jueves, 26 de noviembre de 2020

ECO.56 RECUERDOS DE HOGAR EN UNA ALDEA ASTURIANA. LA LLARIEGA

RECUERDOS DE HOGAR EN UNA ALDEA ASTURIANA. LA LLARIEGA, por Antonio Fernández García

A la derecha, en el suelo

estaba nuestra llariega,

tan antigua como el fuego,

entre escaños de madera.

 

Del hombre temprano invento

llenó su larga experiencia:

luz y calor en cavernas

y aderezo de alimentos

en grutas, chozas y tiendas

palacios y fortalezas.

 

¡Cuántas cosas se han contado!

¡cuántas fábulas y gestas!

¡cuántas paces acordado!

¡cuántas contiendas y guerras!

 

Allí el acuerdo tomado,

allí la trama secreta,

allí el plan esbozado,

ni sabido ni contado:

solo supimos su meta

cuando a su fin fue llevado.

 

La sesión de nuestro hogar

era más sencilla y tierna;

se compartía el alimento

se hablaba de la faena;

se compartían sentimientos

y se confiaban penas;

se compartían alegrías,

planes, proyectos e ideas.

 

Apoyaba en tres fachadas

un escaño de madera,

donde juntos se sentaban

al menos una docena.

 

Era allí el fuego, el calor,

la luz cuando otra no hubiera,

y el humo el castigador

de quien sentado al rincón

frente a la puerta estuviera.

 

De la puerta a la derecha

y muy cercana a la entrada

una mesa estrecha y larga,

de humo ya dura y negra,

sobre unos brazos se alzaba.

 

Sólo horizontal estaba

para la xanta o la cena

o a las cartas se jugaba

en muy largas sobremesas

de noches de invierno largas.

 

Y hasta una humilde velada

que alguna ocasión brindaba,

cuando a juntarse llegaba

gente alegre buena y sana.

 

Allí algún mozo cantaba

la tonada de la tierra

nientras su lengua mojaba

con tinto de la bodega.

 

Allì el abuelo contaba

el cuento que boca a boca

desde tradición remota

aquellas tierras guardaban.

 

Allí el chiste se decía

que de moda circulaba

y mucho reír hacía

el arte de quien contaba.

 

Allí cantaba una copla

la casada y la soltera

que oyera cantar a mozas

o había aprendido en la feria.

 

Sobre la lumbre un gran pote

cuelga de una gamayera

y ésta de muy negro poste

que apoyado sobre un gozne

puede girar dentro y fuera

del calor de la llariega. 

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