de una aldea”), a pesar de haber sido él uno de sus
impulsores.
Tras la restauración de la
monarquía regresó a España. Desacreditado en sus ideas, se mantuvo retirado de
la vida política.
Juan Contreras Román
“General Contreras” (1807-1881)
Político y militar. Encabezó la
sublevación militar en Cartagena, aunque poco antes había recibido del gobierno
el nombramiento de Capitán General de Cataluña. Hay autores que sugieren que “el
General Juan Contreras se sumó a la insurrección por despecho, al no
haber conseguido el Ministerio de la Guerra”.
Desde los primeros días del
levantamiento, asumió la jefatura de las fuerzas de mar y tierra del Cantón
Murciano. Participó activamente en la incursiones navales (Alicante,
Almería y Málaga,…).
Fue partidario de “declarar
la guerra a Alemania”, y quiso salir de Cartagena con las fragatas Vitoria
y Almansa para atacar a la fragata prusiana SMS Friedrich
Carl, tras la captura por ésta del vapor Vigilante.
Partidario de seguir resistiendo,
cuando ya estaba decidida la capitulación de Cartagena, huyó a Argelia en la Numancia.
Fue amnistiado en abril de 1879,
regresó de su exilio en Orán y volvió al servicio activo con la misma categoría
que tenía al iniciarse la revolución.
Nicolás Constantini Sau
“Colau” (1826-1886)
Experimentado capitán de la
Marina Mercante. Asumió el mando de diversos buques de la flota cantonal
(Inicialmente de la fragata Tetuán). Su última gesta, que le ha
servido para ser considerado “importante y conocido” entre los revolucionarios
cantonales es el haber sacado, bajo su mando, a la Numancia del
puerto de Cartagena (llevando a bordo a unas 1700 personas entre las que se
encontraban los principales líderes del Cantón Murciano); consiguió así romper
el bloqueo de los buques centralistas y llegar a Orán.
Anteriormente había estado al
mando de la flota cantonal, en la segunda parte del Combate Naval de Portman,
de la que los cantonales salieron reforzados, al obligar a retirarse a la
armada centralista.
Murió en el exilio en Orán.
Antonio Bonmatí y Caparrós (1830-1907)
De profesión Maestro. Presidió la
Cruz Roja de Cartagena en 1873.
Vivió la revolución cantonal, y
bajo su mandato la Cruz Roja trabajó incansablemente en las labores de auxilio
y salvamento de los heridos. Se dice de él, que fue el impulsor del “primer
buque hospital de la historia, un vapor de ruedas llamado Buenaventura”.
Tuvo un destacado papel en las
difíciles negociaciones de la Capitulación.
Tras la entrada de las tropas
centralistas, protegió a Roque Barcia, lo mantuvo escondido y facilitó su huida.
Bonmatí se quedó sin escuela y se
vio obligado a abandonar Cartagena; como representante de la Cruz Roja, pasó
por varias ciudades españolas, hasta recabar en Mazarrón, donde ejerció la
docencia.
José López Domínguez
(1829-1911)
Militar y político. Estuvo al
mando de las tropas centralistas durante las últimas operaciones de sitio y
bombardeo de Cartagena, hasta conseguir su rendición. Fue ascendido a Teniente
General y recibió la Cruz laureada de San Fernando.
En 1874 fue nombrado Capitán
General de Cataluña y después Ministro de la Guerra. Posteriormente, en 1906,
llegó a ocupar el cargo de Presidente del Consejo de Ministros.
Miguel Lobo y Malagamba
(1821-1876)
Contraalmirante de la Armada gubernamental, fue encargado del bloqueo del Puerto de Cartagena. Resultó vencedor en
la primera parte del Combate Naval de Portman, frente a la escuadra cantonal. Sin
embargo en la segunda parte los buques rebeldes pusieron en fuga a su flota -y
consiguieron romper el bloqueo naval-, por lo que fue inmediatamente relevado
del mando.
No obstante, en 1874, una vez terminada
la contienda, fue nombrado capitán general del Departamento de Cartagena.
Hasting Reginal Yelberton (1808-1878)
Vicealmirante, comandante en jefe
de la Mediterranean Flyng-Fleet (flota británica del
Mediterráneo) en 1870- 1874, que sin tomar parte activa en el conflicto,
siempre fueron "observadores" atentos de lo que ocurría.
Tomó parte en el apresamiento de
las fragatas Vitoria y Almansa (tras el fallido
intento de la incursión a Málaga). Estos buques fueron llevados a Gibraltar
para su posterior entrega a la armada gubernamental.
Charles Philippe Touchard (1844-1930)
Almirante, comandante en jefe de la escuadra francesa del
Mediterráneo en agosto de 1873.
Bajo su mando la armada francesa
se mantuvo permanentemente de espectadora atenta de lo que acontecía, sin
asumir una participación directa. Mantuvo unas admirables condiciones de
neutralidad y vigilancia.
Reinhold Werner (1825-1909)
Comandante general de la escuadra alemana del Mediterráneo
en julio-agosto de 1873.
Al mando del SMS Friedrich
Carl, su buque insignia, y alegando el decreto de piratería del
gobierno central, capturó (por enarbolar la bandera roja cantonal) al vapor cantonal
Vigilante- con “Antonete” Gálvez a bordo-.
Tras arduas negociaciones, toda la
tripulación y Gálvez, fueron desembarcados en Cartagena; el vapor de guerra Vigilante
fue devuelto a las fuerzas gubernamentales.
La
escuadra prusiana se mostró, por lo general, muy “beligerante” con los
sublevados, y asumió el principal protagonismo, -junto con los ingleses- en la
captura de las fragatas Vitoria y Almansa, que
fueron llevadas a Gibraltar y devueltas a la armada gubernamental.
Tras esta acción, al parecer
realizada sin autorización de Berlín, Werner fue apartado del mando.
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