Propuesta de un Humanismo Axiológico (IX), por Eladio Chávarri, filósofo [1952-2002] en estudio y comentario de Baldomero López Carrera, filósofo.
Y lo mismo podemos decir de los contravalores. Por ejemplo, la enfermedad biológica no puede curarse directamente con dinero o con bondad, sino con los valores biopsíquicos apropiados.
Veamos en concreto y sin mucho
detenimiento cada una de las ocho dimensiones valorativas que hemos escogido y
sus respectivas variaciones más importantes.
Los seres son valores/contravalores biopsíquicos cuando desarrollan/deterioran la vertiente biopsíquica del ser humano.
La primera variación de esta dimensión se refiere a algunas manifestaciones de lo valioso y de lo disvalioso referentes a la variación valorativa biopsíquica orgánica.
Seguramente que todos sitúan el centro de los valores y de los contravalores biopsíquicos en la propia estructura del organismo. Nuestro organismo entero, sin fracturas, es considerado como un valor singular, y, del mismo modo, cuanto lo quiebra y lo daña es estimado como un contravalor también singular. Lo mismo cabe decir de la salud y de la lucha en contra de la enfermedad.
La segunda variación valorativa se refiere a las presencias de lo valioso y de lo disvalioso que se originan en el ámbito biopsíquico temperamental. Cabría decir aquí, en general, que lo valioso y lo disvalioso se aplica al carácter de las personas y a los estados de ánimo.
La tercera variación se refiere a las presencias de los valores y de los contravalores en el ámbito biopsíquico placentero.
Podemos señalar cuatro subvariaciones: el placer/displacer de los sentidos, de las relaciones sexuales, de los estados psíquicos y de la limpieza y suciedad.
Los seres son valores o
contravalores cognitivos cuando desarrollan o deterioran nuestra curiosidad,
o lo que es lo mismo, la vertiente vital humana llamada conocimiento. Y en
este aspecto resultan valiosos o disvaliosos para su desarrollo y
para la vertiente vital del conocedor. Los seres en cuanto que satisfacen
nuestra curiosidad son valores cognitivos. Así, por ejemplo, el
científico puede sentir curiosidad por saber la estructura, funcionamiento y
propiedades de la célula. En este caso, está valorando la célula desde una perspectiva
cognitiva. La curiosidad puede dirigirse a saber cuántos años tiene
Messi o a cómo se llama el último acompañante de una artista famosa.
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