¡BIENVENIDOS AL "IDIOCENO"!, por Mª Ángeles Bustillo / Ana Casado
El otro día tuve la suerte de
encontrar este artículo de opinión con el que como geóloga y científica me
identifico plenamente. Imposible de expresarlo mejor, os adjunto diferentes
partes de él y os animo a que lo leáis (Mª Ángeles Bustillo).
Ana Casado / equipo de ciencia
critica. Blog de eldiario.es, 3 de Julio 2023.
Ana Casado es Doctora
en Astrofísica por la Universidad de Granada, y experta en transformación
digital. En la actualidad escribe libros, artículos de divulgación científica,
y ensayos.
Hace
20 años, el premio Nobel de Química Paul Crutzen propuso el nombre antropoceno, del griego
anthropos,
“humano”, para referir la época geológica actual caracterizada por una
incidencia de la actividad humana en todos los grandes procesos planetarios,
desde la productividad y el ciclo del carbono al ciclo del agua, a las tasas de
erosión, a la pérdida de biodiversidad, a la proliferación global de microplásticos,
y, por supuesto, al clima. Visto lo que estamos viendo, este nombre se ha
quedado anticuado pues no refleja la deriva emprendida por los sapiens,
decididos a negar la evidencia científica para culminar un disparatado suicidio
colectivo.
Creemos
que un nuevo nombre de Idioceno define mucho mejor la realidad tal y
como la hemos caricaturizado anteriormente, Idioceno, del griego idiotes. El idiota no es consciente de que viaja
en una barca común y que, por mucho que se empeñe en subir a lo más alto del
mástil, pisando las cabezas que tuviera que pisar, si la barca se hunde más le
vale desarrollar branquias porque se ahogará con el resto de los viajeros.
Decía Santiago Ramón y Cajal que «una
de las desdichas de nuestro país consiste, como se ha dicho hartas veces, en
que el interés individual ignora el interés colectivo». Premio Nobel de
medicina y uno de los más grandes intelectuales que ha dado nuestro país, Ramón
y Cajal viene a decirnos que un país cuyos ciudadanos se dejan llevar por el
egoísmo, que se comportan como unos idiotes, acaba convertido en un país
de idiotas. En una desdicha, vamos. Pero la cosa no termina ahí, pues sabido es
lo fácil que resulta manejar a la gente a través de una estrategia de la que ya
hemos hablado en otras ocasiones: el empoderamiento de la
ignorancia.
No hay nada más humano que la
tendencia a escuchar aquello que queremos oír. A nadie le gustan las malas
noticias, y menos cuando son realmente malas, lo que hace de la política del
avestruz una táctica muy habitual. Pero superada la fase inicial de
negación, cualquier persona adulta afronta la realidad tal y como le viene,
abriendo bien los ojos para tratar de evitar o minimizar los golpes. Este
ejercicio de madurez salta por los aires bajo la influencia de gentes sin
escrúpulos que niegan las malas noticias persiguiendo sus propias agendas, para
lo que apelan a toda una suerte de idioteces, conspiranoicas, bulos y
falsedades, a la par que espolean el odio contra los que son portadores de las
noticias. Nunca antes el mensajero, que en el caso que nos ocupa tan solo actúa
en nombre de su conciencia, había sido tan odiado. Nunca antes la advertencia
de que un escalón está roto y, si lo pisas, te puedes desplomar en el vacío,
había sido motivo de todo tipo de improperios. Al empoderar la ignorancia se ha
producido un insospechado efecto multiplicador de la idiotez, precipitándonos
de bruces en el Idioceno.
Los depósitos de Escombreras constituyen un ejemplo de las grandes movilizaciones de rocas realizadas por el hombre, y ya formarían parte del Antropoceno |
Ante la evidencia aplastante de que
el equilibrio climático-ambiental del Sistema Tierra se está perdiendo (siete
de los nueve umbrales planetarios que permiten la vida ya se han sobrepasado) con las
terribles consecuencias que esto trae consigo, parecería que el único (y
gigantesco) trabajo a hacer es buscar fórmulas, entre todos, para frenar la
deriva y amortiguar los golpes. Estas fórmulas son de distintos tipos,
tecnológicas, socioeconómicas, políticas, y también culturales. A nadie se le
escapa que vivimos en una sociedad profundamente egoica cuyo principal valor es
la ambición material, algo incompatible con la vida en un planeta finito de
recursos limitados. Para ser eficaces en la búsqueda de soluciones es necesario
abordar todos los aspectos, un trabajo tan descomunal que no hay tiempo que
perder.
Pero hete aquí, ¡oh, sorpresa!, que
se nos ha cruzado un problema que muchos, pecando de inocentes, no habíamos
previsto: la pandemia de idiotez que sacude a Occidente, agitada por los
intereses particulares de algunos. Precisamente los agitadores son los que más
sorprenden, porque en general son gente inteligente y culta. Pero la
experiencia demuestra que se puede ser muy inteligente, muy culto, y actuar de
manera idiota.
Tenemos múltiples ejemplos entre
esos personajes públicos que ya sea por 30 monedas de plata, o simplemente
porque su EGO (nótense las mayúsculas) les mantiene secuestrado el sentido
común y la decencia, utilizan su púlpito mediático para empujarnos hacia el
abismo espoleando el negacionismo, o el “oportunismo energético”, que tanto da.
Los unos niegan la evidencia científica del cambio climático, los otros
predican el tecnicismo-mágico, no menos preocupante
porque una cosa es apoyar la transformación tecnológica como un pilar
fundamental para afrontar la situación, y otra completamente diferente
postular, contraviniendo la física más elemental, que la tecnología es la
varita del mago Merlín por lo que podemos relajarnos y disfrutar de una
deliciosa taza de café con leche mientras continuamos…
Resumiendo ¿Qué es el Idioceno?
Época geológica del llamado
planeta Tierra caracterizada por el comportamiento errático de una de sus
especies, que está provocando un severo desequilibrio del planeta con terribles
consecuencias para su componente más preciado: la biosfera. Los individuos de
esta especie se han bautizado a sí mismos como “sapiens”
desde el convencimiento de ser extraordinariamente listos, cénit absoluto del
universo pensante, medida de todas las cosas, e imagen fidedigna de un Dios
todopoderoso que es divino y hasta trino. Durante el idioceno los sapiens han
puesto todo su empeño en culminar su gran obra maestra, autodestruirse, y están
dispuestos a llevarse por delante todo lo que se anteponga en su camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"