jueves, 17 de diciembre de 2020

ECO.57 ¿QUÉ CELEBRAMOS?

¿QUÉ CELEBRAMOS?, por A.F.García

En Navidad y Año Nuevo ¿Qué celebramos? ¿Nos lo hemos preguntado alguna vez? Son tradiciones de muchos siglos. En Navidad se celebra la venida de Cristo al mundo. Al hilo de ello, la casi totalidad de las personas, creyentes y no creyentes, han celebrado siempre un encuentro familiar. Todos, generalmente, guardamos gratos recuerdos de esos encuentros.

Este año se ha puesto difícil, aunque las administraciones han adoptado una razonable flexibilidad. Gracias a ella, espero contar con la compañía de mi hijo y su pareja. Y para quienes no hayan entendido lo que es un “allegado”, en expresión de nuestro ministro Illa, puedo decir que yo he sido uno de ellos la mayoría de esos 23 años que llevo viviendo solo. Una familia, de la que yo no formaba parte y con la que tenía relación amistosa, me invitaba en esa ocasión y no tenía por qué ser la misma otro año.

La mayoría de las personas no lo tenemos fácil; pero hacemos un esfuerzo de adaptación. La adaptación es el recurso de la supervivencia. No es necesariamente menos feliz quien solo puede disponer de 400€ que el que puede disponer de 4000€, porque nuestra actitud ante el dinero y ante la vida es más importante que el bien material.

Lo que realmente me angustia es la cantidad de personas que no tienen siquiera esos 400€; no tienen nada. Y son muchos; millones de personas. Y no me importa si son españolas o no; son personas y como personas tienen derecho a un techo y un medio de subsistencia. Es un derecho constitucional. No busco un culpable, un responsable; lo somos todos de una u otra manera.

El cambio de año, 20-21, es general en el mundo, por lo que su celebración es más universal que la Navidad, siendo la pirotecnia su muestra más genérica.

Con la misma emoción que la Canciller alemana, pero sin su autoridad, hago un llamamiento a jóvenes de ambos sexos y no tan jóvenes, que sigan, con seriedad y responsabilidad, las normas emanadas del Ministerio de sanidad y las demás autoridades. Que piensen en su futuro y en el de las demás personas.

Es demasiado grave lo que está ocurriendo. Ustedes no pueden estar jugando con su salud y su vida y las de los demás. Los sanitarios no pueden arriesgar su vida mientras usted la dilapida tan alegremente. Ustedes deben sentirse responsables y culpables de que por atenderles a ustedes dejen de atender a otras personas enfermas que terminan muriendo sin la debida atención.

¡Por favor, por una vez, reflexionen y sean responsables!


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