lunes, 23 de diciembre de 2019

ECO.51 Música por favor: La electrificación de Bob Dylan

Música, por favor: La electrificación de Bob Dylan, por José Rodríguez Millán


Como en todos los ámbitos de la vida, hay momentos especiales que marcan un antes y un después en la historia.  En la música moderna hay bastantes: el descubrimiento de Elvis Presley por la secretaria de Sun Records, el viaje de los Beatles a EEUU en 1964, el punk rock de 1977,  la electrificación de Miles Davis en 1970 con “Bitches Brew”… Ahora vamos a recordar otra electrificación que marcó época: la de Bob Dylan en el festival folk de Newport de 1965. Probablemente, los artistas que más han influido en la música moderna desde los años 60 son los Beatles y Bob Dylan.

La invitación para actuar en el festival ofrecía la oportunidad de actuar ante un público “enrollado” y ante periodistas de todo el mundo. El festival de 1965 se había convertido en el centro de la cultura americana aquel verano. Era dirigido por una junta de veteranos folkies de Nueva York: Alan Lomax, Pete Seeger, Peter Yarrow (éste, menos veterano) y algunos más. 

Las reglas que determinaban a quien se invitaba eran estrictas, venciendo en abril de cada año. Yarrow presentó en junio a la junta la actuación de la Paul Butterfield Blues Band, lo que no les cayó en gracia, ya que, además de que la petición llegó tarde, los de Paul Butterfield eran jóvenes que tocaban con instrumentos eléctricos y amplificadores. Los miembros de la junta reverenciaban a los antiguos intérpretes de folk, pero desconfiaban de los jóvenes que los imitaban.

Hasta este momento, los de la vieja guardia consideraban a Dylan como un joven cantautor acústico que escribía poderosas canciones sobre la justicia, el racismo y la guerra. En el cierre del festival de 1963 cantó junto a Pete Seeger y Joan Baez canciones populares, con lo que estaban encantados, pero Dylan ya empezaba a escribir sobre cosas que ya no se entendían fácilmente; por ejemplo, sobre su vida interior. Acababa de grabar el disco “Highway 61 revisited”, que sonaba a desafío hacia el viejo mundo folk.  En el festival de 1965 ensayó tres temas con la Paul Butterfield Blues Band. Los puristas del festival estaban muy mosqueados.

El festival duraba cuatro días, con conciertos cada noche y talleres de música durante el día. La primera aparición de Dylan fue en el taller de composición, donde apareció con su aspecto familiar de trovador acústico. Pero no llevaba una camisa de trabajo y vaqueros, como antes, sino ropa casi hippy, lo que ya parecía una provocación para algunos. En el taller de blues, la banda de Butterfield hizo un pase ruidoso -el volumen llegaba a otros escenarios- pero triunfal.

El concierto final de Dylan era el domingo por la noche. Empezó a tocar con la Paul Butterfield Blues Band los tres temas que habían ensayado. El volumen nos parecería bajo en la actualidad, pero entonces fue lo más alto que se había oído nunca. La junta ordenó bajar el volumen para la segunda canción, pero en el control de sonido (donde estaba Yarrow) los técnicos, que sabían que estaban viviendo algo histórico, se negaron.

Tras la tercera canción, Dylan dejó el escenario. En general, a todos les había apabullado el volumen y la brillantez de la música. Unos querían más y otros abucheaban. Pero el cambio ya había llegado. Dylan salió de nuevo al escenario para terminar su concierto, esta vez sólo con guitarra acústica. Tras él, otros artistas salieron al escenario, pero nadie les hizo demasiado caso.

Ni el mundo de los festivales ni el de la música popular fueron los mismos desde la noche del 25 de julio de 1965. Antes de esto había rock’n’roll clásico, música pop, canciones de amor, blues… Esto era distinto. Esto fue el nacimiento del rock. No hubo acuerdo sobre si la actuación eléctrica de Dylan era buena o mala, pero los aficionados no tuvieron más remedio que seguir sus ramificaciones hacia el futuro.

Por cierto, esto está sacado del libro “Bicicletas blancas”, de Joe Boyd, productor ilustre y técnico de sonido de aquel festival de Newport de 1965. Recomiendo encarecidamente su lectura. Las recomendaciones musicales de esta entrega son:

Revolver                                       (The Beatles)
Kind of blue                                 (Miles Davis)
Before the flood                           (Bob Dylan and The Band)
Never mind the bollocks              (Sex Pistols)
Ambient 1: Music for Airports     (Brian Eno)
 

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