¿Existe algo que se pueda calificar de hispano?, por A.F.García
YO DIRÍA QUE SÍ. Para bien y para mal y se
mire por donde se mire. Yo diría más. Existe un mundo ibérico.
Me atrevo a poner en boca de Luis de Camoens,
el gran clásico portugués, un comentario suyo referido a nosotros: “debieran llamarse castellanos, aragoneses…porque
españoles los somos todos”. La relación de José Saramago, el Premio Nobel
portugués no pasa desapercibida. Quien ha viajado algo por Europa y se ha
encontrado con un portugués recibe normalmente un trato especial.
Cuantas veces visité Portugal o compartí
viaje con personas de Brasil no he tenido problema para entenderme con ellos;
es muy raro que no sepan o entiendan el español. Además, sientes la cercanía,
el deseo de una mutua comunicación.
He visitado todas las provincias españolas y
una decena de países de Europa. A estas alturas de la vida ya no puedo ir muy
lejos; pero doy gracias al Creador de lo que me ha brindado y puedo decir una
vez más que el conocer nuevas personas y nuevos espacios ensancha nuestra mente
y corazón. Con el idioma se intercambia también humanismo. La inmensa mayoría
de las personas te devuelve lo que le das.
He viajado solo y acompañado. De mis viajes
solo guardo más cantidad de gratas anécdotas. Cuantas veces he hablado con
personas de Euskadi o Cataluña en castellano me han respondido en este idioma y
he sido casi siempre bien atendido, incluso con amabilidad.
Me he relacionado con personas de casi todos
los estados de América y, en general, hablan nuestro idioma, en este caso digo
español, mejor que nosotros. Debo aclarar que existen 22 academias de lengua
española. Nuestro diccionario incorpora a su gran riqueza de vocabulario las
variantes de las distintas regiones españolas o países en que se hable el español.
Este diccionario está en constante evolución
y lo mismo su ortografía; pero el objetivo es mantener la unidad. En el prólogo
a la última edición se dice que la diferente pronunciación es una riqueza
mientras se mantenga una unidad en la escritura y el entendimiento entre todos
los que hablen español.
La cercanía en el trato entre los hispano-hablantes
es evidente, incluso entre las muchas críticas que hay, a uno y otro lado del océano.
Esa cercanía la he palpado especialmente en
Cuba, el único país americano que he visitado. Están deseando comunicarse con
nosotros. Saben mucho de España. Enseguida te preguntan de qué provincia eres.
Con alguno me he permitido hablar de todo. Son muy conscientes de que el
bloqueo les impide el acceso a productos muy básicos para nosotros: material
para escribir, productos farmacéuticos… Hay un gran rechazo hacia Estados Unidos.
Un profesor, deseoso de hablar, decía
convencido “esto debe cambiar, pero no para volver a la situación anterior”.
Para entender el dominio de la monarquía hay
que entender los tres aspectos de exploración, evangelización y conquista. Solo
así se explica que unos pocos millares de hombres conquistaran la mayor parte
del continente americano y varios archipiélagos del Pacífico: Filipinas,
Marianas, Carolinas, … Eso le hace afirmar al hispanista Gerald Brenan que
España es uno de los pueblos más vigorosos del mundo.
No debemos olvidar el tema evangelizador. Fue
el argumento justificador de Carlos I ante el jurista dominico Francisco de
Vitoria que le cuestionaba el derecho a ocupar aquellas tierras. Desde el
primer momento junto al conquistador, incluso antes, iba el evangelizador. En
1504 se construye la primera catedral del continente americano y en 1538 la Universidad
de santo Tomás de Aquino, primera del Continente. Según se iban asentando y
fundaban una ciudad construían una iglesia o catedral. Solían ser del gótico
tardío español con motivos decorativos inspirados en el entorno natural.
Caló tanto que hoy América alberga la
cristiandad más que ningún otro continente. En pleno siglo XVI figuran tres
personas canonizadas:
Un indígena; Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548).
Un lego dominico, de color, San Martín de Porres
(1579-1639), “Fray escoba”.
Una monja dominica (Isabel Flores de Oliva),
Santa Rosa de Lima (1586-1617).
Me gusta sacar estos tres personajes a
colación, porque en el plano religioso representan lo que se ha dado en llamar
la trietnia (3 razas) que predominan en la mayoría de la América latina, fusión
de tres etnias.
Desde el punto de vista humano,
antropológico, humano y cristiano esta integración étnica resulta un fenómeno
muy positivo que no se ha dado en la América del Norte.
Entre explorador y conquistador me atrevo a
decir que predomina la labor exploradora. Los españoles exploraron todo el
continente americano desde Tierra de Fuego hasta Alaska, aunque no lo llegaran
a ocupar. En la mayor parte de los casos en las operaciones de exploración o
conquista había un cronista o persona que observaba o anotaba.
Entre ellos destaca Gonzalo Fernández de
Oviedo y Valdés, cuyo trabajo de Historia general y natural de Indias (sobre
todo animales y plantas en aquellos territorios) se tradujo a los pocos años a
los principales idiomas europeos.
Llevaron a cabo una amplia labor muy positiva
y de gran repercusión.
Trasladar a América animales domésticos es de
la máxima importancia en la nutrición y el transporte. Traer a Europa cultivos
de gran trascendencia en nuestra alimentación como el maíz, la patata, el
tomate… no lo es menos. ¿Imaginamos nuestra mesa sin esos alimentos a nuestro
alcance?
El viaje del descubrimiento de América (3 de
agosto-12 de octubre de 1492) supone un acontecimiento de transcendencia
mundial sin precedente, se mire como se mire.
Algo parecido podemos decir de la primera
vuelta al mundo (Sanlúcar de Barrameda-20 de septiembre de 1522) por Fernando
de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
A éstos añadiremos algunos de los personajes más
destacados:
Vasco Núñez de Balboa (1475-1519),
descubrió el Pacífico en 1513.
Francisco Vázquez Coronado (1510-1554), entre
1540 y 1542 recorrió el sur de Estados Unidos y descubrió el cañón del
Colorado.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1488-1559),
recorrió Estados Unidos desde Florida hasta el Golfo de California, cruzando el
Misisipi e incorporado un vasto territorio a la Corona española. Carlos I le
hace trasladarse al Sur y será el primer europeo en llegar a las cataratas de
Iguazú.
Juan Ponce de León y Figueroa (1460-1521), exploró
Florida y gobernó Puerto Rico.
Pedro Menéndez de Avilés (1519-1574), señor
del océano y almirante, extendió su dominio y asentamiento, fundando varias
ciudades en Florida; la de san Agustín será la más antigua de Estados Unidos.
Los españoles han expoliado nuestros tesoros.
Cierto. En mayor o menor medida lo ha hecho cualquier país que dominó a otro a
lo largo de la Historia. Los romanos no lo hicieron menos en nuestra Península
mientras formó parte de su largo imperio. Las grandes potencias no lo hicieron
menos en los siglos XIX y XX. Actualmente Estados Unidos está explotando la
mayoría de los países hispanoamericanos, aunque se presente como país inversor,
protector, salvador…, no como país invasor.
Ha habido muertes en la conquista. Por
supuesto, pero nunca al grado de genocidio ni exterminio, al grado que lo
hicieron las dictaduras argentina o chilena o española. Los millones de
indígenas muertos en la selva amazónica a manos de los caucheros parecen pasar
desapercibidos y éstos son considerados como promotores del progreso.
Los contingentes de conquistadores españoles,
en la mayoría de los casos, no pasaban de unos cientos de combatientes, que
difícilmente podían tener éxito sin la colaboración de grupos de nativos
dominados u oprimidos por gobernantes nativos, (imperios Inca o Azteca) o
simplemente una tribu rival.
Debemos saber que, para los monarcas
españoles, a partir de los Reyes Católicos, los habitantes del Nuevo Continente
era súbditos de ultramar con los mismos derechos y obligaciones que los de la
península. No había lugar a diferencias por ley, sino por condiciones o circunstancias
aparte.
El inca Garcilaso de la Vega,
(1539-1616) es un intelectual mestizo de alto nivel cultural y autor de varios
libros de apreciable valor.