HAZ LO QUE PUEDAS, por A.F.García
Siempre puedes hacer algo, incluso cuando crees
que no puedes hacer nada. Veamos en lo físico:
Las mínimas funciones vitales, para un
profano como yo, son los latidos de tu corazón que debes vigilar para que no
sean acelerados ni excesivamente lentos. Uno debe tener siempre un tensiómetro
a mano para comprobar su tensión, al menos una vez al día y en alguna ocasión
que lo vea necesario. Debemos ser conscientes de que los males no vienen tan de
sorpresa como comúnmente nos creemos.
La otra función, ligada a ésta y no menos
importante, es la respiración, que también debemos cuidar mucho. Algunos
llevamos más de cincuenta años con una capacidad respiratoria reducida. Hasta
febrero de este año estuve sin ningún aparato que me ayudara.
Al menos, puedes respirar hondo, pausado. No
es poco. Recuperas energía y salud en sentido fisiológico y psíquico. En
sentido fisiológico puedes y debes practicarlo siempre que te sientas fatigado
o sofocado. Para alguien en mi situación es muy normal; pero no me sorprende ni
me asusta; en menos de un minuto de respiración profunda recupero el ritmo
normal y continuo, hasta consigo, a veces, seguir el ritmo del grupo con el que
voy caminando.
En sentido psíquico es tanto o más
beneficioso. ¿No decimos a alguien “No te atragantes, respira”? No lo
decimos porque esté comiendo atropelladamente, sino hablando atropellado que no
da lugar a una respiración normal, sin dar lugar a controlar las ideas y lo que
dice. Eso, aparte de traer problemas, lo debe evitar cualquier persona de bien.
Organiza tu vida todo lo que te sea posible. No
pases muchas horas acostado. Si tu salud te permite estar levantado, hazlo y
procura hacer vida normal. Eso es muy importante y mucho más sano de lo que se
cree. Sal de casa y pasea o camina algo a diario. El hacer ejercicio a diario
es siempre mejor que hacer mucho un solo día. No te inventes excusa para no
hacerlo. Tómalo como una tarea obligada. Si has tenido que estar de reposo, empieza
a moverte poco a poco. Si sólo recorres 100 metros el primer día, procura que
al día siguiente sean 150, siempre algo más… Terminarás haciendo un paseo o caminata
normal.
Si tienes que permanecer en casa, evita
el pasarte las horas acostado, arrellenado en un sofá o sillón.
¿Cuidas de tu mente? ¿Si acabamos de hablar
de que cuidemos de nuestro cuerpo y lo ejercitemos, crees que no debemos hacer
lo mismo con nuestra mente? Hay muchas maneras y uno debe hacer algunas, las
que están a su alcance. Si uno lee es mejor que ver la tele, porque ésta te lo
da todo hecho, anula la imaginación. Un libro es mejor que un periódico. La
lectura es el alimento de la mente. Debe seleccionar, que te guste, sea sano y
variado. Igual que el alimento del cuerpo.
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