Nuestras lecturas: MARÍA DUEÑAS Y SU "MISIÓN OLVIDO", por Jerónimo García Jorquera
María Dueñas nació en Puertollano (Ciudad Real) se doctoró en Filología y fue profesora titular
en la Universidad de Murcia. Se ha nutrido, entre otros, del Quijote y de sus investigaciones
sobre lengua o literatura y, tras numerosas publicaciones de carácter académico
y docente, escribió su primera novela, titulada “El tiempo entre costuras”
(2009), convertida en éxito mundial gracias al “boca a boca” de lectores de
todas las edades y culturas. La excelente acogida se repitió con sus siguientes
obras “Misión Olvido”, “La Templanza” y “Las
hijas del Capitán”.
Vive en Cartagena pero, la fama alcanzada
con su carrera literaria le obliga a compartir la ciudad departamental con el
resto del mundo y, frecuentemente, la podemos ver impartiendo conferencias o
apareciendo en medios de comunicación de multitud de países.
Confiesa que planifica el desarrollo de sus obras, que escribe con la
cabeza pero, a través de uno de sus personajes, dice: ”… es como si, a la escritura académica, a la
que estamos acostumbrados, le añadiéramos un poco de corazón”.
Su primer bestseller fue llevado a la pequeña
pantalla con tan buena acogida como la novela y ya se ha rodado otra serie con su
tercera obra, “La Templanza”.
Sus cuatro novelas son excelentes y una de ellas (“Misión Olvido”)
la he leído por segunda vez al ser elegida para nuestro club de lectores, lo
que me permitió una lectura más profunda, reposada, placentera y enriquecedora,
gracias al intercambio de comentarios entre los componentes del grupo.
Misión
Olvido
A diferencia de sus otras tres obras, “Misión Olvido” es
una especie de puzle cronológico fácil de leer y de recomponer pues, aunque
falten fechas exactas, hay suficientes datos para establecer el orden temporal.
Al comienzo de la novela la protagonista dice: "A veces la vida se nos cae a los pies con el peso y el frío de
una bola de plomo". Blanca Perea es una profesora con dos hijos
independientes y un marido que la abandona. Para atenuar el sufrimiento interrumpe
su estabilidad laboral iniciando su particular “misión olvido” huyendo a una
universidad de California al aceptar, precipitadamente, un trabajo temporal, de
nivel inferior a su cualificación, méritos académicos y posibilidades
económicas, Su función allí consiste en clasificar el viejo y olvidado legado
documental de un antiguo lingüista español, exiliado tras la guerra civil y fallecido
prematuramente. Es un trabajo rutinario que realiza con apatía pero acaba por
convertirse en una misteriosa e interesante labor de recuperación de la memoria
de su autor al ponerle cara a aquel compatriota y al profundizar en el
contenido de algunos de aquellos documentos que no corresponden al ámbito de la
filología sino al de la historia.
La narración se desarrolla en el entorno académico, como hilo conductor
aglutinante, pero se amplía hasta abarcar la vida en nuestro país y la historia
de las misiones españolas en la costa californiana.
En su transcurso aparecen personajes inolvidables que alcanzan un gran
protagonismo. Entre ellos destaca Daniel Carter, profesor universitario, que,
en sus tiempos de estudiante, conoció la España de los cincuenta. A través de
sus vivencias, la autora nos ofrece una visión realista de la vida en Madrid y,
sobre todo, en la Cartagena de la época de la llegada de los americanos. Como
es natural, los que vivimos en estas tierras nos sentimos “tocados” especialmente
al reconocer las procesiones, el puerto, la muralla, el cine Central, el
Molinete, Tentegorra, las calles Mayor, Cuatro Santos, del Duque, etc.
Del mismo modo, María Dueñas nos describe la dura vida rural, casi
feudal, anterior a la guerra civil, a través de Andrés Fontana, hijo de una
familia de jornaleros manchegos.
Hay personajes de menos entidad pero de gran relevancia en la obra.
Rebecca, secretaria del departamento, se convierte en apoyo emocional de la
protagonista. Y la torpe Fanny, cuya simplicidad es hábilmente utilizada para facilitar
pistas que abren incógnitas y actúan como detonantes para aclarar
acontecimientos ocultos.
La trama, que se inicia con la “huida” de la protagonista, se va
ampliando con los inesperados datos que encuentra en su trabajo, las
diferencias entre académicos, sus confrontaciones, componendas, los misterios
que encierran las vidas de los personajes y los que ocultan las misiones
fundadas por los españoles en California.
La autora empieza a contar en primera persona para alternar,
posteriormente, con narrador en tercera, siempre con un vocabulario muy variado,
usado con gran habilidad para crear belleza literaria y para conseguir interesar
al lector, situarlo en cada tiempo narrativo y permitirle una lectura fluida
hasta dar un nuevo significado al título de la novela.
De “Misión Olvido” se ha dicho que hay historias
individuales que se podrían haber abreviado. Personalmente creo que sus
abundantes detalles narrativos, contribuyen a humanizar a los personajes, a
hacerlos creíbles y, sobre todo, a crear un sólido contexto histórico y social
en el que reconocemos multitud de detalles de la España del siglo XX: el clasismo,
la pobreza, la guerra, la Nochebuena, las campanadas en la Puerta del Sol, los
villancicos, el desfile de Reyes Magos, la Semana Santa, el fútbol, los toros, la
lotería con los niños de San Ildefonso, los Celtas e Ideales (tabaco), Marcial Lafuente
Estefanía (autor de novelas del oeste), el esnobismo ante lo americano, etc.
Finalmente, es preciso hacer referencia a la inclusión de citas
textuales de dos poetas: “Donde habite el
olvido, en los vastos jardines de la aurora”, de Cernuda y “Estos días azules y este sol de la infancia”, los últimos versos de Antonio Machado. Ambas marcan
momentos narrativos de intensidad literaria y emocional.
A lo largo de los casi cuatro meses de estancia en California, Blanca Perea
empieza a comprender que su vida, destruida y solitaria, es una más entre las ruinas
y soledades de quienes la rodean… y que hay que aprovechar las segundas
oportunidades que están por llegar.
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