sábado, 30 de septiembre de 2023

EL ECO DE LA TORRE Nº 74 (Septiembre - Octubre 2023)

 EL ECO DE LA TORRE








A.R.D.C. Torre de Santa Elena


Boletín Informativo número 74

Septiembre - Octubre 2023
             Puedes ver los títulos de los artículos (y desde allí acceder a ellos directamente) en los Índices de los artículos de este año 2023, o los artículos del año 2022, o los del año 2021   o  los del año 2020

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EQUIPO DE REDACCIÓN Y COLABORADORES


Antonio Fernández García
Paco Acosta
Eladio Chávarri / Baldomero López Carrera
José Luis Mozo
Juan Miguel Ortiz
Marco A. Santos Brandys
Antonio Velázquez Lajarín
Mª Ángeles Bustillo / Ana Casado






Agencia Inmobiliaria y de Seguros “A su Servicio” At your Service
ARTO Reformas en general
Asociación ADELA
Autos AL-MAZARRON Citroën
BricoPepelino
B. Restaurante Deskaro
B. Restaurante Villamares
Café Bar El Ancla
Casa Pepelino
Centro de Buceo Rivemar 
Chiringuito Ferris
Chiringuito La Cangreja -La Azohía-
Chiringuito Namasté
Club de Mayores de Isla Plana
Farmacia Serrano Ciller -La Azohía-
Farmacia Martínez García –Isla Plana-
Inmobiliaria Casas del Mar
Mola Mola Kayak 
Panadería Méndez 
Restaurante Antípodas Tavern
Restaurante Casa del Nono
Restaurante La Bodega Molina
Restaurante La Taberna de Isla Plana
Supermercado El León (SPAR)
Víctor Fernández Administración de Fincas


ECO.74 DERECHOS HUMANOS (XIV)

DERECHOS HUMANOS (XIV), por A.F.García

 

(continuación)

 

Artículo 17 

1.     “Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.”

 

Esto viene a continuación del matrimonio, la familia… como si tuviera algo que ver. La primera propiedad que desea tener un matrimonio, una pareja… es un hogar, una vivienda, y acaso un vehículo, la independencia, cosa muy difícil en nuestro país, problema que arrastra décadas sin solución. 

Ello trae consigo el retraso en contraer matrimonio, en tener hijos… y que la natalidad vaya a menos de manera casi vertiginosa. 

El sentido de propiedad arrastra, a mi entender, una larga historia. Arranca en el Neolítico, cuando el ser humano se hace sedentario y empieza por tener un cobijo, un espacio que cultivar y unos animales que domesticar, proteger, cuidar y servirse de ello. Eso da lugar a las primeras comunidades, las de unos cientos de personas, antes de la formación de los grandes imperios antiguos. 

Habrá ido evolucionando con las variantes propias de las culturas y de las épocas. Los feudalismos supusieron una distorsión, acotando espacios y personas. 

Hoy viene a entenderse como el derecho que tiene una persona a usar, gozar, disfrutar, disponer, legar… unos bienes. Y pueden clasificarse en civiles, económicos, sociales, culturales, ambientales… 

Sobre esto cabe hacerse alguna pregunta, alguna duda o alguna reflexión. El cabeza de familia ¿qué es respecto a las personas que dependen de él? Uno puede saber que según las culturas, las costumbres, las circunstancias, las situaciones… las interpretaciones, los criterios, las aplicaciones prácticas… pueden llegar a ser muy diferentes y hasta contrapuestas. “A mi mujer…”, “a mi hijo…” 

 

2.     “Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.”

 

Como derecho fundamental se sitúa después del derecho a la vida. 

La propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o interés general. 

Este derecho será protegido por el Estado, por lo que nadie podrá ser privado ni molestado, sino en virtud de un juicio que cumpla con las formalidades esenciales y procedimentales. 

Me veo obligado a retomar la primera idea de esta página y referirme a nuestro país, España. Teniendo en cuenta que el problema arrastra decenios de abandono por parte de las distintas administraciones, (estatales, autonómicas y municipales), es de urgente necesidad dar prioridad a que los jóvenes tengan posible el acceso a la vivienda en propiedad. Ya se supone que los alquileres, como son de dominio público, deben estar más accesibles, no absorber más de la mitad de los ingresos del arrendatario. Este remedio, alquiler, y aquél, adquisición en propiedad, no se excluyen, se complementan.  



ECO.74 CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA 1978 (XVIII)

CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA 1978 (XVIII), por A.F.García


(continuación)

 

Artículo 30

Servicio militar y objeción de conciencia 

1.     “Todos los españoles tienen el derecho y el deber de  defender a España”. 

 

Es muy normal que toda persona nacida en España sienta el deseo de defender a España; lo sentimos sobre todo en las competiciones deportivas, sea uno participante o espectador. Se dice que si alguien habla mal de su país es español. No me parece mal de quien tiene difícil afrontar la subsistencia diaria, sino la de aquel que, por simple rédito político, desacredite a su país.

 

2.     “La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas garantías, la objeción de conciencia, así como las causas de exención del servicio militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria.” 

  

De una manera casual o imprevista en el Pacto de Majestic en 1996 Jordi Pujol obtiene ese compromiso de José Mª Aznar a cambio de que los diputados de CiU apoyen su investidura como Presidente del Gobierno. 

En marzo de 2001 el Presidente Aznar suprime por Real Decreto el servicio militar obligatorio, lo que es digno de celebrar y anula el contenido del apartado 2 y los problemas no pequeños del objetor de conciencia. 

Por otra parte, en el ejército profesional el militar es más vocacional, adquiere una más completa formación e incluso especialidad, lo que se está comprobando según avanzan los años. De esta manera se vienen desarrollando y aplicando los contenidos de los apartados tres y cuatro, que a continuación transcribimos:

 

3.     “Podrá establecerse un servicio civil para el cumplimiento de fines de interés general.” 

4.     “Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública.” 

 

EL EJÉRCITO ESPAÑOL lo componen 144.285 personas. 

De ellos 130.000 activos y 13.505 en reserva. 

80.000 efectivos corresponden al Ejército de Tierra. 

22.000 a la Armada. 

22.000 al Ejército del Aire. El resto desempeña otras funciones dentro del ejército. 

Más de 7.000 desempeñan funciones fuera de España, sea en colaboración con la ONU, con la OTAN o simplemente como asesores u observadores, en más de una docena de países. Una labor muy considerada y reconocida internacionalmente. La proporción de mujeres supera el promedio de la OTAN. 

El presupuesto de defensa se ha incrementado significativamente los últimos años, superando los 14.000 millones en 2023. 

No podemos olvidar la UME (Unidad Militar de Emergencias), fundada el 13 de junio de 2007, hoy reconocida por cualquier español o residente en España, por su amplia labor. 

Lo componen 3.063 efectivos de tierra; 247 del Ejército de Aire; 

76 de la Armada; y 41 de los Cuerpos Comunes. 



ECO.74 ¡BIENVENIDOS AL "IDIOCENO"!

¡BIENVENIDOS AL "IDIOCENO"!, por Mª Ángeles Bustillo / Ana Casado

El otro día tuve la suerte de encontrar este artículo de opinión con el que como geóloga y científica me identifico plenamente. Imposible de expresarlo mejor, os adjunto diferentes partes de él y os animo a que lo leáis (Mª Ángeles Bustillo).

Ana Casado / equipo de ciencia critica. Blog de eldiario.es, 3 de Julio 2023.

Ana Casado es Doctora en Astrofísica por la Universidad de Granada, y experta en transformación digital. En la actualidad escribe libros, artículos de divulgación científica, y ensayos.

Hace 20 años, el premio Nobel de Química Paul Crutzen propuso el nombre antropoceno, del griego anthropos, “humano”, para referir la época geológica actual caracterizada por una incidencia de la actividad humana en todos los grandes procesos planetarios, desde la productividad y el ciclo del carbono al ciclo del agua, a las tasas de erosión, a la pérdida de biodiversidad, a la proliferación global de microplásticos, y, por supuesto, al clima. Visto lo que estamos viendo, este nombre se ha quedado anticuado pues no refleja la deriva emprendida por los sapiens, decididos a negar la evidencia científica para culminar un disparatado suicidio colectivo. 

Creemos que un nuevo nombre de Idioceno define mucho mejor la realidad tal y como la hemos caricaturizado anteriormente, Idioceno, del griego idiotes. El idiota no es consciente de que viaja en una barca común y que, por mucho que se empeñe en subir a lo más alto del mástil, pisando las cabezas que tuviera que pisar, si la barca se hunde más le vale desarrollar branquias porque se ahogará con el resto de los viajeros.

Decía Santiago Ramón y Cajal que «una de las desdichas de nuestro país consiste, como se ha dicho hartas veces, en que el interés individual ignora el interés colectivo». Premio Nobel de medicina y uno de los más grandes intelectuales que ha dado nuestro país, Ramón y Cajal viene a decirnos que un país cuyos ciudadanos se dejan llevar por el egoísmo, que se comportan como unos idiotes, acaba convertido en un país de idiotas. En una desdicha, vamos. Pero la cosa no termina ahí, pues sabido es lo fácil que resulta manejar a la gente a través de una estrategia de la que ya hemos hablado en otras ocasiones: el empoderamiento de la ignorancia.

No hay nada más humano que la tendencia a escuchar aquello que queremos oír. A nadie le gustan las malas noticias, y menos cuando son realmente malas, lo que hace de la política del avestruz una táctica muy habitual. Pero superada la fase inicial de negación, cualquier persona adulta afronta la realidad tal y como le viene, abriendo bien los ojos para tratar de evitar o minimizar los golpes. Este ejercicio de madurez salta por los aires bajo la influencia de gentes sin escrúpulos que niegan las malas noticias persiguiendo sus propias agendas, para lo que apelan a toda una suerte de idioteces, conspiranoicas, bulos y falsedades, a la par que espolean el odio contra los que son portadores de las noticias. Nunca antes el mensajero, que en el caso que nos ocupa tan solo actúa en nombre de su conciencia, había sido tan odiado. Nunca antes la advertencia de que un escalón está roto y, si lo pisas, te puedes desplomar en el vacío, había sido motivo de todo tipo de improperios. Al empoderar la ignorancia se ha producido un insospechado efecto multiplicador de la idiotez, precipitándonos de bruces en el Idioceno.

Los depósitos de Escombreras constituyen un ejemplo de las grandes movilizaciones de rocas realizadas por el hombre, y ya formarían parte del Antropoceno


Ante la evidencia aplastante de que el equilibrio climático-ambiental del Sistema Tierra se está perdiendo (siete de los nueve umbrales planetarios que permiten la vida ya se han sobrepasado) con las terribles consecuencias que esto trae consigo, parecería que el único (y gigantesco) trabajo a hacer es buscar fórmulas, entre todos, para frenar la deriva y amortiguar los golpes. Estas fórmulas son de distintos tipos, tecnológicas, socioeconómicas, políticas, y también culturales. A nadie se le escapa que vivimos en una sociedad profundamente egoica cuyo principal valor es la ambición material, algo incompatible con la vida en un planeta finito de recursos limitados. Para ser eficaces en la búsqueda de soluciones es necesario abordar todos los aspectos, un trabajo tan descomunal que no hay tiempo que perder.

Pero hete aquí, ¡oh, sorpresa!, que se nos ha cruzado un problema que muchos, pecando de inocentes, no habíamos previsto: la pandemia de idiotez que sacude a Occidente, agitada por los intereses particulares de algunos. Precisamente los agitadores son los que más sorprenden, porque en general son gente inteligente y culta. Pero la experiencia demuestra que se puede ser muy inteligente, muy culto, y actuar de manera idiota.

Tenemos múltiples ejemplos entre esos personajes públicos que ya sea por 30 monedas de plata, o simplemente porque su EGO (nótense las mayúsculas) les mantiene secuestrado el sentido común y la decencia, utilizan su púlpito mediático para empujarnos hacia el abismo espoleando el negacionismo, o el “oportunismo energético”, que tanto da. Los unos niegan la evidencia científica del cambio climático, los otros predican el tecnicismo-mágico, no menos preocupante porque una cosa es apoyar la transformación tecnológica como un pilar fundamental para afrontar la situación, y otra completamente diferente postular, contraviniendo la física más elemental, que la tecnología es la varita del mago Merlín por lo que podemos relajarnos y disfrutar de una deliciosa taza de café con leche mientras continuamos…


Resumiendo ¿Qué es el Idioceno?

Época geológica del llamado planeta Tierra caracterizada por el comportamiento errático de una de sus especies, que está provocando un severo desequilibrio del planeta con terribles consecuencias para su componente más preciado: la biosfera. Los individuos de esta especie se han bautizado a sí mismos como “sapiens” desde el convencimiento de ser extraordinariamente listos, cénit absoluto del universo pensante, medida de todas las cosas, e imagen fidedigna de un Dios todopoderoso que es divino y hasta trino. Durante el idioceno los sapiens han puesto todo su empeño en culminar su gran obra maestra, autodestruirse, y están dispuestos a llevarse por delante todo lo que se anteponga en su camino.



ECO.74 LA HORA DEL CAFÉ

LA HORA DEL CAFÉ, por Marco A. Santos Brandys

Desde siempre, la gente se ha alimentado -quien ha podido- en tres momentos principales del día: por la mañana (desayuno) al mediodía (comida) y por la noche (cena), existiendo otros momentos “secundarios” para entretener la mandíbula. Algunos ejemplos son, el café de media mañana, el medio almuerzo, el aperitivo, el café de después de comer, el del té, el piscolabis, el tentempié, el brunch, la merienda… teniendo cada uno de ellos connotaciones propias. Por ejemplo, el bocadillo de media mañana y la merienda, tienen características obreras y juveniles, mientras que el café de después de comer y el té, las tienen más aristocráticas, elegantes y sofisticadas.

Ese momento del día, en el que el sol ya ha iniciado su descenso hacia el horizonte y se ha acabado el trajín de la mañana, pero sin comenzar a vivir intensamente la tarde, en el que se le da una prórroga al quehacer cotidiano y se descansa por un rato la comida del mediodía, dándole una pequeña tregua al cuerpo, es un tiempo de descanso muy variable para las personas, oscilando desde unos cuantos minutos hasta unas pocas horas, pero sin ser esos tiempos decisivos, se llama la “hora del café”.

En otros lugares, este tiempo se presenta un poco más tarde, llamándole la “hora del té”, pero ambos, -el café, el té con sus horas- son como primos hermanos que se llevan bien, aunque sean las bebidas degustadas muy distintas unas de otras, pareciéndose solamente en el agua contenida y que según gustos, pueden ir acompañadas de leche, de azúcar o limón, en mayor o menor concentración.

Hace tiempo, se invitaba a amigos y familiares a tomar café en casa, acto más informal y menos complicado que el de una comida y más parecido a una merienda. En ese convite, se invitaba a los amigos o familiares a tomar la infusión correspondiente, acompañada casi siempre por dulces, galletas, bombones… y por alguna copita de licor, acto que duraba hasta media tarde, alargándose hasta poco antes de empezar la merienda y la cena.

La duración de la hora del café y de la siesta, están en relación inversa, dependiendo de la cantidad de “martinis” ingeridos a la hora del aperitivo y de cervezas en la comida, siendo probado el buen comportamiento del “champagne” para acompañar cualquier comida, merienda o cena.

En estos tiempos nuevos, tan ancestral costumbre ha ido desapareciendo poco a poco, si bien no del todo, debido en parte a la incorporación de la mujer al mundo laboral, al ser ellas -las amas de casa- quienes preparaban normalmente este tipo de celebraciones en casa, trasladándose lentamente a las cafeterías y a los “salones de té”.

Son saboreadas -no deglutidas estas bebidas el café y el té- con los labios, acompañados con los productos antes indicados. Las amas de casa, eran generalmente las más aficionadas a “quedar para tomar el café” -o el té- con las amigas y si así era el caso, desde el primer momento arreglaban “el mundo”, desde el más cercano e íntimo hasta el de las lejanas antípodas. Era servido el café -o el té- en sus vasijas de cerámica, porcelana o cristal fino, debido a lo delicado del acto y el elemento consumido.

Mi madre, era muy aficionada a ese momento de “tomar el café” -o el té-, bajo las faldas de la íntima mesa camilla del cuarto de estar, el cual era -el hecho de tomarlo-, menos importante que el de reunirse con sus personas queridas, su marido -mi padre-, su madre -mi abuela- y sus hijos, -mis hermanos- con los que comentaba los acontecimientos del día, mientras acogía a su alrededor cual gallina clueca a sus polluelos, alargándolo lo necesario hasta que todos nos marchábamos a nuestros quehaceres vespertinos.

La hora del té, era un hábito menos frecuente a esas primeras horas de la tarde. No era tampoco exclusivamente para tomar esa infusión, sino una merienda o cena ligera, incluyendo galletas o pasteles de varios tipos. En casos normales, el té, servido en tazas de porcelana con su jarrita de leche y unas rodajas de limón, podía incluir un acompañamiento salado.

También hacía frecuentemente actos parecidos en casa, pero a la media tarde a las que llamaba “féminas”. En ellas reunía a su grupo de amigas, para merendar y poner las cosas del mundo en su sitio, acto que era correspondido cada semana en sus casas. Nosotros, saludábamos a las señoras al entrar y al salir a medida que venían, y cuando acababan de irse, entrábamos a “saco” al salón a terminar con las viandas que quedasen de la merienda, las “mediasnoches”, los “borrachos”, los exquisitos sándwiches de “Rodilla”, las galletas “surtidas”… y aprovechar las “tobas” de tantos cigarrillos americanos con sus boquillas manchadas de carmín.

Mi padre hacía algo parecido con sus amigos y los llamaban “círculos”, pero eran muy diferentes a los de ellas, pensando nosotros desde fuera, que hablaban de cosas más serias…

Estas cosas, ya no se hacen o se hacen poco, o por lo menos yo he dejado de asistir a ellas. Y me apena darme cuenta que el mundo y sus costumbres, mucho ha cambiado desde entonces, en tan poco tiempo.

O a lo mejor, somos nosotros los que hemos cambiado. 




ECO.74 POEMA RECIBIDO 18 (de Gª Lorca)

POEMA RECIBIDO 18 (de Gª Lorca


Arbolé, arbolé

 

Arbolé, arbolé

seco y verde.

La niña de bello rostro

está cogiendo aceituna.

El viento, galán de torres,

la prende por la cintura.

Pasaron cuatro jinetes,

sobre jacas andaluzas.

con trajes de azul y verde,

con largas capas oscuras.

“Vente a Granada, muchacha.”

La niña no los escucha.

Pasaron tres torerillos

delgaditos de cintura,

con trajes color naranja

y espada de plata antigua.

“Vente a Sevilla, muchacha.”

La niña no los escucha.

Cuando la tarde se puso

morada, con luz difusa,

pasó un joven que llevaba

rosas y mirtos de luna.

“Vente a Granada, muchacha.”

Y la niña no lo escucha.

La niña del bello rostro

sigue cogiendo aceituna,

con el brazo gris del viento

ceñido por la cintura.

Arbolé arbolé

seco y verde

 

Federico García Lorca [1898-1936]          

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Durante el confinamiento pusimos en marcha, por e-mail, una cadena de envío de poemas a personas no-conocidas, con la esperanza de recibir también algunos. Este fue uno de los recibidos… En números anteriores ya hemos publicado otros.


                            

ECO.74 LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL SE NOS VIENE ENCIMA

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL SE NOS VIENE ENCIMA, por Paco Acosta

 

Los medios de comunicación andan últimamente alborotados y nos bombardean con noticias “sorprendentes” de lo que permite la Inteligencia Artificial (IA). Y a mí me da la sensación que el colectivo de periodistas nos presenta tanto sus virtudes, como exagera los defectos.

Ayer mismo nos abrumaron en todas las cadenas de tv con la noticia que unos chavales, con ayuda de la Inteligencia Artificial, habían “desnudado” fotos de sus compañeras de instituto, de unos 14 años. Lo que hicieron los chicos fue transformar fotos en las que ellas aparecían con ropa, y las habían modificado con un programa de IA, les habían “colocado” un cuerpo desnudo, y éste muy bien encajado, daba la sensación que las fotos se las habían hecho a ellas completamente desnudas; lo peor es que, a continuación las habían colgado en sus redes de amigos. Evidentemente la “manipulación” de la foto estaba muy bien hecha y daba perfectamente el pego. En definitiva, una canallada para las chicas. Y los autores y distribuidores de las fotos trucadas se merecen un buen correctivo. Pero la culpa no es de la Inteligencia Artificial, sino de esos jóvenes …

Otro ejemplo, este en sentido algo diferente. Otro programa de Inteligencia Artificial está haciendo hablar en distintos idiomas a personajes que nunca lo hicieron. Y estas imágenes también dan perfectamente el pego, pues aparentemente el famoso en cuestión está diciendo lo que antes había dicho en su idioma nativo, pero ahora aparece hablando con su mismo tono de voz y acento, pero en inglés… Esto, a poco que evolucione, evitará tener que doblar las películas, minimizará las necesidades de traducción simultánea, permitirá tener conversaciones fluidas con extranjeros, y otras aplicaciones similares. Supongo que los profesionales afectados no lo verán con excesivo contento… La parte negativa está en que lo mismo que hace una cosa, “pueden hacerte decir cosas que no has dicho”…

Y voy a completar este escrito con un ejemplo práctico. En este caso afecta al colectivo que ahora se encarga de transmitir información al gran público, y convencernos que la Inteligencia Artificial “hace de todo”. Se trata de la “redacción de artículos”.

 

Le hemos pedido a una aplicación, de IA, que nos redacte un artículo de unas 400 palabras, sobre la Torre de Santa Elena de la Azohía. Pues esto es lo que nos ha preparado en unos segundos:

 

La Torre de Santa Elena en La Azohía: Testigo de la Historia y la Belleza Arquitectónica

La Torre de Santa Elena, majestuosa en su sencillez, se alza en la pintoresca localidad costera de La Azohía, en la región de Murcia, España. Esta torre, un monumento histórico que ha resistido el paso de los siglos, encarna una rica historia y un ejemplo notable de la arquitectura defensiva costera. 

Historia

La construcción de la Torre de Santa Elena se remonta al siglo XVI, en el contexto de la expansión del Imperio Español. La Corona Española, consciente de la necesidad de proteger su costa mediterránea de las incursiones de piratas y corsarios, ordenó la construcción de una serie de torres de vigilancia y defensa a lo largo de la costa. La Torre de Santa Elena fue una de ellas, diseñada para proteger el Golfo de Mazarrón y servir como punto de comunicación con otras torres costeras. 

A lo largo de su historia, la torre fue testigo de numerosos eventos, incluidos ataques piratas y conflictos bélicos. Su posición estratégica la convirtió en un baluarte de importancia crucial en la protección de la costa de Murcia. 

Arquitectura 

La Torre de Santa Elena es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura militar del Renacimiento español. Se erige sobre una base cuadrada de sólida mampostería y alcanza una altura considerable. Su diseño es austero pero funcional, con una entrada elevada para dificultar el acceso de intrusos y un interior que albergaba a los vigías y a los soldados que custodiaban la torre. 

La torre también cuenta con un mirador circular en la parte superior, desde donde los vigías podían divisar embarcaciones enemigas y transmitir señales a otras torres cercanas. La combinación de funcionalidad y estética hace que la Torre de Santa Elena sea un ejemplo admirable de la arquitectura militar de la época. 

Estado Actual 

Hoy en día, la Torre de Santa Elena se encuentra en un estado de conservación excelente gracias a los esfuerzos de restauración y conservación. El acceso a la torre está permitido, lo que permite a los visitantes explorar su interior y disfrutar de vistas panorámicas del hermoso entorno costero de La Azohía. 

La Torre de Santa Elena es un testimonio tangible de la historia de Murcia y una joya arquitectónica que perdura en el tiempo. Su presencia majestuosa y su rica historia la convierten en un lugar de interés para los amantes de la historia y la arquitectura, así como para todos aquellos que deseen sumergirse en el encanto de la costa mediterránea de España. 

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Interesante ¿verdad? Pero como se había pasado en el número de palabras, -tiene 422 lo que había preparado- le hemos dicho al ChatGPT -que es como se llama este programa de IA- que lo redactara de nuevo, pero sin llegar a las 400 palabras. Y acto seguido nos ha entregado esto otro:


La Torre de Santa Elena en La Azohía 

La Torre de Santa Elena en La Azohía, Murcia, España, es un monumento histórico que data del siglo XVI, encarnando una rica historia y un ejemplo notable de la arquitectura defensiva costera. En su origen, esta torre se construyó como parte de una red de fortificaciones a lo largo de la costa española, con el propósito de salvaguardar el Golfo de Mazarrón y la región circundante de posibles ataques piratas y amenazas enemigas. 

La Torre de Santa Elena presenta un diseño arquitectónico impresionante que refleja la estética militar renacentista española de la época. Construida sobre una base cuadrada de sólida mampostería, alcanza una altura imponente. Su estructura es simple pero funcional, con una entrada elevada que dificultaba el acceso de intrusos y un interior que servía de alojamiento a vigías y soldados responsables de su defensa. 

El punto culminante de la torre es su mirador circular en la parte superior, desde donde los vigías tenían una vista panorámica del mar y podían transmitir señales a otras torres costeras cercanas. Esta combinación de funcionalidad y estética hace que la Torre de Santa Elena sea un testimonio sobresaliente de la arquitectura militar de la época. 

A lo largo de los siglos, la torre ha sido testigo de numerosos eventos históricos, incluyendo enfrentamientos con piratas y otros conflictos bélicos. Su posición estratégica la convirtió en un punto crucial de defensa costera. 

En la actualidad, la Torre de Santa Elena se encuentra en un estado de conservación excelente gracias a los esfuerzos de restauración y conservación. Los visitantes tienen la oportunidad de explorar su interior y disfrutar de vistas panorámicas del entorno costero de La Azohía. Esta torre representa una conexión tangible con la historia de Murcia y es una joya arquitectónica que perdura en el tiempo. 

En resumen, la Torre de Santa Elena en La Azohía es un monumento histórico que captura la esencia de la arquitectura militar renacentista española y sirve como un recordatorio perdurable de la historia y la herencia cultural de la región. Su importancia estratégica en el pasado y su belleza arquitectónica en el presente la convierten en un destino imperdible para aquellos que buscan explorar la riqueza histórica y visual de la costa mediterránea de España. 

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Se puede comprobar que el texto es diferente, mantiene la idea, aunque ha cambiado algo la estructura. Y lo mejor de todo ¡sin faltas aparentes de ortografía! Difícil lo tienen aquellos mal llamados periodistas que únicamente se encargan de transcribir información procedente de otras fuentes. 

Y no creáis que la Inteligencia Artificial es infalible. Tiene errores. Le pasa lo mismo que a las personas, nos basamos en la información que disponemos, eso sí, nuestra capacidad para seleccionar, relacionar y desechar aquello que “no cuadra” es limitada. Sin embargo, la IA puede tener acceso a muchísima más información, y hacer estas operaciones con mucha mayor rapidez. 

En el ejercicio anterior, en ambos casos, le hemos detectado un par de incorrecciones. Al escribir sobre la arquitectura, nos ha dicho: “Se erige sobre una base cuadrada” y “cuenta con un mirador circular en la parte superior”. ¡Pues NO! los que la tenemos cerca sabemos que la Torre de Santa Elena tiene planta hexagonal, y para que seáis conscientes de eso hemos puesto en la portada una foto desde el aire, a vista de dron. No se si la IA de ChatGPT será capaz de darse cuenta al ver la foto… 

 

Para terminar le hemos puesto otra tarea al ChatGPT. Ahora tiene que realizar un poema sobre la Torre de Santa Elena. Esto es lo que ha generado:


 "La Torre de Santa Elena: Centinela de La Azohía"

 

A orillas de La Azohía, firme y valiente,

Erguida en defensa, la Torre de Santa Elena,

Arquitectura única, joya de la costa serena,

Guardiana de tiempos, en su eterno afluente.

 

Sus muros pétreos, testigos incansables,

De siglos de batallas, y velas al viento,

Su arquitectura en alto, como un monumento,

Resalta en La Azohía, imponente y notables.

 

Torre defensiva, con un pasado guerrero,

En La Azohía descansa, con historia en sus piedras,

Un faro de fuerza, que el tiempo no asemeja,

Sus secretos susurran, en cada resplandor sincero.

 

Oh, Torre de Santa Elena, en tu esencia defensora,

Tu arquitectura singular, una joya en el horizonte,

Maravilla de épocas, de batallas y montes,

Tu legado perdura, con una belleza sobresaliente.

 

En cada amanecer, en La Azohía serena,

La Torre de Santa Elena, en su gloria resiste,

Un faro de historia, que la costa asiste,

Enalteciendo su legado, en cada escena.

 

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Lo ha intentado, pero como poeta… Sin comentarios.




ECO.74 IR A FRANCIA, A LA VENDIMIA (I)

IR A FRANCIA, A LA VENDIMIA (I), por "Sienso"

Todos los años por estas fechas me suelo acordar. Bien por la asociación que me va produciendo el cambio de temperatura, la proximidad del nuevo curso o porque escucho alguna noticia sobre el tema me acuerdo de la vendimia.

A primeros de septiembre siempre se producía el éxodo. Muchos miles de personas procedentes del levante español, desde Valencia hasta Andalucía incluyendo, como no, a Murcia; marchaban hasta el Sureste de Francia a trabajar en la vendimia.

Desde pequeño me había llamado la atención aquel fenómeno o evento. Me hacía muchas preguntas al respecto. Conocía a mucha gente de mi pueblo que cada año se iba llegado el momento. Pero quería conocer a otra gente de otros pueblos y provincias; cómo era su aspecto, sus edades, cómo vestían; qué comían por el camino y cuando llegaban. En general, quería tener una idea global de todo su periplo. También quería tener la experiencia del viaje, de ese viaje tan largo, ese viaje a otro país, al extranjero y con gente de alguna manera especial. Siempre me ha gustado observar sus ropas, cómo hablan, sus rasgos...

Pero lo que más deseaba era ir Francia, ver de cerca a los franceses, escuchar su habla, las comidas francesas, sus casas; incluso su manera de vestir. Me imaginaba otro mundo.

También sentía cierto miedo por la posible dureza del trabajo que nos esperaba. Pero yo ya era mayorcito y sabía lo que era realizar trabajos fuertes tanto en el ámbito familiar como a cuenta ajena o a jornal.

Justo a mediados de los años 70, casi coincidiendo con un acontecimiento que marcaría un antes y un después en la historia de España, yo fui uno de aquellos españolitos que, provistos del pertinente contrato de trabajo y pasaporte, formé parte junto con dos amigos y paisanos, de aquel contingente. Los tres éramos estudiantes y el dinero que ganáramos vendría muy bien a nuestras respectivas familias para sufragar los escasos gastos que ocasionaban nuestras modestas carreras. Los francos franceses de aquella época eran muy valorados al cambio.

Fue pasando el tiempo y llegó el día. Aún recuerdo la mezcla de emoción y miedo, sería una gran experiencia, algo nunca antes vivida, sería un largo viaje y mucho tiempo fuera de casa; mucho más que nunca antes.

Recuerdo que a primeras horas de la tarde cuando uno de mis hermanos mayores me llevó junto con mi pesada maleta a la estación. Nos esperaba uno de aquellos trenes de la época, con asientos de madera, llamados borregueros.

Una vez llegada la hora y pasados los minutos correspondientes los aproximadamente 10 vagones que formaban el convoy empezaron a moverse. Iban tirados por una locomotora de vapor que se despedía, por donde pasamos dirección al vecino país con una gran columna de humo.

En la frontera pasaríamos una simulada aduana y haríamos el obligado trasbordo para superar el diferente ancho de vías.

Pasadas un par de horas después del iniciado viaje y producido el mejor acomodamiento posible en las precarias instalaciones, algunos pasajeros que posiblemente venían de lejos, ya tenían hambre. Comenzaban a hacerse visibles sus viandas y llevaban a cabo una merienda/cena.

Comencé a ver cosas que me impresionaron desde ese momento y hasta el regreso unos cuarenta o cincuenta días después. Se podía ver algún chorizo o trozo de tocino que se comía con abundante pan. Pero, en algunos casos, no había ni chorizo ni tocino, se sustituían por trozos de patata cocida que cortados con la navaja, sustituían al companaje. Estamos hablando del viaje de ida que se suponía que iban las alforjas llenas.



¿Qué se comería cuando se llevaran allí dos o tres semanas?

Ya en la estación de destino los patrones esperaban a sus respectivas cuadrillas que eran identificadas por alguno de sus obreros que no era la primera ni quizá la segunda, ni la tercera vez que acudían; algunos de ellos repetían más de 10 veces.

Rara vez un “vendimiante” iba solo, solían ser matrimonios, algunos recién casados. Pero básicamente eran familias enteras las que acudían para traer el sustento básico para buena parte del año.

Frecuentemente con el dinero obtenido en base a su duro trabajo afrontaban alguna reforma en la casa. Muchas veces adecentaban el cuarto de baño que ya no estaba en condiciones dignas.

A veces entre los miembros de una familia solía haber un niño que no pasaba quizá de los 10 años que, de manera ilegal, siempre que rindiera para el patrón como un adulto, se le pagaba como tal; ya se encargaban los padres de colocarlos entre ambos y, cuando se quedaba atrás, echarle una mano.

El ritmo de trabajo lo marcaba la manijera/o, nadie podía sobrepasarlo/a ni quedarse atrás. Era una norma de estricto cumplimiento.

Esperaba como un mes y medio muy duro.


(continuará)




ECO.74 EL DISCURSO DEL VIEJO ACTOR

EL DISCURSO DEL VIEJO ACTOR, por José Luis Mozo

 

Después de haber escrito reiteradas veces lo que me indigna oír autotitularse progresistas a charlatanes de feria que nadan en la ignorancia y con dificultad se alejan de la orilla del analfabetismo, no deja uno de sentir cierto consuelo cuando lee que un personaje de relumbre lo comparte. El progreso sólo es posible de mano de la ciencia, nunca de la charlatanería, por mucha ideología barata que pretendan colgarle. El viejo actor tiene más de ochenta años y fue famoso por triunfar en Hollywood. Se llama Harrison Ford. Reproduzco un fragmento de su discurso, pidiendo indulgencia para el traductor, servidor de ustedes, que lo cogió de oído y además no es ningún académico y menos de inglés.

Elegid líderes que crean en la ciencia y respeten la naturaleza. Despreciad a los ignorantes que no entienden o denigran a la ciencia, sustituyéndola por sus propios intereses personales. No les deis el poder. Ellos saben quiénes son. Y nosotros sabemos quiénes son. Todos, pobres y ricos, poderosos y humildes, seremos víctimas de la destrucción de los ecosistemas si no afrontamos la mayor crisis moral de nuestro tiempo”.

Parece que opina también, como este modesto humanista, que la razón suprema para defender el planeta es que se trata de nuestro hogar, el único que hemos tenido y que podremos tener en el futuro. Esta banda de charlatanes, banderitas 2030 al frente, nos quiere camelar con el diploma de defensores del planeta mientras ellos se hacen con la propiedad, el dinero, los alimentos y la energía, y nos llevan como borreguitos ignorantes al aprisco de una esclavitud subsidiada según su voluntad. Y el viejo actor es claro al respecto: “El planeta no nos necesita, somos nosotros quienes necesitamos al planeta”.

Esto se antoja una gran obviedad si se piensa que el planeta lleva cuatro mil quinientos millones de años dando vueltas, en tanto que el homo sapiens tiene doscientos mil, aunque, ¡cuidado!, igual hace seis millones que ya había homínidos. En medida de tiempo cósmico, nada.

El viejo actor se torna violento cuando piensa en la acción inmediata contra esta banda para resolver esta crisis: “¡Arremanguémonos y vamos a patearles el culo!”.

Yo ya me estoy quitando los gemelos. 


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Nota de la redacción

Nuestro muy estimado colaborador -y amigo- José Luis Mozo, nos ha hecho llegar la invitación a la presentación, en Madrid, el próximo 26 de Octubre, de su novela


LA  ÚLTIMA ASPA ROJA

  

que es continuación de 


LA BARCA DEL PORTUGUÉS

                                                                                                                                                                        

Actuará como presentador el profesor, historiador y novelista

José Calvo Poyato




Hacemos extensiva la invitación a nuestros compañeros de la Asociación Recreativo Deportivo Cultural TORRE DE SANTA ELENA, -y a simpatizantes o lectores de este boletín-, para que asistan a la interesante presentación, pues estamos convencidos que disfrutarán de un tarde muy agradable.