VACUNAS FRENTE AL COVID-19, por Francisco Ramos, doctor y especialista en medicina preventiva
Actualmente, en diciembre del 2020, la pandemia del “Covid 19” está marcando nuestras vidas y las seguirá modulando durante tiempo, más bien largo que corto. Durante el año que ha transcurrido desde que se aisló el virus hasta ahora, hemos aprendido mucho, aunque principalmente se hable del aprendizaje en la rama de las ciencias biológicas, también se ha avanzado en las relaciones comerciales, laborales y sociales. Así como se han alterado los pilares básicos de la sociedad de consumo y se han puesto en entredicho los principios de libertad y autoridad.
Sirvan estas frases de antesala
al tema sanitario que quiero exponer la “tan ansiada vacuna” que nos proteja de
este virus y nos haga sentirnos libres e invulnerables. A día de hoy, se
conocen 250 proyectos de investigación en la elaboración de vacunas que están
desarrollándose sobre soporte de virus atenuados, proteínas purificadas de
virus, vectores virales, ADN o ARN mensajero, y que están en diferentes fases
de desarrollo para demostrar su seguridad, calidad y eficacia antes de ser
autorizados para su comercialización. En el ámbito de Europa hay actualmente 11
vacunas en fase III, fase en la que se evalúa la seguridad y eficacia de la
vacuna en un amplio grupo de población.
Normalmente, el desarrollo de cualquier vacuna o medicamento es mucho más lento pero dado la urgencia de buscar una solución a este problema, se han acelerado los trámites de la siguiente manera: se han realizado varias fases al mismo tiempo, sin esperar evaluar una para pasar a otra; se está realizando una evaluación continua y por último, y lo más importante para la sociedad de consumo, se está fabricando al mismo tiempo que se está investigando la última fase (Fase III), por pago a riesgo anticipado, o sea, se fabrica y si pasa la evaluación de la Agencia del Medicamento se distribuye y si no la pasa se destruye. En ese sentido, los gobiernos han establecido contratos y compromisos para financiar el desarrollo de la investigación y fabricación con diferentes laboratorios, asegurándose una parte de esa producción.
Este cuadro muestra los contratos
firmados y los compromisos de entrega de vacunas por los laboratorios. No obstante,
a pesar de que se ha podido acelerar tanto el proceso porque el soporte o
plataforma de las vacunas ya se había puesto en marcha en la elaboración de
otras vacunas virales, la realización de fases de investigación en paralelo y
la colaboración de científicos de diferentes laboratorios y gobiernos en la
investigación y financiación de la vacuna, se han tenido que adecuar y
acreditar laboratorios para la fabricación masiva de mismas con calidad, dado
que estas vacunas no se hacen de la noche a la mañana y posiblemente se tarden
años en cumplir los compromisos de abastecimiento.
Como la llegada de la vacuna va a ser progresiva y en cuentagotas, se han establecido grupos prioritarios para recibir la vacuna, con la finalidad de paliar la morbilidad, mortalidad, el impacto socioeconómico, la exposición y transmisibilidad del virus. Estos grupos serían:
1.- Residentes y personal sanitario y sociosanitario en residencias de mayores.
2.- Sanitarios de primera línea
3.- Otros sanitarios y sociosanitarios
4.- Personas con discapacidad que necesitan apoyo y que no
están en residencias
En ese sentido, el slogan publicitario “lo quiero, lo tengo” propio del consumismo más recalcitrante del neocapitalismo liberal, quizás, es el más significativo para situarnos en la disyuntiva en que se encuentran los valores de este sistema. Por un lado, la rapidez de satisfacer las demandas (necesidades creadas o no) de la sociedad que nos oferta no se cumple aunque los avances tecnológicos y la maquinaria industrial acelere el proceso y por otro aunque estén las vacunas, en un principio y, al menos, en el espacio de Europa no va a obtener la preciada vacuna quien más poder adquisitivo tenga, si no que va a tener que esperar su turno según los principios de Equidad, Igualdad, Necesidad y Reciprocidad con el Sistema.
Si estos principios recogidos en nuestra Ley General de Sanidad se mantienen y se respetan podremos decir con satisfacción que tenemos un Sistema Sanitario y una Salud Pública fuerte y coherente y podremos seguir apostando por el estado del bienestar.
Nosotros como ciudadanos que compartimos un espacio común en un territorio, atendiendo a los principios democráticos, podremos discrepar de las medidas tomadas; pero no debemos de dudar que la mejor medida de prevención y protección de nuestra salud sigue siendo la higiene personal y del entorno, mantener la distancia de seguridad y el uso de mascarillas, no porque lo diga yo o los responsables sanitarios, sino porque las evidencias epidemiológicas, por ahora, así lo demuestran.
Salud, Optimismo y Suerte.
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