Historias del Cantón Murciano: Repercusiones en los pueblos de la Región, por Paco Acosta
En anteriores entregas de esta serie de artículos, hemos mencionado el interés expansivo de los cantonales que respondía principalmente a necesidades económicas (conseguir dinero y víveres para su subsistencia) aunque se envolviese en intereses ideológicos (ampliar el ámbito de adeptos a la causa cantonal).
Aquí vamos a esbozar la repercusión inicial del fenómeno cantonalista en algunas poblaciones de nuestra región.
Sabemos que se proclamó en Cartagena el 12 de julio de 1873 por la mañana temprano, y desde esa plaza, pocos días después, el Cantón Murciano se propuso extender su influencia por los pueblos cercanos de la región e incluso de las provincias limítrofes.
La ciudad de Murcia se unió con entusiasmo, desde el principio (13 de julio), a la revolución cantonal. Lo mismo puede decirse de su zona de influencia, de forma que en los siguientes días siguieron su ejemplo: Abarán, Alcantarilla, Alhama, Archena, Blanca, Ceutí, Cieza, Lorquí, Ojós y Totana. Estos fueron los más destacados, pero hay constancia de que también existieron juntas revolucionarias en Abanilla, Albudeite, Alguazas, Beniel, Cehegín, Molina de Segura, Moratalla, Pliego, Ricote, Las Torres de Cotillas, Ulea y Villanueva del Río Segura. La aventura cantonal terminó para todos ellos a mediados de agosto. A partir del 12 de agosto en que la ciudad de Murcia fue ocupada por las fuerzas centralistas, sin oponer ninguna resistencia, la situación cambió totalmente.
Es el caso de Mazarrón (18 de julio) que ante la llegada de 400 hombres armados que desembarcaron del buque Despertador del Cantón, se sumó “por la fuerza” a la revolución cantonal, tras un rechazo inicial por parte del consistorio municipal. La junta revolucionaria duró poco menos de un mes.
En Águilas, al igual que en Mazarrón, se recibieron presiones para la adhesión a la causa. Esta situación cambió, cuando el 19 de julio, el Despertador del Cantón se presentó en el puerto con fuerzas de desembarco. El 10 de agosto se disolvió su la Junta revolucionaria.
Si en los casos anteriores, hubo un cierto éxito inicial, en Lorca, y su zona de influencia, no consiguieron su objetivo. El 26 – 27 de julio se desplazó, desde Murcia, hacia Lorca una potente fuerza militar al mando de Antonete Gálvez. Razones de prestigio precisaban que Lorca, la tercera ciudad en importancia de la región, se incorporase a la causa revolucionaria. La ciudad no opuso resistencia, pero al día siguiente, tras marcharse la tropa de Gálvez, desapareció la junta revolucionaria. Lorca fue la importante referencia contra-revolucionaria de la región.
Es de reseñar también, aunque fuera de la región, la existencia de una Junta revolucionaria en la provincia de Alicante: Torrevieja (25 de julio). Es curioso indicar que Torrevieja solicitó, un mes después, ser incorporada al Cantón Murciano, y abandonar Alicante. En el caso de Orihuela una expedición por tierra (30 de julio) de los cantonales terminó en un enfrentamiento militar con 5 muertos y 9 heridos por parte de los guardias civiles defensores de la ciudad y 1 muerto y 2 heridos, sin conseguirse plenamente los objetivos.
Por su parte, en la provincia de Almería la presión de la flota cantonal se hizo patente en Garrucha (3 de octubre, tras llegar allí 1500 hombres armados a bordo de los buques Tetuán y Despertador del Cantón). Desde allí en varias incursiones por tierra (5 de agosto) llegaron a Cuevas de Almanzora, Vera y Mojácar. En todas estas poblaciones obtuvieron dinero y víveres, pero no lograron ningún objetivo político.
En la zona de influencia de Cartagena, todo el denominado Campo de Cartagena se involucró, con mayor o menor intensidad en la revolución cantonal, destacando estos municipios: Torre Pacheco (12 julio), San Javier (18 julio) y San Pedro del Pinatar (20 julio). Por lo general su aventura revolucionaria terminó en el mes de agosto ante la presión de las fuerzas centralistas, que tras entrar en Murcia avanzaron rápidamente sobre Cartagena hasta cercarla completamente por tierra.
Es de destacar la escasa
influencia que la revolución cantonal tuvo en las poblaciones de la periferia
regional. No se ha podido constatar documentalmente la existencia de acto
alguno que relacionase con la revolución cantonal a municipios tan destacados
como Bullas, Calasparra, Caravaca de la Cruz, Fortuna, Jumilla, Mula o Yecla.
Del resto de municipios o no se dispone de información fidedigna o han sido
constituidos con posterioridad.
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