HISTORIAS DEL CANTÓN MURCIANO: Incursiones marítimas y Bombardeo de Alicante, por Paco Acosta
En la región murciana la revolución cantonal fue “diferente” debido a que en Cartagena se encontraba la principal base de la armada española. En el momento de proclamarse el Cantón Murciano, en el puerto de Cartagena se hallaba fondeada una buena parte de la flota, con la peculiaridad que sus tripulaciones se unieron masivamente a los sublevados. Con el concurso de esta importante fuerza militar, la Junta Revolucionaria del Cantón, inició rápidamente una serie de incursiones tanto marítimas como terrestres que tenían como objetivos fundamentales por una parte recaudar fondos y víveres que permitieran la supervivencia de los sublevados y por otra parte conseguir la expansión del movimiento cantonal. La Armada fue utilizada como instrumento de intimidación sobre las poblaciones costeras próximas, para conseguir estos objetivos.
Aunque la más divulgada de las expediciones marítimas que se realizaron desde el Cantón, fue la que llegó hasta Almería y que terminó con el bombardeo de la ciudad, la flota cantonal con base en Cartagena realizó otras incursiones, no tan conocidas.
Vapor Fernando el Católico (Despertador del Cantón) |
En los primeros días de la sublevación,
el vapor Fernando el Católico (rebautizado como Despertador del
Cantón) con fuerzas de desembarco, llegó por el sur a Mazarrón (18 de Julio
de 1873) y a Águilas (19 de Julio), con resultados no demasiado brillantes en
cuanto a las adhesiones logradas y al montante conseguido en dinero. Poco
después, el 19 de Julio, el mismo vapor navegando hacia el norte atracó en
Torrevieja y el desembarco de los cantonales logró una cierta cantidad de
víveres y dinero. Además lograron formar allí la Junta revolucionaria que dio
lugar al Cantón de Torrevieja, que solicitó formalmente su inclusión en el
Cantón Murciano y su separación de la provincia de Alicante. Posteriormente, en
otras ocasiones volvieron a recalar en Torrevieja, donde consiguieron armas y
abundantes subsistencias.
Fragata Vitoria |
Fragata blindada Numancia (grabado) |
Fragata semi-blindada Méndez Núñez |
Los cantonales, que llegaron
dispuestos a abrir fuego contra la plaza, si no se cumplían sus exigencias, entablaron
negociaciones con las autoridades alicantinas, utilizando como intermediarios a
los ingleses. Éstos impusieron un plazo de 96 horas y el compromiso que solo
dispararían sobre objetivos militares (baterías, defensas y fortificaciones) y
nunca sobre la población civil. El Fernando el Católico regresó a
Cartagena para que la Tetuán y la Méndez Núñez, estuviesen
preparadas por si transcurría el plazo, y se iniciaba el bombardeo de la
ciudad. Los alicantinos, por su parte solicitaron y recibieron refuerzos de los
alrededores y se aprestaron para su defensa.
SMS Friedrich Carl (alemán) |
También se acercaron a Alicante, y anclaron en las proximidades, tres navíos franceses y el SMS Friedrich Carl alemán, que “casualmente” patrullaban por la zona y oficialmente acudieron a defender los intereses de sus respectivos países.
Cumplido el primer plazo, desde la Numancia, bajo la amenaza de un bombardeo inminente, se solicitó la rendición, que no fue aceptada. Desde el gobierno de la ciudad se confiaba en que la intervención de los buques de guerra extranjeros obligaría a la flota insurrecta a abandonar las aguas alicantinas sin consumar el ataque.
Esta amenaza forzó a las fuerzas centralistas que estaban sitiando por tierra Cartagena, a disminuir su presión y acudir en ayuda de Alicante.
La acción diplomática del gobierno británico, el no alcanzarse un acuerdo de rendición y la necesidad de reaprovisionarse de munición obligó a la Numancia a regresar a Cartagena. El día siguiente se encontraba de nuevo en Alicante con el refuerzo de la Méndez Núñez y el Fernando el Católico, preparados para el ataque. Las negociaciones, para evitar por medios pacíficos el bombardeo, resultaron infructuosas. Se intentó conseguir una nueva prórroga de cuatro días, que finalmente quedó reducida a uno. Esto supuso un cierto respiro de la población, de forma que muchos ciudadanos abandonaron rápidamente la ciudad. Mientras tanto se instalaron baterías, llegaron refuerzos militares y se aprestaron para repeler un desembarco, creyendo que ésta sería la táctica que seguirían los cantonales.
Por su parte la Numancia,
dotada con una muy reseñable potencia de disparo, y la Méndez Núñez se
acercaron a tierra todo lo que les permitía su calado, ante la pasividad de los
barcos de la flota extranjera, que les rodeaban. Por su parte el Fernando el
Católico, seguido por una corbeta inglesa, levó anclas en dirección a
Villajoyosa donde desembarcó 200 hombres, tomó el Ayuntamiento, detuvieron al
alcalde, le exigieron dinero, aunque no lo consiguieron pues allí no había
ninguna cantidad. Se dice que “de la aduana se llevaron dos mil setecientos
reales, tabaco, papel sellado y sellos de franqueo que tenla el administrador.
De la población se llevaron cinco carneros, cinco sacos de harina, veinte
arrobas de patatas, cuatro de azúcar, dieciocho libras de café, treinta cántaros
de vino y algunos sacos de pan; a unos mercaderes les compraron cuarenta
arrobas de arroz”.
Bombardeo de Alicante |
Transcurrido el plazo, sin llegar a acuerdo alguno, en la madrugada del 27 de septiembre la flota cantonal bombardeó la ciudad de Alicante durante un tiempo sobre el que no existe unanimidad en las fuentes: entre cinco y siete horas. El resultado numerosas víctimas, entre población civil y militares, y abundantes daños. Mientras tanto, navíos de guerra ingleses, franceses y alemanes anclados en la bahía, fueron meros espectadores del bombardeo.
Posiblemente ésta sea la acción de guerra más reprobable de las acometidas por los cantonales, sin obtener ningún triunfo militar, ni político, ni económico. Simplemente se aprovecharon de la superioridad que le daban los potentes cañones de la Numancia, muy por encima de los de las defensas de la ciudad.
Se ha comentado que los centralistas posteriormente realizarían también un bombardeo continuado e inmisericorde sobre Cartagena, cuando estaba cercada por tierra, “se la machacó hasta destruir gran parte de sus edificios y ocasionando innumerables muertos, continuando el bombardeo hasta su rendición”.
Son los desastres de la guerra…, de españoles contra españoles, que tan bien reflejó Goya.
Duelo a garrotazos (Fco. de Goya) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"