Si en el número anterior
hablábamos de que en el IES Domingo Valdivieso de Mazarrón se mantenía una
brillante tradición teatral, en el IES Antonio Hellín del Puerto se expande con
fuerza y gran ímpetu la actividad cultural y teatral. Aunque la que acude
siempre a saludar con su habitual afabilidad es Carmen Marín, soy consciente de
que detrás hay un equipo cuya magnitud desconozco. Allí celebramos el Día del
Libro con brillantez, allí colaboramos en un gran maratón literario con “Cien
Años de Soledad”, allí se está celebrando desde hace algunos años un Certamen
Teatral de alto nivel, en el que participan diversos centros de enseñanza, así
como conocidos y significativos grupos de teatro del entorno. Sinceramente, me
gustaría asistir a la representación de más obras, a todas si fuera posible.
Sin embargo, a las limitaciones inherentes a mis muchos años se suman la
multitud de eventos y compromisos culturales de estas fechas, de finales de
junio.
Empezaron nuestros jóvenes
actores con mucha prudencia, como quien tantea o toma posiciones respecto al
escenario, al público e incluso a su propio papel. Según avanza la obra se van
afianzando, creciendo hasta la culminación en plenitud, dando la brillante
imagen de un pueblo, que, indignado y consciente de sus derechos, se alza con
voluntad unánime ante el injusto tirano y lo derriba. Si en Antígona veíamos la
heroína que cumple su deber sagrado de dar sepultura a su hermano frente a la
orden de Creonte, decisión injusta que denuncian el ciego Tiresias y el coro,
aquí la heroína, Laurencia, es una mujer que defiende el derecho sobre su
cuerpo, como única dueña del mismo, en cuya ayuda interviene el joven Frondoso,
su valiente enamorado. A ellos se van sumando Pascual y Jacinta, Mengo y
Leonelo, Alfonso y Esteban, padre de la joven. El pueblo se ha hecho una piña,
contra la que se ven impotentes el tirano Comendador y el cruel juez, enviado
por los Reyes Isabel y Fernando.
Por los mismos datos a los que se
alude en el argumento los hechos podrían situarse entre 1480 y 1490. El
Comendador, Fernán Gómez, alardea de sus incursiones contra los moros de
Granada como algo no muy lejano. Por otra parte, la autoridad de Isabel y
Fernando parece consolidada, no se cuestiona, como no se cuestiona su apuesta
por la justicia. La estrategia de apoyarse en el pueblo llano para controlar la
nobleza es una constante del buen rey en todas las monarquías medievales.
El tema de fondo de la obra es un lugar común en
nuestras letras sobre todo en nuestro teatro clásico: El mejor alcalde, el rey;
El Comendador de Ocaña, El alcalde de Zalamea,… El hombre trata de imponer su
instinto a la mujer, valiéndose de su poder y su fuerza y llevarlo a cabo
impunemente. El problema sigue ahí, está presente, lo han visto muy bien
quienes han realizado la adaptación y los jóvenes actores que lo han puesto en
escena. Su indignada reacción en el momento cumbre no difiere tanto de las
reacciones en las calles en nuestras ciudades en los últimos meses. El problema
está ahí desde hace siglos y en todas las sociedades y culturas. Uno piensa que
la capacidad de decisión sobre las relaciones sexuales debiera estar justamente
equiparada entre hombre y mujer, pero la realidad dista mucho de eso. No es que
la cuestión no se haya llegado a plantear. Cervantes pone en boca de la pastora
Marcela su derecho a decidir libremente sobre su vida y de corresponder, o no,
al caballero que le declara su amor. Todavía hay personas, incluso entre
jueces, sacerdotes, educadores, y hasta mujeres, que atribuyen la iniciativa al
hombre, disculpando demasiado su falta de control sobre su instinto sexual, y
una actitud pasiva, de aceptación o resignación, en la mujer, a la que, en
cambio, no se le perdona nada o muy poco. Por ello, consideramos que la
elección de esta obra teatral, su adaptación y puesta en escena, de manera tan
brillante, a lo que han ayudado momentos de coreografía, su desarrollo con gran
fuerza y vigor ha sido una lección, cultural y educativa. Deseamos y proponemos
desde estos renglones que lecciones y muestras de este tipo se repitan y
multipliquen a lo largo y ancho de nuestro país y nuestro planeta con la
esperanza de que avancemos en una conciencia y actitudes de ayuda, comprensión,
respeto en libertad, tolerancia y amor sin fronteras.
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