miércoles, 17 de marzo de 2021

ECO.59 PROPUESTA DE UN HUMANISMO AXIOLÓGICO (IX)

Propuesta de un Humanismo Axiológico (IX), por Eladio  Chávarri, filósofo [1952-2002] en estudio y comentario de Baldomero  López Carrerafilósofo.

 (continuación)

 -Partes anteriores en nº 48, 51, 52, 54, 55, 56, 57 y 58-


Y lo mismo podemos decir de los contravalores. Por ejemplo, la enfermedad biológica no puede curarse directamente con dinero o con bondad, sino con los valores biopsíquicos apropiados.

Veamos en concreto y sin mucho detenimiento cada una de las ocho dimensiones valorativas que hemos escogido y sus respectivas variaciones más importantes.

 

 

Los seres son valores/contravalores biopsíquicos cuando desarrollan/deterioran la vertiente biopsíquica del ser humano.

La primera variación de esta dimensión se refiere a algunas manifestaciones de lo valioso y de lo disvalioso referentes a la variación valorativa biopsíquica orgánica.

Seguramente que todos sitúan el centro de los valores y de los contravalores biopsíquicos en la propia estructura del organismo. Nuestro organismo entero, sin fracturas, es considerado como un valor singular, y, del mismo modo, cuanto lo quiebra y lo daña es estimado como un contravalor también singular. Lo mismo cabe decir de la salud y de la lucha en contra de la enfermedad.

La segunda variación valorativa se refiere a las presencias de lo valioso y de lo disvalioso que se originan en el ámbito biopsíquico temperamental. Cabría decir aquí, en general, que lo valioso y lo disvalioso se aplica al carácter de las personas y a los estados de ánimo.

La tercera variación se refiere a las presencias de los valores y de los contravalores en el ámbito biopsíquico placentero.

Podemos señalar cuatro subvariaciones: el placer/displacer de los sentidos, de las relaciones sexuales, de los estados psíquicos y de la limpieza y suciedad.


Los seres son valores o contravalores cognitivos cuando desarrollan o deterioran nuestra curiosidad, o lo que es lo mismo, la vertiente vital humana llamada conocimiento. Y en este aspecto resultan valiosos o disvaliosos para su desarrollo y para la vertiente vital del conocedor. Los seres en cuanto que satisfacen nuestra curiosidad son valores cognitivos. Así, por ejemplo, el científico puede sentir curiosidad por saber la estructura, funcionamiento y propiedades de la célula. En este caso, está valorando la célula desde una perspectiva cognitiva. La curiosidad puede dirigirse a saber cuántos años tiene Messi o a cómo se llama el último acompañante de una artista famosa.

(continuará)



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